Kyle Korver en los Utah Jazz, más de lo que parece

Mucha gente esperaba a Kyle Korver volviendo a Philadelphia, donde pasó cinco temporadas desde sus días como novato en la NBA. Hubiera supuesto la guinda exterior para un proyecto que ha afilado sobremanera su armamento en los últimos meses. Tiro exterior es lo que buscan (necesitan) reforzar y eso mismo es donde más suma Korver. Sin embargo, el atemporal jugador terminó traspasado a Utah Jazz. Korver ya conoce lo que es jurar bandera en el estado mormón (dos temporadas y media de 2007 a 2010) y a simple vista su llegada a los Jazz resulta algo inexplicable si se tiene en cuenta que el actual grupo de Utah fundamentó gran parte de sus victorias en una defensa marcial; no obstante el movimiento tiene mucho más sentido del que parece de manera superficial.

Para empezar, los Jazz son ahora mismo el tercer peor equipo lanzando de tres (31,9 por ciento) de toda la liga. No tiran precisamente pocas veces (31,5 por noche, justo en la mitad de la NBA en este aspecto), lo que hace más sonora su falta de acierto.

La pasada temporada (qué temporadón, acabaron quintos del Oeste y tocaron semifinales de conferencia) los Jazz alcanzaban un 36,6 por ciento de acierto. Lanzaban menos veces incluso (29,6) pero acertaban más (10,8 ocasiones por los 10,0 de este año). Nunca han sido un sistema que se alimente exclusivamente del triple pero sí era un recurso importante más aún cuando Rudy Gobert conseguía atraer atención extra en la pintura. Ya se sabe, bien rodeado por fuera, un pívot como el francés puede ser el mejor ecosistema para desarrollar un edificio en torno al acierto en triples. Lo tenían y lo explotaban. Pero esta temporada se acabó.

Eso es lo que está fallando, el acierto. Y para lo que llega Kyle Korver. El ex de Cleveland llega con un 46,3 por ciento de puntería desde la línea de tres puntos esta temporada, lo que supone el cuarto mejor registro (es momentáneo) de una longeva carrera de 15 años y subiendo. A sus 37 primaveras, la escopeta sigue mejor afinada que nunca.

No ha jugado demasiado Korver este curso con unos Cavs (15,7 minutos de media en 16 partidos) ya decididos a apostar por el producto más joven. Eso no fue motivo para que el jugador rebajase sus porcentajes desde fuera.

El catch&shoot

Korver puede ser también un bálsamo en otra de las taras de los Jazz esta temporada: el triple en catch&shoot.

Utah ha pasado de ser un conjunto de élite en este aspecto (quinto mejor de la liga con 38,5 por ciento de acierto) a, directamente, el peor. Esta temporada han reducido sus porcentajes hasta un 31,2 por ciento.

Tara indecible hasta el momento para Utah este año y música para los oídos de Korver. El escolta lanza un 64,5 por ciento de todos sus tiros en este tipo de lanzamiento (el 53,9 de sus triples son en catch&shoot); y desde el triple tiene un acierto del 46,3 por ciento. Un seguro de vida en lo que lanzamiento exterior se refiere, ya se sabe. Y más en este tipo de levantamiento catch&shoot.

Todos han empeorado

Ahí reside la gran fortaleza de Korver que los Utah Jazz deberían explotar, el triple en movimiento y recibiendo tras tirar. Más aún cuando los porcentajes de triples esta temporada en todos sus exteriores han rebajado prestaciones: Donovan Mitchell (de 34,0 a 28.9), Joe Ingles (de 44,0 a 38,5), Jae Crowder (31,6 a 29,2), Ricky Rubio (35,2 a 31,6), Dante Exum (27,8 a 27,0), Royce O’Neal (35,6 a 34,8) o Raul Neto (40,4 a 25,0).

Curiosamente todos (todos, caray) empeoran sus registros de la temporada pasada, de igual manera que también el bache se traduce en el colectivo, como hemos visto al principio.

Ayuda para Gobert

Otro punto en el que Korver puede ayudar es a descongestionar la pintura. Rudy Gobert no ha comenzado todo lo acertado que debería y eso lo está notando su equipo. El pasado curso los Jazz eran la mejor defensa por partido de la liga (99,8 puntos concedidos) y también la mejor cada 100 posesiones (102,9). Y era en base a su gran cierre sobre la pintura, era su baluarte, cosa que no está siendo tal esta temporada. Este año han empobrecido su muralla global hasta ser la número 13º (107,5 puntos cada 100 posesiones) de la NBA. Con ello, han tirado por tierra la identidad que el año pasado les llevó a ser uno de los equipos más incómodos de la competición.

Y qué puede hacer Korver (nunca un especialista defensivo) en todo esto. Su amenaza exterior puede favorecer que Gobert pueda actuar con más espacio en ataque y por tanto que mejore su rendimiento. Primero en ataque y después migrando esa confianza también a la defensa, la gran virtud del jugador francés.

Esto cobra todavía más importancia si se tiene en cuenta el gusto de Quin Snyder por jugar con dos hombres altos (Gobert y Derrick Favors). Este quinteto fue de los que mejor funcionó la pasada temporada en Utah (el más usado con 450 minutos en pista). Pero este año está descarrilando, ya que cuando los Rubio, Mitchell, Ingles y los jugadores grandes están en pista, los Jazz no fluyen en ataque. Con esa combinación de jugadores solo están anotando 97 puntos cada 100 posesiones, lo cual les dejaría como el peor ataque de la NBA de largo (honor de Atlanta, 100,7 tantos).

De esa manera, la descongestión interior que Korver puede insuflar en su nuevo equipo podría también ir en beneficio directo de Utah.

Un calendario duro

Qué duda cabe que el veterano escolta ha llegado a los Jazz para levantar su acierto tirando desde fuera, pero empezando por ahí, la labor de Korver puede ir atornillando también otros cabos sueltos que resultan clave en el equipo de Snyder.

Y no nos engañemos, a sus 37 años Korver no va a ser la diferencia entre el bien y el mal en su nuevo equipo. Su sola presencia (y no va a jugar 40 minutos) no hará cambiar las cosas, pero sí puede favorecer que todo fluya de una manera más apropiada.

Tampoco olvidemos que los Jazz se han enfrentado a un calendario difícil hasta el momento, con hasta 15 de 22 encuentros totales ante rivales de la Conferencia Oeste (la más fuerte). Según la métrica americana conocida como Strenght of Schedule, el de los Jazz ha sido el tercer arranque más complicado de toda la liga (tras los de Blazers y Suns).

En base a lo expuesto el pasado curso, Utah tiene que empezar a recuperarse tarde o temprano. Y Korver puede ser un analgésico (y antipirético) que influya más de lo que parece a simple vista.

(Foto de portada Gregory Shamus/Getty Images)


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