10 partidos del experimento Westbrook

¿Qué sabemos hasta el momento?

La gran pregunta tras el traspaso de Russell Westbrook a Houston a cambio de Chris Paul fue la siguiente: ¿son los Rockets mejores o peores con Russ? Un mar de dudas, debido en gran parte al tremendo choque de estilos que existe entre el baloncesto a la carrera del ex de los Thunder y los interminables unos contra uno de rendimiento analítico de James Harden.

Pues bien, sumando el partido de ayer ante los Clippers (una victoria muy trabada en la que Harden fue el rey), Russ ha jugado un total de 10 partidos con su nuevo equipo (descansó contra los Grizzlies). Una muestra, en realidad, todavía pequeña, pero de la que ya podemos hacer un primer repaso: ¿cómo juegan estos nuevos Rockets?

Ritmo

La parte más evidente del cambio era que lo Rockets, que fueron uno de los equipos más lentos durante toda la temporada pasada con Harden amasando balón hasta encontrar ventajas en posesiones largas, iban a jugar mucho más rápido. Pero no sabíamos que tanto.

Westbrook es uno de los jugadores más rápidos y explosivos de toda la competición y utiliza sus enormes facultades físicas para ser cada temporada uno de los jugadores más peligrosos en transición. D’Antoni incluso bromeó con los Rockets de los «seis segundos o menos», haciendo un guiño a sus rapidísimos Suns de la era Steve Nash.

Tras 10 partidos de Westbrook, los Rockets han cambiado el puesto 27 en ritmo de la temporada pasada por el segundo (casi 10 posesiones más por 48 minutos). Son, a día de hoy, el segundo equipo más rápido de la NBA. Y el tercer equipo que más puntos anota en transición, una estadística en la que eran decimoterceros la temporada pasada.

Westbrook también es, a nivel individual, el tercer jugador que más puntos anota en transición de toda la liga.

Eficiencia

Pero, claro, ¿es rentable la velocidad para Houston, el equipo más analítico de la NBA? La respùesta por ahora arroja otro interrogante en términos generales.

Los Rockets han bajado poco la eficiencia de sus lanzamientos (de 54,2% a 52,7% en EF%) pese a que varios de sus tiradores de más volumen empezaron la temporada bastante flojos. Tampoco se nota un bajón ofensivo excesivo (de segundos a cuartos en eficiencia ofensiva) y la eficiencia defensiva, pese a que en algunos partidos/tramos ha dado una sensación horrorosa, prácticamente calcada a la de la última temporada regular.

En el computo global, el diferencial sufre un poco: pasan del quintos (+4,8) a decimoprimeros (+2,6) en Net Rating.

El problema

Hasta aquí, podríamos pensar que el experimento va bastante bien. La buena relación entre las estrellas parece intacta (incluso mejora) y las estadísticas no gritan demasiado, escondiendo incluso alguna barbaridad como el 22,4% que acumula Westbrook en los triples (lanza el 80% de los tiros de media distancia del equipo). Pero el problema real aparece cuando examinamos los resultados del equipo con y sin Russ en cancha.

D’Antoni rota de una forma bastante similar a la temporada pasada, dándole bastantes minutos a Harden con cuatro complementos y también ratos a Westbrook como primera espada. Y los Rockets, en general, juegan siempre con alguna marcha más que la temporada pasada. Pero hay velocidades y velocidades.

Con Russ en cancha, tanto si comparte o no pista con Harden, los Rockets juegan casi 11 posesiones más (cada 48 minutos) que cuando está sentado. Una barbaridad. Y el problema gordo es que en esos minutos, cuando la velocidad sube al máximo, la eficiencia ofensiva del equipo baja casi 7 puntos. Not great.

Todavía es una muestra muy pequeña, pero la realidad es que, guste o no, el ‘Heroe Ball’ de Harden funciona. Al menos en Houston. Y que la velocidad de Westbrook, aplicada por las buenas, puede ser perjudicial para un equipo que, en su mejor versión, la que casi elimina a los Warriors en 2018, cuidaba cada centímetro y cada segundo para explimir al máximo la rentabilidad de sus posesiones ofensivas. O lo que es lo mismo, la rentabilidad analítica de los unos contra uno de Harden.

Primeras conclusiones

Esto es solo una primera toma de contacto con el experimento y lo cierto es que los datos no sorprenden demasiado. Tampoco las ocho victorias de los Rockets, que desde la llegada de Harden siempre han sido un equipo tremendamente efectivo en temporada regular.

¿Mi opinión? La velocidad de Westbrook ayuda algunas veces, sobre todo cuando ataca con espacios el aro. Y en general puede que no sea malo para Houston aumentar un poco el ritmo porque, aunque suene de locos, Harden acumula menos bote y puede descansar un poco más sin salir de la cancha. Pero hay mucho trabajo por hacer en la selección de tiro en posesiones rápidas. Y afecta directamente a otro posible problema grave: la transición defensiva.

Seguiremos de cerca la evolución del experimento Westbrook.


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