Acabado el tercer partido LeBron James se sintió incomodado por una pregunta tras la victoria (importantísima) en Dallas. Su respuesta es impropia de un jugador que acaba de ducharse sabiendo que tienen en su mano el factor campo en unas finales. ¿Pero qué hay detrás de todo esto?
LeBron acaba el partido con 17 puntos, 9 rebotes y un 6/14 en el tiro. Su compañero de equipo, Dwayne Wade se retira a vestuarios tras ser el artífice principal de la victoria (vital) de los Heat sobre Mavs. El tercer miembro del Big Three, Chris Bosh, anota la canasta definitiva. LeBron, pese a hacer una gran labor defensiva y tener una buena aportación en ataque, no se siente protagonista. Bravo, esta es la palabra PRO-TA-GO-NIS-TA
LeBron James es protagonista de la mejor liga del mundo desde su desembarco en Cleveland. A los Cavs llegó siendo protagonista del draft del 2003 (luxurius draft, con Wade, Bosh, Carmelo Anthony y David West entre otros). Él fue el artífice de que un equipo perdedor se convirtiese en un contender. Cuando en 2007 llegaron a las finales ante los Spurs, él era el protagonista absoluto de aquel equipo. Él sólo «se ventiló» a un equipo de tradición ganadora (Pistons). El protagonizó dos años de los Cavs por encima de las 60 victorias, que le valieron el premio al jugador más valioso de las temporadas 2009 y 2010. Él era el rey, el elegido.
Él eligió, en un espectáculo televisivo sin precedentes, anunciar su decisión de abandonar los Cavs en un viaje de talento hacia South Beach que él protagonizó. Él. Siempre él.
Por eso cuando su franquicia está a dos victorias de conseguir un anillo, algo parece que no cuadra en la actitud de LeBron James. Podría interpretarse como un signo de madurez, colaborar en otras facetas del juego, entender que tiene dos grandes jugadores que le rodean, pero en cambio esa respuesta en rueda de prensa, tan a la defensiva, desmonta este supuesto. Es cierto que el periodista (ese infame Gregg Doyell que escribió «Gasol apesta» en mayo de 2008) le buscó. Y LeBron eligió mostrarse. Y se mostró como él es: protagonista.
¿Como uno de los mejores jugadores del momento es también uno de los más odiados? Dicho de otro modo ¿la insatisfacción de LeBron surge de esa percepción de ser un jugador odiado? Partimos del hecho comprobado que todo deportista que destaque levanta un halo de envidia (que se convierte en odio), léase Rafa Nadal en París, por ejemplo. Pero el caso de LeBron es ciertamente peculiar. Sí, no ha pedido nunca un traspaso (y está en su derecho de cambiar de aires cuando acaba su contrato), no ha tenido escándalos de relevancia, es un jugador espectacular, con un físico superior y con unas estadísticas brillantísimas.
Sin embargo, hay algo en LeBron que ensombrece sus logros. Y es algo que no se entrena, que no se desprende de una estadística o de un envidiable currículum individual. James no transmite sensación de autenticidad. Si celebra una victoria diremos que es obstentoso. Si permanece inmóvil ante un triunfo diremos que está actuando. Le falta algo. Le sobra tiempo para encontrarlo.