Los Clippers se rearman a la sombra de LeBron

El aperitivo de las cuatro batallas de temporada regular entre Lakers y Clippers se vivió fuera de su hogar común. La ciudad de Anaheim, a una hora de Los Angeles sin tráfico y a una eternidad con él, acogió a ambos equipos en un amistoso descafeinado desde el principio por la ausencia de LeBron James, reservado para futuros compromisos por Luke Walton. Los Clippers, pese a descansar a jugadores clave como Patrick Beverley y Danilo Gallinari, acabaron imponiéndose por 103-87.

El resultado no es una sorpresa. Los Clippers carecen de un jugador con un impacto como el de LeBron James, especialmente tras el final de la era de Chris Paul y Blake Griffin, pero su profundidad de banquillo no tiene nada que envidiar a muchos equipos de la liga. Quitando a su nueva estrella, y con muchas piezas todavía que ajustar por Luke Walton, los Lakers fueron un equipo inferior especialmente a medida que las rotaciones se hacían más profundas.

Para los Clippers, la victoria no asegura demasiado para cuando empiecen los partidos que cuentan. Sin LeBron James, su vecino de pabellón fue un rival distinto al que tendrá en sus duelos de temporada regular. Pero queda como motivación de cara a conservar una hegemonía en la ciudad que ha durado más que nunca en la historia de ambas franquicias.

La era del ‘Big Three’

Comparar los éxitos de Lakers y Clippers es un ejercicio doloroso entre uno de los dos equipos más exitosos de la NBA y el que más años de pobreza deportiva ha acumulado en las últimas cuatro décadas. Pero algo cambió en 2011. El traspaso de Chris Paul desde New Orleans a los Clippers, con los Lakers de recordado actor secundario en la trama, forjó la mejor etapa del equipo hoy propiedad de uno de los hombres más ricos del planeta, Steve Ballmer.

Esa etapa ha terminado para siempre. Los tres jugadores más importantes abandonaron escalonadamente el equipo en el plazo de un año. Con Chris Paul en Houston, Blake Griffin en Detroit y DeAndre Jordan en Dallas, los Clippers se han convertido en un equipo de clase media, para lo bueno y lo malo. Sin una estrella rutilante que les lleve a los más alto, pero con suficiente talento y equilibrio para no pensar de forma descarada en el Draft.

Adaptándose a los cambios

Y es fácil imaginarse que así fue como los Clippers lo quisieron. La lista de jugadores en plantilla gracias a los traspasos de Chris Paul y Blake Griffin es el de un grupo de espléndidos secundarios, con experiencia aunque todavía lejos de su declive, pero con escasas opciones de aspirar a mucho por sí solos: Tobias Harris, Avery Bradley y Boban Marjanovic llegaron por Griffin; Patrick Beverley, Lou Williams y Montrezl Harrell llegaron por CP3; e incluso Danilo Gallinari lo hizo a cambio de la primera ronda del Draft que los Clippers consiguieron de Houston al traspasar al base.

La estructura deportiva de los Clippers es, hasta cierto punto, enigmática. Formalmente, el ejecutivo al cargo es Lawrence Frank, pero lo hace con Doc Rivers, su predecesor en el cargo y antiguo jefe suyo en el banquillo, recien renovado al frente del equipo. Y Jerry West, una de las personas más respetadas y veneradas de la liga, es asesor directo del propietario Steve Ballmer. Sería una osadía pensar que el arquitecto de los Lakers del Showtime iba a aceptar un rol testimonial en los Clippers sin tener una voz bien alta en las decisiones deportivas.

Sin una plantilla de campeonato ni intención inmediata de reconstrucción vía Draft, el camino a la élite pasa en todo momento por el mercado de traspasos. Los Clippers tienen buenos jugadores con contratos en su mayoría razonables. Piezas disponibles para ofrecer ya sea por estrellas si se mira hacia el presente, o por buenas elecciones del Draft si se mira hacia el futuro. Todo en un momento en el que el foco de Los Angeles se ha dirigido casi en exclusiva al otro lado del pasillo de vestuarios del Staples Center.

Aunque comprensiblemente con un ojo en la situación de Jimmy Butler, los Clippers arrancarán la temporada con menos presión que en años recientes, sabiendo que aparecen en pocas quinielas para playoffs, y que perder su condición de mejor equipo de Los Angeles es fácilmente explicable por el efecto LeBron. Pero que nadie crea que van a estar cómodos en el anonimato. Los Clippers saldrán con la ambición de hacer mucho ruido en el mercado en los próximos meses, semanas o incluso días. Hacerlo en la cancha quedará para más adelante.


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