Kyle Wiltjer aprovecha la D-League

Los Rio Grande Valley Vipers están dando mucho que hablar en estas primeras semanas de D-League. Justo a un día de cerrarse las plantillas de la NBA, Gary Payton II era cortado por los Rockets y enviado como jugador afiliado a los propios Vipers.  Mike D’Antoni prefería a Bobby Brown, ya saben, el amigo de Harden, y a Kyle Wiltjer. Apenas tres semanas después, Wiltjer era enviado a los Vipers. Su hoja estadística con la franquicia de Houston se resumía en 3 partidos, 0 puntos, 2 rebotes y  6 minutos en total. Bagaje muy testimonial para la NBA, en la que era la primera experiencia profesional del alero procedente de Gonzaga.

Kyle Wiltjer no entró en el draft de 2016, pero pudo ganarse un sitio en la rotación texana para la 2016/17. Sin embargo, como otros novatos a lo largo de los tiempos, pronto fue enviado a la D-League, coto de formación de tantos y tantos jugadores. Y el de Oregón ha aprovechado su paso por la liga menor para volverse a ganar un lugar en la disciplina de Mike D’Antoni.

Tras cinco partidos y una semana con los Vipers, Wiltjer enseñó a los rectores superiores que tiene potencial y nivel para pegar a la puerta de los Rockets, de nuevo.

Cinco noches en la D-League, saldadas con 21 puntos, 6 rebotes y 2 asistencias de promedio. Kyle Wiltjer ha sido el jugador más empleado por el equipo en este primer tramo de curso, que se ha saldado con un buen balance de 4-1. Nadie ha jugado más minutos que él (34,3 de media). Y Wiltjer ha respondido a esa confianza de una manera notable. Para enmarcar, su choque frente a los Maine Red Claws, donde registró un doble-doble, con 33 puntos y 11 rebotes. En su pelea particular con Gary Payton II, le ha vuelto a ganar la partida al hijo de The Glove, también en la D-League, donde el base presenta 10,6 puntos, 7,6 rebotes y 2,2 asistencias para 29,2 minutos en pista.

¿Y ahora?

Wiltjer ha sido rellamado por los Rockets junto a Chinanu Onuaku, que todavía no ha disputado partido oficial en la NBA, pero que fue famoso en la pretemporada por lanzar tiros libres a cuchara.

Onuaku, rookie también, ha firmado en la D-League dobles figuras, con 12,2 tantos y 13 capturas por velada.

Una de las rémoras que le pueden dejar sin minutos a Wiltjer en su segunda intentona dentro de los Rockets es la cierta fragilidad defensiva que presenta, acrecentada en un esquema de juego rápido como el que ofrece D’Antoni.  Wiltjer tiene un excelente tiro exterior y es muy buen triplista (42,5% en su carrera NCAA entre Kentucky y Gonzaga), lo que puede jugar a su favor en momentos puntuales dentro de la rotación.

Eso sí, el alero se ha servido muy bien de una competición como la D-League y ha exprimido al máximo la ocasión y la oportunidad de sobresalir en una competición menor. Sus actuaciones con los Vipers le vuelven a poner en el foco de los mejores. Por contrato no puede ser traspasado hasta el 23 de diciembre a otra franquicia NBA. Quizá en este periodo pueda convencer a D’Antoni de que merece un lugar, aunque sea en la cola de la rotación, y sacar buen provecho de los 543.000 dólares reflejados en su contrato para esta 2016/17 (aunque sólo son garantizados 250.000).

Por algo se empieza.


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