P.J. Washington: acierto por descarte

A toro pasado todos somos Manolete. Viendo a los Dallas Mavericks es obvio que enviar a Grant Williams, Seth Curry y una primera ronda de 2027 camino de Charlotte a cambio de P.J. Washington fue un acierto pleno. En aquellas primeras semanas de febrero el movimiento fue visto con recelo por alguno de los principales analistas de medios estadounidenses. Sin ir más lejos, Kevin Pelton le puso una ‘D’ en su valoración para ESPN. Lo que se traduciría como un suspenso.

Volviendo a la actualidad Washington es, quizás, el mejor complemento con el que ha contado Luka Doncic en su carrera en Dallas. O al menos, si contamos a Jalen Brunson como complemento en la temporada 21-22, el más completo. Un defensor que lanzar contra la mayoría de exteriores/aleros estrellas de la liga sin demasiada preocupación y una suma de kilos y centímetros vital para hacer de la zona un fortín como el que está conformando Dallas en estos playoffs. En ataque, una amenaza exterior (aunque empezase mal sus andanzas en el equipo texano) que hace ancho el campo desde las esquinas, que puede atacar con bote y finalizar con bastante tacto cerca del aro y que, además, lee bien las recepciones tras bloqueo directo o dos contra uno a Kyrie Irving y Luka.

Con permiso de Dereck Lively, el alero/ala-pívot es la tercera pieza más importante de estos Mavericks y su encaje con las estrellas roza la perfección. Sin embargo, más allá de los mencionados juicios que corrieron a criticar el traspaso en clave Dallas, lo cierto es que fue la propia franquicia quien no le tuvo como prioridad.

Deshaciendo el entuerto

Los texanos, dirigidos por Nico Harrison desde las oficinas, afrontaron las últimas semanas del mercado de intercambios con dos objetivos claros: hacerse con un pívot que no dejase todas las labores interiores en manos de un rookie como Lively y enmendar el error de hacerse con Grant Williams en la anterior offseason. Daniel Gafford era poco menos que una apuesta segura como rim runner ofensivo e intimidador atrás, ya que lo había mostrado incluso en un equipo tan lejano a la élite como los Washington Wizards de los últimos años.

Con lo de Williams había más dudas. Estaba claro que el equipo no podía perder profundidad en las alas, de lo cual adolecían desde la marcha de Dorian Finney-Smith en el traspaso de Irving. El propio alero, ahora en los Nets, estuvo entre los movimientos rumoreados. Pero hubo dos posibles traspasos que ahora sabemos estuvieron a punto de hacerse y los cuales encabezaban la lista de prioridades por encima de Wqashigton.

La buena relación que los Mavericks desarrollaron con los Wizards en los últimos días de mercado no solo giraban en torno a Gafford. Días antes ambas franquicias habían discutido otro movimiento que a punto estaba de hacerse. Todo estaba preparado para que Kyle Kuzma se convirtiese en nuevo jugador de Dallas. Pero en Washington tienen la costumbre de consultar a sus jugadores importantes antes de realizar un movimiento así. Ya lo hicieron con Russell Westbrook cuando se abrió la ventana de Los Angeles Lakers en 2021. Kuzma declinó el traspaso aludiendo que, de salir, lo haría hacia un contender. Evidentemente, no consideraba a los Mavericks como tal.

A la tercera va la vencida

La segunda puerta a la que llamaron los Mavericks fue a la de Milwaukee para preguntar por Bobby Portis. Como con Kuzma sobre la mesa de negociación estaba Grant Williams y la posibilidad de sumar esa elección de primera ronda en 2027. A los Bucks, construidos pata seguir siendo aspirantes unas temporadas más, no les interesaba recibir capital de Draft que no pudiesen introducir en otra operación, por lo que pidieron algún jugador más. Seth Curry era insuficiente y acrecentaba los defectos defensivos que han sufrido los de Wisconsin toda la temporada. Seguramente los Bucks pidieran a Josh Green, Derrick Jones Jr. o ambos, lo que terminaría echando abajo el trato.

Ambas operaciones plantean un escenario completamente diferente al vivido. Kuzma ya demostró en Lakers poder ser un anotador de apoyo y un buen defensor en líneas generales, pero no tiene el poderío interior de Washington a excepción de su capacidad reboteadora. Portis es un jugador muy diferente en ataque, que necesita que le otorgues cierto protagonismo con balón y al poste, lo que cambiaría la fisionomía perimetral de los Mavs. En defensa su prototipo si permitiría replicar las labores interiores de Washington, pero está muy lejos de ser un stopper en la defensa individual exterior.

Hay ocasiones en las que un equipo tiene muy claro cual es el fichaje que debe hacer para dar ese salto. Tom Thibodeau lo tenía claro con Josh Hart y así se lo hizo saber a Leon Rose. Brad Stevens ya era un absoluto enamorado de Derrick White antes de que llegase a la NBA. Y la lista puede continuar hasta el infinito. Ahora no es difícil decir que P.J. Washington fue el tercer fichaje más importante de la recta final del pasado mercado tras O.G. Anunoby y Pascal Siakam. Pero, antes de recaer en ello, ni siquiera era el segundo plato de Nico Harrison.

(Fotografía de portada de Sam Hodde/Getty Images)


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