Tras sus primeras experiencias como entrenador, pocos aficionados de la NBA imaginaban una temporada tan notable para Jason Kidd. Hace no demasiado tiempo, los Mavericks eran un equipo que basaba su juego en el ataque, amparados a Doncic y al acierto de sus tirados. Sin ir más lejos, cerraron la temporada 2019-20 con un rating ofensivo de récord: 115,9, es decir, produciendo 115,9 puntos por cada 100 posesiones jugadas. Dos años después, todo ha cambiado.
La temporada comenzó de forma irregular para la franquicia texana. Los movimientos producidos en verano no ilusionaban tanto como se necesitaba y, aunque tras los primeros 10 partidos el récord era de 7-3, la mala racha no tardó en llegar. Tras 25 encuentros los Mavericks tenían un récord negativo: 12-13. Parecía que se empezaban a repetir viejos errores del pasado pero el 2022 cambió la cara de los de Dallas.
Siete victorias consecutivas marcaron el inicio del año. No obstante, poniendo la lupa más allá de los números, lo que realmente ha cambiado es el estilo de juego del equipo. Kidd ha conseguido que los Mavericks den un giro de 180º grados y pasen de ser un equipo ofensivo a una de las mejores defensas de la liga.
Inmersos en una era en la que son varios los equipos que apuestan sus mejores bazas al ataque, los Mavs han decidido ir a contracorriente. En enero, el equipo registró un rating defensivo de 103,3. Se trata de mejor marca de la temporada en un mes. Su defensa les permitió terminar con un rating neto positivo de 7,7, a pesar de que el ataque se atasco en más de una ocasión.
Un trabajo de equipo
Si algo quiso dejar claro Kidd desde que llegó a Dallas como entrenador es que nadie tiene licencia para no ayudar en defensa. Cuando Cuban apostó por él el pasado verano fue, entre otras cosas, porque el técnico les prometió inculcar una cultura de responsabilidad a todos sus jugadores. Los resultados son evidentes. Incluso Luka Doncic, en ocasiones señalado por evadirse de su compromiso defensivo, ha conseguido cambiar el chip.
«De hecho, creo que he mejorado mucho defensivamente», confesaba el esloveno recientemente. «Trato de reaccionar rápido, especialmente porque actúo como un jugador bajo, por lo que puedo anticipar muchas cosas. Pero nuestra defensa es de equipo, como siempre digo. La defensa que están realizando otros compañeros también me ha ayudado a mejorar», concluía.
Tal y como refleja el índice RAPTOR, no hay ningún jugador de los Mavericks que destaque negativamente en defensa. Es cierto que no gozan de un jugador que marque diferencias por sí solo. De hecho, podrían sufrir a la hora de asignar jugadores para controlar a una estrella rival. Sin embargo, ante esta carencia de individualidades, Kidd ha apostado por el valor del grupo. Como ellos dicen, le ha transmitido a la plantilla que los mejores resultados llegan cuando todos reman en la misma dirección.
«Simplemente nos ayudó a comprometernos un poco más», afirmaba Jalen Brunson cuando fue preguntado por la buena imagen del equipo. «Nos ha hecho todos responsables en defensa. Creo que, a grandes rasgos, se trata de poder anticipar una jugada o conseguir que acción que nos haga pensar que, a partir de ella, podemos mejorar en la siguiente posesión».
Una jugada clave
Una de las acciones más puntos han costado en temporadas anteriores a los Mavs ha sido en pick and roll. Sus pívots principales, Dwight Powell y Kristaps Porzingis, cedían el espacio y permitían que los rivales llegasen cómodamente al aro. Definitivamente, este ha sido uno de los aspectos puntuales del juego que Jason Kidd ha cambiado para mejorar la defensa del equipo.
Desde el comienzo de la temporada, los hombres altos de Dallas tratan de anticipar el avance de los adversarios, impidiendo la ejecución de la recurrente jugada. En el vídeo que el propio equipo ha compartido en redes sociales, se puede visualizar como Powell toma perfectamente la iniciativa. Gracias a todo ese espacio que están cerrando, los jugadores exteriores también se ven obligados a realizar muchos tiros en los que están bien defendidos.
Del mismo modo, piezas que en otras temporadas se encontraban desacompañadas en las implicaciones defensivas, como pueden ser Maxi Kleber o Dorian Finney Smith, por fin juegan en un ecosistema que le favorece. Especialmente brillante está siendo el año del alemán, que merece ser considerado como uno de los jugadores de rotación que mejor protege el aro de toda la liga.
Un desafío motivador
Uno de los puntos más bajos de la temporada para los Mavs fue su derrota ante New Orleans Pelicans del pasado mes de diciembre. Kidd habló con los medios tras el partido y transmitió las dudas que todavía tenía con su equipo:«Este equipo no está preparado para jugar a la defensiva, tenemos que cambiarlo». Un desafío ambicioso por el momento en el que lo dijo, pero que sin duda consiguió tocar el orgullo de sus jugadores.
En los 21 partidos anteriores que habían jugado antes del desafío público de su entrenador, la defensa de Dallas estaba permitiendo 106,7 puntos por encuentro y tenía un rating neto de -1,5. En los siguientes 17 partidos desde entonces, bajaron las cifras a 99,3 puntos recibidos por partido y tienen su rating pasó a ser de +5,3. Casualidad o no, el mensaje de Kidd supuso un punto de inflexión en la temporada.
Ya no solo son los jugadores de los Mavericks los que se están dando cuenta de su mentalidad defensiva ha mejorado. Sus rivales también lo ven. El entrenador de los Pacers, Rick Carlisle, elogió recientemente a Kidd por la transformación del equipo. Esta metamorfosis ha sacado la faceta más heroica de los de Dallas. Las declaraciones de sus jugadores denotan que juegan a defender sin ningún tipo de complejo.«La defensa se ha adelantado a la ofensiva», confirmaba Kidd hace tan solo unos días. Y es que el grupo ya cree en el método del técnico.
(Fotografía por Tim Heitman/Getty Images)