Dos nueves clave de los que nadie se acordará

Jugadores que han sido decisivos. Aunque nadie se acuerde en unos meses.

Las eliminatorias nos han dado un pequeño respiro en la noche del lunes, pero vuelven a la carga hoy martes con el primer partido entre Warriors y Blazers. Y antes de que entremos en una serie completamente diferente a las anteriores, quería utilizar este altavoz para subrayar dos números nueve que caerán en el olvido y sin los que difícilmente hubiéramos llegado hasta aquí en el salvaje oeste.

Mucho suspense, ¿no? Igual me estoy pasando, pero creo que hoy toca. Por el tipo de jugador del que voy a hablar y por lo que de verdad han significado sus últimos partidos en unas semifinales maravillosas de las que nos va a ser difícil avanzar. No voy a hablar de los Splash Brothers ni de Draymond Green. Tampoco de Lillard y CJ ‘talento’ McCollum. Ni del hombro de Kanter, los puntos de Hood o la defensa de Harkless y Aminu. Quizás podría hablar del último partido de Turner o de todo lo que ha vuelto a hacer el bueno de Andre Iguodala. Podría… Pero hoy me voy a quedar con la revancha de Kevon Looney (agente libre este verano, por cierto) y la importancia capital de Zach Collins. Porque aunque después se nos olviden, sin ellos no hubiera sido lo mismo.

El nueve de Looney

Podía ser una de las claves de la serie por la baja de Cousins, la poca profundidad de los Warriors y su capacidad para intentar defender varias posiciones (intentar… Harden es otro mundo). Sin embargo, los primeros tres/cuatro partidos fueron un desastre. Salvo algún tramo, Looney se vio claramente superado por las circunstancias y el equipo encajó varios parciales horrorosos con él sobre el parqué. Pero todo cambió en el quinto, posiblemente el mejor partido de playoffs de su carrera, aunque solo anotara cinco puntos.

Looney fue una presencia decisiva para los Warriors en el partido. Capturó nueve rebotes, cinco de ellos ofensivos (una de las grandes claves de la eliminatoria), disputó los últimos siete minutos del duelo (y nueve de los 14 finales sin Durant), estuvo en todas y cogió el rebote que decidió el partido: su quinto en ataque, a dos minutos del final y tras un fallo de Curry, se convirtió en tres puntos de Klay y puso un +8 Warriors que ya fue imposible para Houston.

Tras la inyección de confianza del quinto y sin Durant, Looney volvió a ser clave en el sexto, capturando cuatro rebotes ofensivos más: nueve en los últimos dos partidos, el número mágico de esta columna. Y en esta ocasión se fue hasta los 14 puntos, sumando en todo lo que le tocó sumar. Fue clave hasta el final. Aunque se nos olvidará.

El nueve de Collins

Y en una situación parecida aparece el bueno de Zach Collins, un exGonzaga que ha tenido sus más y sus menos durante toda la temporada con su propia evolución, pero que ha vuelto a demostrar que es uno de esos jugadores a los que los entrenadores siempre van a querer sobre la cancha en los momentos más complicados.

Su nueve no son puntos ni rebotes, son tapones. Exactamente, los nueve que les ha colocado a los Nuggets en los últimos dos partidos (dos victorias de Portland). Atento, dinámico, móvil y absolutamente decisivo en las ayudas, Collins, que tiene un potencial tremendo (siempre lo ha tenido…), ha sido el factor X en Portland. Su defensa es una de las grandes razones por las que los Blazers han conseguido pasar de ronda. Y también se nos olvidará…

¿Otros números clave de estas semifinales que se nos olvidarán? Los 44 rebotes de Connaughton, los 52 puntos en los últimos tres partidos de George Hill, las recuperaciones de Lowry (desvíos, robos, cargas…) o los últimos 17 puntos de Serge Ibaka. Detalles que deciden/marcan eliminatorias. Aunque se nos olviden después.


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