La eterna adaptación de los Grizzlies

Los Memphis Grizzlies comprenden el mejor ejemplo actual de adaptación al medio NBA y a los distintos cambios, desafíos y obstáculos que incorpora la competición, algunos de ellos inevitables. En el caso concreto de los de Tennessee, además, irrumpe el hándicap añadido de competir en un mercado pequeño que obliga a priorizar –y tener muy buen ojo– el draft sobre la agencia libre.

Así, los Santi Aldama, David Roddy, Jake LaRavia y compañía han tenido que adelantar plazos en su aprendizaje al ser lanzados casi de inmediato al ruedo de la liga. No solo por las lesiones que han ido mermando a alguno de los mejores jugadores de la plantilla, sino también a causa de la salida del equipo de piezas importantes de la rotación como Kyle Anderson o De’Anthony Melton.

El último y más reciente reto al que han hecho frente los Grizzlies ha sido la lesión de Desmond Bane, quien estará, al menos, otras tres semanas más de baja debido una lesión en el pie derecho. Se trata de una ausencia delicada pues el escolta había terminado de explotar en este arranque del que es su tercer año en la NBA, como lo demuestran los 24,7 puntos que promedia por partido.

Los Grizzlies ya habían hecho frente antes a otras bajas importantes como las de Ja Morant y Jaren Jackson Jr. sin apenas perder fuelle competitivo. De hecho, registraron un récord de 20-5 sin su base estrella la pasada temporada. Sin embargo, los de Taylor Jenkins perdieron cuatro de los cinco primeros encuentros sin Bane, lo que sugería que su importancia dentro del equipo era quizá más importante de lo que se esperaba en un primer momento.


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