Kenneth ‘Speedy’ Smith, el ‘quarterback’ de la G League

“El fútbol (americano) fue mi primer amor. Me ayudó a ser un mejor líder, porque era el capitán a ambos lados del terreno de juego y me permitió ser más comunicativo. Pero llegó un momento en que mis padres y yo pensamos que el baloncesto era una ruta más segura para mí y que podía llegar a ser un buen jugador”.

Kenneth ‘Speedy’ Smith (San Petersburgo, Florida, 1993) amó el fútbol americano por encima de cualquier cosa durante su juventud. Lo practicó hasta bien entrados sus días de High School y, como quarterback, pudo llegar a ser un buen profesional de ese deporte. Sin embargo, el riesgo latente de lesiones en una disciplina tan agresiva, unido al hecho de que la canasta no se le daba mal tampoco, le hizo optar por la vía del baloncesto. En el instituto de Boca Ciega, en su último año, ya dio muestras de que el camino seleccionado podría ser exitoso. Y dejó ya una característica que sería su sello durante su paso por la NCAA y por el baloncesto profesional: su enorme capacidad para pasar la pelota.

Y es que Kenneth Smith dejó el fútbol americano de lado, pero no renunció a lo que pudo aprender de él. Trasladó su potencia como quarterback a las pistas de baloncesto y terminó el instituto con unos promedios en su curso final de casi 10 asistencias por partido.

Uno de los mejores pasadores contemporáneos de la NCAA

En 2011, Smith era un semidesconocido jugador entre la maraña de jóvenes estadounidenses que aspiraban a ser becados por alguna universidad. No estaba en el radar de los grandes lugares de la NCAA ni de los grandes medios de comunicación que elaboran los rankings. Su padre le hizo una cinta de esas de mejores jugadas y la envió allá donde pudo. Pero algo especial debía de tener esa pieza, algo tuvo que ver Michael White que otros entrenadores de NCAA I no vieron o no quisieron ver. El técnico de Louisiana Tech, recién contratado por la universidad y que disponía de cinco becas para completar un roster que había terminado 12-20 en la 2010-11, quedó maravillado por la dureza en el juego de Smith y por su capacidad para asistir. Tanto, que viajó hasta San Petesburgo para ver en directo jugar a Speedy en sus días finales de instituto. Luego, se reunió con el base y con la propia familia. Y les ofreció una beca, la única de toda la NCAA I que llegó a manos de la familia Smith, que aceptó el encargo.

Reclutado por Louisiana Tech, todavía en la Western Athletic Conference, para el inicio de la campaña 2011-2012, Smith cumplió el ciclo completo con los Bulldogs. E hizo historia en la universidad y en la NCAA. Fue el dominador de Louisiana Tech tanto en asistencias como en robos y en 2015 salió de allí como líder histórico en ambas clasificaciones, además de ser el jugador que más partidos de titular celebró con la camiseta del equipo (118 de 140 posibles). Sin embargo, sus logros no se acotaban a su plantel universitario, sino que se extendieron a toda la Western Athletic Conference, a la Conference USA donde empezó a jugar en 2013 e incluso a la NCAA. Smith coronó sus años en las aulas con el Premio al Mejor Jugador de la Conference USA 2015, un galardón que en pasado conquistaron jugadores como Dwyane Wade.

Esa temporada 2014-15 la cerró como el quinto mejor pasador de toda la NCAA, aunque sus mejores prestaciones se habían visto unos meses antes, cuando en la 2013-14 acabó como el segundo mejor pasador de toda la NCAA con un promedio de 7,7 asistencias por duelo. Si ustedes acuden al ranking de actual de los mejores asistentes de la NCAA desde 1985, ahí, en el puesto 17 encontrarán a Smith. A todo ello, apariciones en los Quintentos Ideales tanto de la Western Athletic Conference como de la Conference USA, además de premios al Jugador Defensivo del Año.

“Es el mejor pasador del país”, apuntaría White en 2015, cuando la ley de la vida hizo que Smith dejara la NCAA para ganarse el pan con el baloncesto. “Va a jugar en la NBA”.

“Lousiana Tech es mi hogar. Tuve algunos de los mejores años de mi vida allí, junto con Mike White y Dusty May (entrenador asistente). Esos dos tipos me ayudaron a crecer. Me hice un nombre”, apunta ahora para nbamaniacs Smith. Lo hace desde Gran Rapids, donde juega en la G League para el afiliado de los Pistons. A sus 24 años vive su tercer curso en la liga de desarrollo. Y por fin está sobresaliendo. Pero nada fue fácil hasta llegar aquí.

El tobillo borró el sueño del Draft

Con esta tarjeta de visita, con ese nombre universitario,  Smith se apuntó al Draft de 2015 y realizó algunos entrenamientos previos con diferentes franquicias de la NBA. Los problemas para este base venían por dos flancos diferentes. El primero, la propia naturaleza de su juego, que arrojaba una figura discreta en el tiro, no excesivamente fuerte físicamente para sus 190 centímetros ni excesivamente rápido. De hecho, como él propio Smith comenta para nbamaniacs, su mote de Speedy viene del momento de su nacimiento y fue puesto por su abuela, porque la criatura no llegó ni a la sala de partos y fue dada a luz en el pasillo del hospital cuando nadie lo esperaba y sin que fueran conscientes de lo que había ocurrido. En un visto y no visto, Kenneth Smith vino al mundo.

El segundo problema que afrontaba Smith era circunstancial: arrastraba una lesión de tobillo heredada de su último partido con los Bulldogs. “Venía de una durísima lesión. Hice lo que pude en los workouts previos al Draft, pero fue difícil. El dolor cada día era inimaginable. Hice todo lo que pude para mostrar quién era y todo lo que di en esos entrenamientos estuvo muy bien. Obviamente, no bastó”.

Un lesionado Smith no convenció a ninguna franquicia a pesar de que algunos informes en los meses previos al Draft le habían dado algunas posibilidades de salir en la segunda ronda. Tras ello, tuvo un breve debut profesional en Letonia, de la que se volvió en noviembre de 2015 tras ser despedido por el VEF Riga.

Diez años después de perder a su hermano, asesinado por dos hombres enmascarados en su domicilio de Florida, en un caso nunca resuelto y que marcó para siempre a Smith, el base recibía un varapalo profesional. Su viaje a Europa había terminado pronto.

La llamada de Los Angeles… D-Fenders

En enero de 2016, Smith, el chico que se crecía con cada revés, el chico al que ese tobillo no le dejó enseñar todo su potencial en las previas del Draft, pero que usó la lesión y los disgustos posteriores para hacerse más duro mentalmente, se enrolaba en Los Angeles D-Fenders, ahora conocidos como los South Bay Lakers, el afiliado de Los Angeles Lakers en la NBA.

Fue temporada y media la que estuvo en California, porque la 2016-17 también la destinó en el vinculado angelino de la G League. Pero algo pasaba con Smith. Durante ese curso y medio en los D-Fenders, sin nunca llegar a haber sido un portento anotador, sus números ofensivos eran mediocres. Pero por encima de todo, la cualidad que había maravillado a muchos ojeadores un par de años atrás parecía seca: Smith apenas dio 2,5 asistencias por encuentro en la 2015-16; 3,9 en la 2016-17. Pobre. Y más para él, que llegó a ser catalogado como uno de los mejores del país en la materia de las asistencias.

El traspaso a los Grand Rapids

“Es una bendición estar donde estoy. Estoy creciendo realmente como base”. En octubre de 2017, en el entorno de la G League saltaba una noticia de cierto impacto. Los derechos del otrora excelso pasador Kenneth Smith eran enviados desde los South Bay Lakers a los Grand Rapids Drive a cambio de una segunda ronda del Draft de la G League 2017. El base cambiaba California por Michigan. Y cambiaba una carrera algo insulsa por una oportunidad perfectamente aprovechada desde el principio.

Después de casi dos meses de competición en la G League 2017-18, Smith ha vuelto a ser el que era en sus días de NCAA. La transición del mundo universitario al profesional es dura y se lleva por delante a  muchos jugadores. A sus casi 25 años, Smith ha conseguido salir del trance. Titular con los Gran Rapids Drive en 11 de los 21 partidos celebrados hasta el pequeño parón navideño del equipo, Speedy firma 8,5 puntos, 4,3 rebotes, 6,8 asistencias (11º mejor de toda la G League) y 2,0 robos (12º de toda la liga). Ha incrementado mucho sus medias, ha firmado su récord personal de asistencias en un partido (16), de robos (6) de tiros libres convertidos (8) y de rebotes capturados (10). Ha firmado algunos dobles-dobles e incluso ha merodeado el triple-doble en alguna cita. Y juega más que nunca, con una media de más 30 minutos sobre el parqué.

Todo ello es consecuencia de su aterrizaje en el afiliado de los Pistons, sí, pero si no hubiera insistido en mejorar este verano, si no hubiera trabajado tan duro, nada habría sido igual. “Este verano tuvo algunos entrenadores que me ayudaron a desarrollar mi cuerpo al punto donde necesita estar. Ben Patrick me ayudó a poner a punto mi cuerpo para competir en la pista y A.J. Williams contribuyó a mejorar cualquier aspecto que me ayudara a crecer como jugador. Ellos son la gran razón de mi mejora este año”.

Como siempre, la NBA al fondo

Todo jugador en la G League tiene un discurso, más veraz o no, con la NBA como telón de fondo, como objetivo final. Smith no es la excepción y casos de perfiles con menos prestaciones y recorrido que el suyo señalan que nada es imposible. De hecho, no es una locura creer que en algún momento Speedy pueda ser llamado por la gran liga.

Pero antes hay que crecer. Crecer es la palabra en la que vive Smith, la que repite en su relato. “La G League es una gran oportunidad para mí. Es muy buen punto desarrollarse en un entorno NBA. Quiero crecer aquí, mejorar en el área del juego que tengo que mejorar para serun jugador de NBA sin discusión. Mi plan es adaptarme al equipo NBA que apueste por mí. Tengo la mente puesta en la NBA, nada menos. Mi futuro es la NBA. ¡Speedy Smith es un base de la NBA!”.


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