Queda por decidirse el MVP. Queda por delante la carrera de playoffs. Y queda otra temporada completa antes de que conozcamos la respuesta. Pero a día de hoy, bueno, más bien desde hace meses, ya se habla sobra la decisión que tomará Russell Westbrook cuando sea agente libre en verano de 2018.
Se habla más desde que está solo. Si la pareja que formaba con Kevin Durant era una de las fuertes de la liga y muchos vaticinaban que acabarían ganando un anillo juntos, ahora esa posibilidad se ha esfumado. KD marchó a Golden State y dejó huérfano a Westbrook pero, ¿es esta situación la que más gusta a Russell?
Sin su otrora compañero Westbrook está completando ya no la mejor temporada de su carrera, sino la más increíble que se recuerda a nivel estadístico desde que Oscar Robertson acabase firmando un triple-doble en la 1961-62.
Ese dato va mucho más allá que los números. Durante los años que ha compartido con Durant, no pocas han sido las veces en las que las suspicacias sobre quién era el líder, quién debía hacer el último tiro o simplemente quién era el mejor, han nublado en parte su trayectoria. Ahora no tiene quien el haga sombra.
¿Lealtad?
Durant lleva desde julio de 2016 con la etiqueta de traidor. Su salida para jugar con los Warriors no sentó nada bien e incluso Westbrook se lo hizo saber. Por ello, parece improbable que la historia se acabe repitiendo. El base firmó en verano un contrato de 3 años y 85 millones de dólares que hace presagiar que seguirá en OKC. Ni el interés de Los Angeles Lakers, que quería hacerse con él en verano de 2017, le hizo pensarse la firma.
El anillo
He aquí la gran pregunta. Si los años pasan sin que los Thunder puedan ofrecerle un proyecto ganador, ¿seguirá en el equipo? Charles Barkley así lo cree. Durante una intervención de The Dan Patrick Show, el Hall of Fame señaló que los resultados no lo serán todo en el caso de Westbrook. «No creo que deje Oklahoma. Pienso que se ha hecho con su sitio. Él va a hacerlo lo mejor que pueda y convivirá con los resultados», sentencia.
A nadie sorprende que Russell disfrute siendo el centro de atención en su equipo, ese hombre al que todos buscan y que casi todo decide cuando está en pista, pero una vez que esté satisfecho –mejorar lo que está haciendo este curso se antoja utópico– está por ver si se une al grupo de quienes hacen reunión de estrellas para ganar, o si opta por el lado romántico de la vida.