Pau Gasol a perpetuidad: entrañas de su reciclaje en los Spurs

Cuando Pau Gasol debutó en partido oficial con los San Antonio Spurs, tenía ya 36 años. Apenas unos meses antes, en ese mismo 2016, había logrado su tercera medalla olímpica consecutiva, tras un campeonato en el que volvió a demostrar su condición determinante en FIBA. El año anterior, protagonizó una de las mayores exhibiciones individuales de la historia de los Europeos, para acabar liderando el entonces tercer título de España en las últimas cuatro citas continentales.

Pero no se trataba sólo del escenario FIBA. Ni mucho menos. Durante su última campaña en los Bulls, Gasol promedió más de 16 puntos y 11 rebotes por encuentro. Con 35 años, su edad en aquel momento, sólo dos jugadores habían alcanzado esos registros en toda la historia NBA: Robert Parish en los Celtics de 1989 y Charles Barkley en los Rockets de 1999. Su rendimiento, en otras palabras, mostraba una fiabilidad absoluta fuera cual fuera el rol a tomar o el desafío a afrontar.

Con la eternidad ya en el zurrón, después de una carrera extraordinaria tanto a nivel NBA como en campeonatos internacionales FIBA, el jugador catalán podría no haber tenido en mente un cambio, menos aún una drástica alteración de una forma de jugar que, al final, le había llevado a ser un perfil de gran valor allá donde estuvo. Y sin embargo sucedió.

Quizás (también) por eso él sea tan especial. Porque con casi todo ya conocido, Gasol quiso acercarse también a aquello que no conocía para aprenderlo.

Gasol llegó a los Spurs para ocupar un papel secundario en una franquicia ganadora, con una estructura defensiva plagada de rutinas de élite y un sistema ofensivo que, habiendo tocado techo unos años antes, acaba entregándose a un fenómeno en erupción como Kawhi Leonard. Su adaptabilidad al sistema partía necesariamente de coexistir con LaMarcus Aldridge, otro interior, para al mismo tiempo ofrecer puntual desahogo como única referencia en la zona.

Hasta ahí nada parecía ser nuevo.

Pero el fondo ha encontrado en las formas la variación. Porque Gasol, que recala en los Spurs como icono de anotación interior, soberbio generador desde poste bajo y una opción muy mejorada en el lanzamiento desde la media distancia, que le permite castigar a las defensas también de cara al aro, prueba otro camino. Y otro de hecho bastante distinto a todo lo que había conocido (y dominado) antes.

Sucede por un lado por deseo del propio sistema, que busca incentivar el espacio ofensivo (cinco jugadores que pueden ejecutar lejos del aro complican las tareas defensivas); y sucede por el otro porque él mismo entiende que su función puede ganar valor si libera la zona de cuerpos y ofrece otra solución más al perímetro. Con 36 años no rechaza lo nuevo, lo elige.

CampañaVolumen de triples sobre total tiros
2017-1825%
2016-1718,5%
2015-167,4%
2014-152,3%
2013-141,7%

Nada más visible para entenderlo que la inmediata puerta hacia el perímetro que toma. El salto es enorme. Como se aprecia en la tabla, Gasol pasa de no tocar siquiera la barrera del 10% de intentos de tres sobre el total de tiros de campo intentados, a acariciar la del 20% en su primer año en San Antonio… con porcentajes de escándalo (54% de acierto en tiros de tres, liderando la NBA). Y directamente a alcanzar el 25% sobre el total en este su segundo año en Texas, también con un acierto más que bueno (41%).

El español pasa a ocupar puntualmente las esquinas, sacando a su par de la zona, a la vez que ofrece más soluciones que nunca con el pase en poste alto y se aleja de la media distancia para tomar directamente el triple frontal. En su nueva vida ofensiva, su rol es otro, diferente a todo lo anterior y sin embargo siendo igualmente efectivo. Adáptate y vencerás, parecía querer decir.

Reduciendo su minutaje, en unos Spurs firmes defensores de la regulación de esfuerzos durante la fase regular, su integración es absolutamente limpia. Hasta el punto de que pasados solo unos meses en dinámica de equipo Gasol parecía haber estado ya varios años ahí dentro. El papel diferente y las compañías nuevas habían quedado eclipsadas por dos detalles que han seguido a Gasol fielmente durante su carrera, dos que le acompañan aún hoy: la inteligencia y la versatilidad en el trabajo. Claves de su permanencia en el éxito.

Si bien por cuestiones defensivas la traslación de Gasol a San Antonio ha representado un desafío, por el simple hecho de que su velocidad lateral, considerando su edad y tamaño, le dificulta defender lejos del aro y eso resulta un hándicap en el juego actual, la ofensiva ha sido inmediata y ha posibilitado que, con 37 años, se siga viendo un Gasol no sólo útil sino uno de hecho por tramos brillante con San Antonio, uno de los mejores equipos de la Liga.

La estructura ofensiva, huérfana casi por completo de Leonard esta campaña por problemas físicos, ha encontrado en Gasol una respuesta creativa primaria. La mayor junto a la complementaria de Tony Parker desde el bote. Así Pau absorbe mayor volumen de asistencias que nunca en su carrera (22,5% de asistencias sobre el total cuando está en pista) y lo hace sosteniendo el mejor dato en el ratio asistencias/pérdidas de su trayectoria NBA, con 2,25 pases de canasta por cada balón que pierde. Como curiosidad, en sus dieciséis años de carrera en Estados Unidos, nunca antes había llegado a cruzar la barrera de las 2.

Con San Antonio su función es tomar decisiones casi inmediatas. Porque si bien uno de los escenarios que más ha manejado Gasol durante su carrera ha sido el de recibir el balón en poste bajo e iniciar su acción, bien para ejecutar o bien para esperar la ayuda y doblar el pase al hombre libre, actualmente San Antonio le demanda que piense rápido y ejecute la opción apropiada. El movimiento de balón y cuerpos es valioso. Y si bien el sistema de los Spurs no circula como antaño, los principios siguen siendo válidos. Cuando recibe el balón, Gasol sólo lo tiene de media 1.6 segundos, dato menor al de cualquiera de sus años en Chicago y bastante inferior al de su anterior etapa en los Lakers.

Su papel, también ahí, ha cambiado. Pero su adaptación, también ahí, está siendo soberbia.

Sucede porque a su talento pasador une un conocimiento excepcional de lo que le rodea, tanto en lo relativo como a sistemas como en lo que afecta a entendimiento con determinados jugadores, llegando a su punto álgido en las situaciones de pick&roll con Manu Ginobili, un cóctel destructor para las defensas.

Solo un ejemplo:

Con el argentino se entiende mejor que con ningún otro porque el talento de éste para soltar el pase adecuado en espacios reducidos es superlativo. Así, a la amenaza que supone actualmente Gasol cuando decide abrirse tras el bloqueo para tirar de tres se le une que continuando hacia el aro alcanza una efectividad que le ubica en el primer escalón de la Liga. Con un mínimo de 2,5 acciones por partido para finalizar habiendo puesto previamente el bloqueo, el español es el cuarto hombre más devastador este curso, sólo superado por tres auténticos martillos en ese tipo de acciones.

En la imagen a continuación, Top-10 de efectividad en acciones como roll man en la NBA esta temporada:

La alteración en ataque es fascinante, mostrando a Gasol perdiendo facultades físicas, esencialmente explosividad en el primer paso, a la vez que aumenta su amenaza perimetral y proyecta su talento pasador. Hasta un 43% de los tiros de Pau este año llegan desde más de cinco metros de distancia el aro. Por contextualizar, durante el curso en el que conquistó su segundo anillo, como segunda espada de los Lakers tras Bryant, sólo un 10% de sus lanzamientos llegaban desde esas distancias. El cambio de nuevo es notorio, el impacto ofensivo permanece. La energía no se ha creado ni destruído, simplemente se ha transformado.

La capacidad perimetral, para castigar abriéndose tras la pantalla, ha dado otra dimensión al juego de Gasol. En esta secuencia ante Dallas, en un momento clave de partido, saca ventaja ante la defensa saliendo a la línea de tres y anotando el triple:

En su mismo equipo impresiona el ejemplo de Ginobili, que con 40 años sigue resultando de enorme utilidad en un conjunto que va camino de superar de nuevo las 50 victorias de fase regular en el Oeste. Pero a su lado Gasol, con tres años menos, representa también otro maravilloso caso de durabilidad y, haciendo hincapié en su figura, también de reciclaje de un rol para seguir siendo maximizando su talento al servicio de un colectivo.

De ese modo Gasol luce radiante con 37 años, como bien pudiera hacerlo con alguno más y, en realidad, hasta que su (minuciosamente cuidado) cuerpo pretenda lograrlo. Porque incluso siendo una rara avis en lo físico, un perfil diferencial por tamaño y coordinación, la mayor de sus facultades nunca radicó ahí, sino en su virtud de entender juego y hacerlo sencillo para el colectivo. Prestar, en definitiva, la mejor de sus caras para el beneficio común.

Por eso él apunta a perpetuo, porque si su capacidad de aprender no se detiene su utilidad tampoco lo hará. Y así San Antonio disfruta de su veteranía como él disfruta asimismo de su nuevo papel, que aunque más secundario le permite seguir demostrando qué tipo de jugador sigue siendo en uno de los mejores equipos de baloncesto del mundo.

Gasol, como los Spurs, parece no acabarse nunca. Y puede que, en realidad, sea justamente así.


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