Doncic: un don y cinco ángeles de la guarda

El chico no es normal. Eso ya lo sabíamos. Pero no es lo mismo saber que una cosa es cierta que ver cómo se repite una y otra vez ante tus ojos.

Luka Doncic llegaba a la NBA con cartel de futura estrella, después de ganarlo todo en su último año en Europa. Pero también con un buen número de asteriscos sobre cómo se trasladaría su juego a una liga en la que potencia y velocidad se mezclan con el talento como en ninguna otra.

Hablábamos del desplazamiento lateral, de los más que posibles problemas en los emparejamientos, del tiempo de adaptación a la que iba a ser su nueva realidad. Todo tenía y sigue teniendo sentido. Es más, existe. Pero, claro, a este nivel da completamente igual…

De Doncic se pueden decir cientos de cosas positivas. Es el gran favorito para ganar el premio al Novato del Año. Y quizás lo que más llama la atención es la variedad de recursos que es capaz de utilizar en un solo partido. Le falta algo de velocidad, pero le sobra talento, conocimiento del juego y lo que los americanos llaman feeling for the game. Le sale todo natural, tan fácil que roza lo absurdo.

El don

He visto cuatro de los últimos cinco partidos de los Mavericks. En gran parte por él. Y hoy no vengo a hablar de su tiro, de su toma de decisiones (mejor en el lanzamiento que en el pase: demasiadas pérdidas), de sus estadísticas o de su increíble talento. Quiero hablar del don. Porque eso, por muy bueno que seas, o lo tienes o no lo tienes. Desde la cuna.

Doncic anota ayer tres lanzamientos de dibujos animados, de tebeo (y casi mete un cuarto sobre la bocina del tercer cuarto). Dos en las primeras posesiones, desde la esquina izquierda, con una mano en la cara y sin tiempo en el reloj. Y un tercero sobre la bocina del descanso y desde 12 metros que hubiera firmado en un buen día el mismísimo Stephen Curry. Son tiros imposibles, de los que te levantan del sofá. Tiros que hacen afición.

Un don. Tela… Por si le faltaban tintes de estrella.

Las victorias llegan por aquí

Mientras los Mavericks del futuro se frotan las manos con Luka, Carlisle trabaja como lo que es: uno de los mejores entrenadores de la NBA. Cada año… Y tiene a los Mavs del presente en positivo, en puestos de playoffs (octavos) y como el mejor equipo de Texas (mejor que Rockets y Spurs). En este caso, increíble se queda muy corto.

Lo está consiguiendo gracias a sus cinco ángeles de la guarda. Que valen para él, para Doncic e incluso para Mark Cuban. Hablo del banquillo de estos Mavs, que está siendo mucho más que serio. Está siendo el banquillo con mejores resultados de la competición.

Normalmente, los titulares de los equipos son los que tiran de los partidos. Y si tu banquillo aguanta el resultado te das con un canto en los dientes. Son casos contados en los que los papeles se invierten. Un buen ejemplo fueron los Raptors de la temporada pasada, otro han sido los Clippers de ésta y el último en cruzar esa barrera ha sido el de estos Mavs.

Soldados de Barea

J.J. Barea ha explotado estos últimos días. A sus 34 años, sigue consiguiendo llevar su 1,78 (en los días buenos, como dice él) hasta la cocina y desesperar rivales a diestro y siniestro. Y a él se suma el acierto de Harris (impresionante ayer, renacido), la gran temporada de Maxi Kleber (una de mis sorpresas favoritas), el multiusos Dwight Powell, los días de banco de Dorian Finney-Smith y ratos del exVillanova Jalen Brunson. Nombre por nombre puede no sonar a mucho, pero las sensaciones son tremendas (han hecho click) y ahora os cuento lo que dicen los números.

Si cogemos toda la temporada, el banquillo de los Mavericks gana sus parciales por 4,7 puntos, que ya es una pasada y es, con mucho, el mejor de la competición (10-9 Dallas). Si nos fijamos en lo que han hecho desde que empezó noviembre, el margen se amplía hasta el +8,7 (8-3 Dallas). Si nos quedamos con los últimos 20 días, las ventajas del banquillo se van hasta el +10,8 (7-1 Dallas). Y si nos quedamos solo con la última racha, tres victorias consecutivas, los suplentes de los Mavs ganan sus parciales por 11,9 puntos. Una absoluta barbaridad. Y la gran clave de los últimos éxitos de la franquicia de Dallas.

En fin, que tras ganar en solo unas semanas a Thunder, Warriors, Rockets, Celtics y Jazz (ojo, eh), tienen mucho que celebrar en Dallas. El don de Doncic, al bueno de Carlisle (siempre hay que celebrar a Carlisle) y, por su puesto, a sus cinco ángeles de la guarda.

(Fotografía de portada de Christian Petersen/Getty Images)


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