Ja Morant y la revolución de los Grizzlies

Para sorpresa de todo el mundo, los Grizzlies se han convertido en uno de los equipos del momento. No eran muchas las expectativas que se tenían a corto plazo sobre ellos, pero lo cierto es que con ya media temporada regular transcurrida no hay duda de que son una de las revelaciones del campeonato y un serio aspirante a ocupar un puesto playoffs. Si contamos desde el 9 de diciembre, solo los Bucks y los Jazz suman más victorias en su casillero, lo que muestra a las claras que estamos ante un plantel completamente competitivo y, lo que resulta aún más chocante, un conjunto de lo más atractivo para el espectador.

Sin entrar en debates irrelevantes sobre estilos de juego, resulta relativamente obvio que Memphis no se ha caracterizado históricamente por ser la cuna del highlight. Esto no tiene necesariamente nada de malo, pues los años del Grit & Grind fueron los mejores de la franquicia a nivel de resultados y dotaron a la misma de una identidad, pero todo ciclo tiene su fin y los de Tennessee necesitaban renovarse. Y vaya sí lo han hecho.

Con la llegada de Taylor Jenkins, el juego de los Grizzlies ha tomado un cariz notablemente más moderno y, por qué no decirlo, vistoso. Estamos inequívocamente ante el equipo más ofensivo que jamás haya visto el FedEx Forum, como lo demuestra el hecho de que el ritmo al que juegan (103,2 posesiones por partido) y los puntos logrados por cada 100 posesiones (109,8) son, con una amplia diferencia, los más altos en la historia de la franquicia. Esto, como es obvio, da lugar a que el equipo anote más por partido que nunca (113,6), y de hecho lo hace con una distancia sideral sobre su segundo mejor dato histórico (103,5).

Todo esto nace de la agresividad de su ataque, basado en gran parte en una búsqueda constante del aro gracias a la habilidad de varios de sus jugadores en la penetración (ya llegamos a Morant, tranquilos). Una vez han generado ventaja mediante el uno contra uno, no dudan en castigar con una bandeja o penalizar las ayudas doblando el balón, y no en vano son el equipo que más puntos suma en la pintura y el segundo con un mayor porcentaje de canastas asistidas. Si a esto le añadimos que solo tres franquicias anotan más al contraataque, tenemos a un equipo renovado, veloz y de visión obligatoria para cualquier amante del baloncesto.

Una estrella incipiente

Siendo justos, habría que mencionar a varios jugadores para analizar el buen rendimiento de este equipo. Estos Grizzlies no estaría donde están sin el nivel de acierto de Jaren Jackson Jr. y Dillon Brooks y sin el dominio de Jonas Valanciunas en la pintura. Pero no nos engañemos. Si apetece verlos jugar noche sí, noche también es por Ja Morant.

El ex de Murray State es un jugador que encandila a los pocos minutos. Su chispa, su forma de botar, sus mates, sus pases… Es imposible que no entre por los ojos, y actuaciones como la del martes ante los Rockets demuestran que tiene una capacidad enorme para dejar jugadas digas de verse repetidas varias veces. Pero quedarse en eso sería banalizar enormemente su importancia, pues Morant es, con apenas 35 partidos en la NBA, un enorme generador de juego y el eje central de los de Jenkins.

Su cambio de ritmo y su explosividad hacen de él un base muy difícil de frenar en el uno contra uno, y una vez que ha roto la defensa sus opciones son múltiples. Es un excelente finalizador en el aro, pero lejos de lo que sería comprensible en un jugador de 20 años con esta virtud son pocas las veces que tiende a precipitarse, y es capaz de interpretar perfectamente la defensa rival y tomar la decisión correcta. Su lectura de juego y su capacidad de asistir son brillantes, hasta el punto de que incluso conceptos teóricamente prohibidos como saltar antes de dar el pase acaban convirtiéndose en virtudes, pues pocos hombres tienen su habilidad para encontrar siempre al compañero abierto y hacerle llegar el balón en buenas condiciones.

Actualmente, Morant lidera la clasificación de rookies tanto en puntos como en asistencias por partido (18 y 6,9 respectivamente) con una distancia enorme, y sus números no hacen sino mejorar con el paso de las semanas, lo que hace que un regreso estratosférico de Zion Williamson se antoje como la única opción de poner ligeramente en jaque su condición de Novato del Año. Sin embargo, su temporada trasciende los galardones individuales, pues no hay duda de que es el gran responsable de que unos Grizzlies que parecían destinados a tomarse las cosas con calma sean uno de los equipos de moda y un serio aspirante a plantarse en playoffs.

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(Fotografía de Brandon Dill/Getty Images)


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