Digamos que este va a ser un Extra de urgencia porque la situación así lo requiere. Irónico lo de la urgencia habida cuenta que hablaremos del siguiente traspaso de forma regular probablemente durante los próximos 10 años.
Se sabía que Lakers y Pelicans estaban negociando por Anthony Davis y se esperaba que el acuerdo llegase antes del Draft. Una vez que las opciones reales de New Orleans pasaban por Lakers —con los Celtics como un segundo competidor a varios cuerpos de distancia por motivos varios— no había motivos para retrasar mucho el entendimiento.
Estaba claro todo. Que los Lakers iban a pagar un precio alto porque necesitaban a Davis ya; que los Pelicans iban a apretar sabedores de lo anterior y de haberse mantenido firmes meses atrás; que los Celtics pintaban poco en esto debido al nulo interés de Davis de jugar allí.
Así pues, estos son los términos del acuerdo, que no está mal recordarlos porque son, por ponerles un adjetivo, curiosos.
- Los Lakers reciben: Anthony Davis.
- Los Pelicans reciben: Lonzo Ball, Brandon Ingram, Josh Hart, número 4 Draft 2019, primera ronda Draft 2021 si cae entre los 8 primeros (de lo contrario recibirían la primera ronda de 2022), la primera ronda de 2024 (con opción de diferirla a 2025 si los Pelicans así lo prefieren) y el derecho a intercambiar las primeras rondas de 2023.
¿Cómo? Lee otra vez porque vas a querer leerlo varias veces hasta procesarlo completamente.
Los Lakers han entregado dos números 2 del Draft, Hart, tres primeras rondas y la opción a cambiar una ronda adicional por un jugador que acababa contrato en 2020 y quería jugar por los Lakers.
¿Mucho? ¿Poco? Pues depende de cómo se mire y cómo resulte el futuro.
Si los Lakers logran en las próximas semanas a otra estrella en su prime (26-28 años) que desee jugar junto a Davis y LeBron y luchan por el título los próximos ¿dos-tres-seis? años gracias a este temprano acuerdo y por el camino cae un título o dos todo habrá merecido la pena. No sé si Leonard tendrá ahora más interés en unirse a los angelinos, pero un trío LeBron-Davis-Kawhi parece imparable al no tener a Durant y Klay enfrente.
Pero si los Lakers no ganan un anillo en los próximos tres años no habrá merecido la pena haber arriesgado el futuro hasta 2025. ¿O sí?
Porque este es el problema a la hora de analizar este traspaso y rasgarse las vestiduras en 2019. Hablamos que los Lakers han entregado gran parte de su futuro —no solo del Draft— hasta 2025. Las posibilidades de que de todos estos jugadores y rondas surja uno o varios All-Stars es elevada y si los Lakers no ganan, ahí estarán los medios y los aficionados para recordar una y otra vez todo lo que entregaron los Lakers a cambio de Davis para nada. Y además no solo habrá que esperar a 2025 para tener el análisis completo. Tendrá que ser en los años siguientes cuando sepamos si el jugador de 2024 o 2025 es una súper estrella o no.
Súper estrella como ya es Davis y con eso es con lo que se quedan los Lakers.
¿Cuál es vuestra opinión del traspaso? La mía es un cúmulo de contradicciones. No me gusta entregar tantos activos a varios años vista porque una sola temporada de lesiones de tus principales jugadores como les acaba de ocurrir a los Warriors ya puede destrozar todo el plan. Tampoco me convence el hecho de dar tal cantidad de futuro por un jugador que quedaba libre en un año.
Pero LeBron obliga. Cumplirá 35 años en diciembre y no se puede construir un equipo a futuro con él en plantilla. Hay que competir ya y para ello sobran todos los adolescentes y jóvenes y son bienvenidos todos los Kawhis, Kembas, Kyries y Jimmys y hoy están más cerca que ayer.
La exitosa valentía de Masai Ujiri con Toronto ha debido servir de inspiración. All in.