Lo que la regla de los 65 partidos se llevó

Segundo año conviviendo con una norma polémica que a tantos deja por el camino.

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Por David Sánchez

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No es uno consciente de las implicaciones que tiene la regla de los 65 partidos hasta que se pone a configurar sus quintetos de la temporada. En principio la norma estaba pensada para evitar el load management excesivo y premiar a los jugadores que se mantienen sanos y disponibles durante toda la temporada.

Sabiendo toda la polémica que despertó el curso pasado con los casos de Tyrese Haliburton y Joel Embiid, es algo con lo que comulgo. Ser elegido como uno de los mejores quince jugadores y/o defensores de una temporada tiene que ser consecuencia de la competición. Como los premios colectivos. Si un gran jugador de lesiona, los partidos no se dejan de jugar a la espera de que este vuelva a estar sano ¿Por qué no tener en cuenta los encuentros ausente para medir su valor en una campaña regular? (Ya se tenían en cuenta antes, pero poner un número evita suspicacias [aunque genera otras]).

Sucede que la norma tiene además letra pequeña. Y es que para ser elegible para estos premios, el jugador tiene que haber disputado al menos 20 minutos o más en 63 partidos y otros dos entre los 15 y los 19 minutos. En la práctica, este asterisco no afecta a los quintetos All-NBA, conformados sin excepción por jugadores que rebasan la treintena de minutos por noche. No obstante, sí supone una afrenta contra muchos especialistas defensivos.

Usualmente, los mejores defensores del mundo, de talento destructivo, sufren al otro lado de la pista. Lo que les lleva a ser utilizados como herramienta de disrupción puntual en los partidos para romper parciales ajenos y conformar los propios. Táctica a menudo efectiva aunque a la larga acabe siendo insostenible por las carencias ofensivas de muchos. Esto provoca que formar parte del All-Defense premie más a los perfiles two-way (capaces en ambos lados) que a absolutos perros de presa que ni siquiera tienen por qué ser un cero a la izquierda en ataque.

Este año existen casos flagrantes de esto. Más allá de los más conocidos, como Victor Wembanyama o Jalen Suggs, quizás los dos favoritos al Defensor del Año en el momento de lesionarse, hay situaciones especialmente dolorosas.

Ausar Thompson

Los Detroit Pistons han sido una de las sorpresas más gratas de la temporada. El equipo ha construido su clasificación a los playoffs en base a poner de una vez por todas el balón enteramente en las manos de Cade Cunningham, sumar tiradores a su alrededor y elevar el tono defensivo hasta ser una de las diez mejores defensas del campeonato.

Ausar Thompson es, sin dudas, su defensor más diferencial. Capaz de tapar con piernas las carencias que pueden presentar los Tim Hardaway Jr, Malik Beasley o incluso Tobias Harris a estas alturas de carrera. El sophomore básicamente hace las veces de punta de lanza exterior pudiendo combinarlo con tareas de corrección dentro del perímetro.

Méritos suficientes para ser considerado entre los posibles nombres a figurar en uno de los dos mejores quintetos de la temporada. El caso de Thompson no es el más claro porque no llega ni siquiera a los 65 partidos en total. En parte por el coágulo sanguíneo que le dejó sin jugar a finales del pasado curso e inicios del presente.

Ahora bien, más allá de ser el segundo jugador que mejores datos de eficiencia defensiva registra en Detroit entre los que han jugado más de 1000 minutos según Cleaning the Glass y salir bien parado de todos los portales especializados en estadística avanzada, los números en bruto también son contundentes.

Dyson Daniels, candidato al DPOY, está teniendo una temporada histórica en los robos de balón. Promediando 3 hurtos por partido. Número que, extrapolado a 36 minutos de juego, resultan en 3,2. Thompson promedia 2,8 robos por 36 minutos de juego y solo suma 0,1 menos stocks (robos+tapones) que Daniels en esta misma muestra con 3,9.

También es el octavo jugador que más desvíos suma por partido, el decimotercero en desvíos totales y el tercero en desvíos por 36 minutos según datos de NBA Stats.

Lo que la regla de los 65 partidos se llevó
Comparación de estadísticas por 36 minutos de Dyson Daniels y Ausar Thompson (Fuente: StatHead)

Alex Caruso

Por mucho que la temporada del combo-guard no haya sido todo lo buena que esperaban en OKC, lo cierto es que las únicas expectativas sin cumplir están en la parte ofensiva. La defensa de los Thunder es histórica a todos ojos. Están siete puntos por encima de la eficiencia defensiva media, aunque han llegado a estar cerca de los nueve y, por tanto, entre las diez mejores defensas de la historia.

Los de Mark Daigneault se han mostrado especialmente dominantes alineando quintetos ultra pequeños y agresivos. Lo cual alimenta las 17,1 pérdidas que provocan a sus rivales por partido, llegando a estar por encima de las 20 en el primer tramo. Datos que no se veían desde los años 80, donde la velocidad del juego no estaba tan acompañada del dominio técnico de los jugadores como lo está en la actualidad.

Esto se debe a acumular nombres capaces de repetir esfuerzos, apretar sobre balón y morder líneas de pase a nivel élite. Cason Wallace, Lu Dort, Shai Gilgeous-Alexander, Jalen Williams, Aaron Wigggins… Y de todos ellos, el que mayor impacto tiene a ese lado de la cancha es Alex Caruso.

De todas las estadísticas todo en uno que existen, mi predilecta es el Estimated Plus-Minus (EPM) de Dunk & Threes. Que viene a ser una conjunción de estadísticas avanzadas que miden y proyectan el impacto de un jugador en el rendimiento de su equipo. Defensiva, ofensiva y globalmente. Caruso no solo es el thunder más agraciado por esta métrica en el apartado defensivo, sino que lidera la liga con un -3,9 en Defensive Estimated Plus-Minus (DEPM).

No vamos a descubrir a Caruso a estas alturas. Uno de esos defensores capaces de guiar el ataque rival a donde más conviene gracias a una mezcla de cualidades técnicas, físicas e inteligencia del máximo nivel. El curso pasado ya se coló en el segundo quinteto All-Defense y lleva un par de años recibiendo votos para Defensor del Año. Algo a lo que no podrá aspirar este año porque se ha quedado muy lejos de los 65 partidos totales y porque en más de la mitad de ellos no ha disputado 20 minutos. Consecuencias de pertenecer a la rotación más larga de la NBA.

Kris Dunn

El caso más flagrante de toda la temporada. Ni más ni menos. Los Angeles Clippers han protagonizado una temporada heroica. Basta remontarse a septiembre, cuando se supo de la lesión de Kawhi Leonard y ya con la marcha de Paul George asumida, para recordar lo lejos que estaban los pronósticos de situarles en la posición donde han finalizado la regular.

En este último segmento de temporada, los nuevos vecinos de Inglewood han desplegado un juego ofensivo vistoso y eficiente. Lo cual no fue el caso en los primeros meses de competición. Los angelinos sorprendieron en el arranque por una defensa aguerrida como la que más. También por el paso adelante de Norman Powell e Ivica Zubac en ataque. Ahora bien, la mayoría de los partidos se ganaban en la defensa. Y en ella brillaban las figuras de un Zubac imperial en el dominio de la zona y un Kris Dunn que no había jugada que su presencia no ensuciase.

Dunn es uno de esos perfiles que encuentra un acantilado entre su aportación defensiva y ofensiva. Al punto de ignorarle las defensas rivales hasta la desvergüenza. Con o sin balón. Lo cual le arrebata muchos minutos de rotación noche tras noche. Aun así, su impacto en los Clippers es innegable, siendo segundo de la liga en el mencionado DEPM y mejorando al equipo en 3,2 puntos por cada cien posesiones con su presencia en cancha.

Su caso es el más doloroso de toda la competición porque cumple de sobra con los 65 partidos necesarios para aplicar a los premios individuales. Pero solo ha jugado más de 20 minutos en 50 de ellos. Sumando otros 17 entre los 15 y los 19.

Otros descartes reseñables

  • Isaiah Hartenstein (57 partidos)
  • Tari Eason (57 partidos)
  • Dorian Finney-Smith (63 partidos)
  • Anthony Davis (51 partidos)
  • Jarred Vanderbilt (36 partidos)
  • Jonathan Isaac (solo 11 partidos de más de 20 minutos)
  • Moses Moody (solo 47 partidos de más de 20 minutos)

Hacer este ejercicio resulta en que, mientras repasar candidatables y antiguos miembros de los quintetos All-NBA lleva a lamentarse por los reveses que muchos han sufrido en forma de lesión, hacerlo con el All-Defense supone recaer en la injusticia que les afecta. Igual hay que darle un repaso a esto de cara al año que viene.

(Fotografía de portada de Nathan Ray Seebeck-Imagn Images)

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