Durante su infancia, John Wall escucharía por primera vez aquella comparación que reposaba sobre la rebeldía y un dolor muy profundo. “Eres como tu padre”. Y aún adorándolo, de ninguna manera se trataba de un cumplido.
Ocho años antes de su nacimiento, su padre, John Carroll Wall Sr., había sido acusado de asesinato en segundo grado tras disparar a una mujer durante una discusión. Lejos de redimirse, terminó por condenar su alma en septiembre de 1991, apenas tres semanas después del primer cumpleaños de Wall. En esta ocasión, un robo a punta de pistola acabó con sus huesos en prisión.
La mente pura del pequeño todavía era ajena a lo que sucedía a su alrededor. Cuando su padre ingresó en prisión apenas contaba con dos años. Desde que tuvo uso de razón, el hogar de su progenitor era la cárcel, no a su lado. Y no sabía por qué.