Las múltiples caras del play-in

Todavía se utiliza en los debates la expresión de “si no fuese por el play-in…”. Admitámoslo, tres temporadas inmersos en el invento (cuatro si se ...

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Por David Sánchez

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Todavía se utiliza en los debates la expresión de “si no fuese por el play-in…”. Admitámoslo, tres temporadas inmersos en el invento (cuatro si se tiene en cuenta la burbuja), resulta iluso pensar que es algo temporal. El play-in ha llegado para quedarse y ya ha instaurado en la mente del aficionado un nuevo contexto desde el que entender la competición. 

Emerge entonces una pregunta: ¿Para qué fue creado el play-in? Para hacer justa (si es que el término existe en deporte) la participación de todos los equipos que acudieron a Orlando para finalizar la temporada 2019-20 que el COVID-19 zarandeó. Vale pero, ¿cúal es la razón de su vigencia pasado el gabinete de crisis? 

Probablemente lo más realista sería enmarcar al torneillo como una de las medidas que la liga ha impulsado en los últimos tiempos con el fin de combatir el tanking junto a otras como la remodelación de la lotería del Draft. Pero lo cierto es que existen tantas respuestas como perspectivas desde las que se mire al valor que ahora tienen las plazas del séptimo al décimo de ambas conferencias. Y lo que se está viendo en la actual temporada da para resumir buena parte de las mismas.

Wild, wild West

Las múltiples caras del play-in

El Oeste ha vuelto a ser El Salvaje. Buena cuanta pueden dar de ello los Sacramento Kings, que con una temporada prácticamente idéntica a la pasada a estas alturas han pasado de ser terceros a pelear por mantenerse en puestos de acceso directo al play-in. Esto convierte la batalla del play-in de esta conferencia en la utilidad más elevada de lo que es el propio play-in. Proporcionar oportunidades reales de playoff a equipos que, por nivel, lo ameritan.

Es interminable la lista de buenos equipos a los que el Oeste ha dejado fuera de playoffs a lo largo de los años por la exigencia que conlleva ser uno de los ocho mejores equipos allí. La normalidad era ver a conjuntos que superaban de forma holgada el 50% de victorias quedarse a las puertas mientras en el Este un récord negativo podía significar incluso un séptimo puesto. 

Este curso Warriors, Lakers, Mavericks, Suns, Kings y Pelicans se han ganado una oportunidad en la pista; aunque cada uno de ellos mira a la previa de los verdaderos playoffs con ojos distintos. 

Viejas glorias al ralentí

Golden State y Los Angeles, con matices, tienen una perspectiva similar. Ambos tienen muy claro los aspectos irrenunciables que les harán competitivos de cara a las eliminatorias. Mantener sanos o disponibles a los dos pilares de cada uno (James y Davis por un lado, Curry y Green por otro) y hacer que el resto, de una manera u otra, pueda sostener el dominio individual de esas piezas. 

La edad de sus grandes estrellas hace que esto no sea tan sencillo como enviar a Shai o Ant a la guerra, por lo que la economía del esfuerzo se convierte en un factor mucho más importante en sus temporadas y el play-in en posibilitador del modus operandi que Lakers ha parecido abrazar ya de forma permanente y con el que Warriors ya jugueteó hasta quemarse en 2021. Esa misma veteranía les lleva a extremar urgencias, pero la experiencia les empuja a pensar que, llegado el momento de competir, van a estar a la altura. Ahora mismo ambos parecen haberse descolgado del ‘lado bueno’ del play-in y la NBA se frota la mano con un nuevo LeBron-Steph a todo o nada. 

Con la decepción en los talones

Tal y como están las cosas este año no se pueden hacer demasiados malabares para elegir contrincante de primera ronda. Aunque es algo que, simplemente, rara vez ocurre. Por eso, para Suns y Mavericks el play-in supone un escollo a evitar a toda costa. Sobre todo por la poca fiabilidad que ambos han demostrado durante este curso en el día grande. Las dos plantillas, especialmente la de Phoenix, están pensadas para mirar más a zona de factor cancha que al séptimo y el octavo puesto. Pero las lesiones (en el caso de ambos) y ciertos vaivenes de juego les tienen ahora en una encarnizada pelea frente a los Kings. 

Los Suns tienen una de las situaciones salariales más complicadas mirando al corto plazo. Todo lo que sea caer en el play-in o en primera ronda dependiendo de las sensaciones podría significar replantearse el proyecto de pies a cabeza por mucho que Matt Ishbia diga que confía en él a medio plazo. En cuando a Dallas, aunque vengan de no meterse ni siquiera en play-in el anterior curso, a este grupo siempre se le va a juzgar con respecto a Luka Doncic. Haberse vuelto a mover en el mercado sacrificando el medio plazo pone aún más presión.

Igual pero distinto

De este grupo saco a Sacramento por tener una situación algo distinta. Y es que, como ya se ha mencionado, su curso no está siendo necesariamente peor que el anterior. Recordemos, el primer año que lograban clasificarse a playoffs en casi dos décadas. Caer fuera del factor cancha y perder en una primera ronda competida no sería ningún drama para unos Kings a los que quizás se les echa en falta haberse movido más en off-season y mercado. Pero el play-in sí puede ser un batacazo para sus aspiraciones. 

Cualquier equipo necesita sentir que evoluciona de una temporada para otra. Esta podría ser una campaña de consolidación del proyecto de Mike Brown, De’Aaron Fox y Domantas Saboni. Sin embargo, caer al play-in sería un primer indicativo de paso atrás o estancamiento, mientras quedar apeado en esas instancias sí puede hacerles sentir que el techo se ha tocado demasiado pronto. 

Los Pelicans, por el momento, miran más a la cuarta posición de los Clippers que ya acechan. En su caso, otros años han podido salvaguardarse en las lesiones para explicar sus caídas. Tanto como para ser el mejor equipo de la conferencia en algún punto del pasado curso y acabar la regular season en un play-in que supo a poca cosa y del que salieron sin pena ni gloria. De nuevo, volver a caer a esos puestos les dejaría fuera de lugar y con dudas respecto al momento de la franquicia. 

Tortazos en el Este

Las múltiples caras del play-in

El Este es distinto, a pesar de tener a ocho equipos por encima del 50% de triunfos.  Aquí sí hay equipos en crecimiento que pueden acabar disputándolo, mientras en el Oeste Thunder y Timberwolves ya han dado el siguiente paso. Ese es otro de los principios de la existencia del play-in. El ser un premio para conjuntos jóvenes que adquieren sensación de progresión y una oportunidad de visitar playoffs por primera vez. Eso sí, a veces evitarlo y pasar directamente a ‘la postemporada de los mayores’ puede acabar siendo contraproductivo por situar altas expectativas demasiado pronto. 

Jóvenes y alocados

Es el caso de Orlando Magic e Indiana Pacers. Dos grupos que han dado el salto este año para meterse entre los ocho mejores del Este. Sobre el papel, los dos tienen argumentos para sentirse equipos de playoff. No obstante, la caída por distintos factores de Sixers y Heat (ahora vamos) a esta altura de la tabla es tramposa para sus perspectivas. En el contexto actual de la conferencia, Magic y Pacers son equipos con estatus de la parte buena del play-in. Y, entendiendo que no es algo grato, cuesta pensar que cualquiera de los dos se viese decepcionado por disputarlo. Pero el acceso directo parece tan cerca…

Bala en la recámara

El análisis con Philadelphia es sencillo: el play-in para ellos es un amortiguador a la espera de que regrese Joel Embiid. No tienen urgencia ni prisa, solo la obligación de tener algo por lo que competir en caso de que vuelva su MVP. Además, este verano van a ser el contender mejor posicionado para moverse en el mercado por estructura salarial, por lo que pueden ponerle el asterisco al curso sin entrar en debates demasiado profundos. 

No todos los días es fiesta

Con Miami la cosas cambian. Una temporada más, Erik Spoelstra ha tenido que hacer prácticamente magia para combatir las lesiones que han asolado a la plantilla de los de Florida. Especialmente a Jimmy Butler, que a estas alturas se ha perdido ya 21 partidos. A los Heat siempre les tenemos en un aparte por la versión que acostumbran a mostrar en playoffs, casi independiente de la de liga regular. 

Este curso de hecho están mucho mejor por juego, sensaciones y estado de forma de sus jugadores. Jaime Jáquez ha sido una sorpresa absoluta, Bam Adebayo sigue siendo un candidato al DPOY y ha dado un paso adelante en ataque, Duncan Robinson ha evolucionado en todas las facetas del juego y Terry Rozier tiene puntos en las manos que nadie más parece poder aportar. Ahora bien, son el equipo con peor net rating (+0,5) de los que están en la lucha y estarían cometiendo un error al pensar que pueden plantarse todos los años en las finales desde el play-in. Con Spoelstra recién renovado por ocho años el largo plazo está asegurado en South Beach, pero poner en riesgo años del ‘proyecto Jimmy Butler’ debería ser algo a evitar. 

¿Hay alguien ahí?

Llegamos a la zona infame del play-in, aunque hay niveles de incompetencia. Para Bulls y Hawks el play-in es lo mismo: una excusa. Es el salvoconducto para que Arturas Karnisovas cierre un mercado de traspasos más sin moverse y pueda decir que quieren “seguir siendo competitivos”. Es el pretexto para que Atlanta continúe un año más inmerso en una rampante mediocridad. 

Esta misma temporada he criticado duramente la gestión del actual proyecto de los Bulls. Paralizados ante lo que es un final de trayecto más que evidente. Esto no quita que lo que están haciendo sus jugadores como individuos sea encomiable. Ahora mismo DeMar DeRozan lidera la liga en minutos por partido (37,7) y minutos totales (2487). Coby White ha roto a jugar y es el principal candidato al Jugador Más Mejorado, así como el único jugador autosuficiente de la plantilla junto a DeRozan. Alex Caruso y Ayo Dosunmu pelean cada posesión en defensa como si fuese la última. El equipo está 8-6 desde el All-Star. Y todo ello para estar a tres partidos y medio del octavo puesto del Este. La máxima aspiración de Chicago es de una vulgaridad dolorosa.

Los Hawks ya se engañaron el año pasado con su clasificación al play-in. De aquella entrada a playoffs por la puerta de atrás y dos victorias rascadas en primera ronda ante los Sixers sacaron la conclusión de que el equipo merecía otra oportunidad con Quin Snyder a los mandos una temporada completa. Con o sin Trae Young, esa oportunidad les tiene a la cola del play-in por la incomparecencia de Nets o Raptors. El play-in se pudo inventar por muchos motivos y este no es uno de ellos. 

(Fotografía de portada de Ezra Shaw/Getty Images)

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