Dentro de las Finales: El ‘mini gancho’ Magic

En 1987, Magic Johnson emuló a Kareem Abdul-Jabbar para dar a los Lakers la victoria en el Game 4 de las Finales a falta de 3 segundos. "Es el momento más grande de mi carrera"

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Por Aitor Darias

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«Que los Lakers te ganen con un gancho es algo que puedes esperar. Lo que no esperas es que sea de Magic Johnson» – Larry Bird.

Hablar de sky-hook o gancho es hablar de Kareem Abdul-Jabbar. Fue él quien perfeccionó y popularizó este movimiento que ha acabado siendo insignia de este deporte. Y sin embargo, en el que tal vez sea el gancho más importante de la historia del baloncesto el pívot no es sino una cara entre la multitud. Una figura al fondo de la imagen que, como todos los presentes aquella noche en el Boston Garden, espera con el corazón en un puño a que el lanzamiento de Magic Johnson descienda del cielo.

En el momento en que Johnson recibe el balón Boston gana por 106-105 y está a siete segundos de poner el 2-2 en las Finales de 1987, las terceras que miden a Lakers y Celtics en la que es indiscutiblemente su década. Los de Massachusetts vencieron en las del 84; los angelinos, en el 85. Y estas estaban llamadas a poner el desempate en un duelo que, aunque ninguno de los presentes lo sabe aún, no volverá a darse en playoffs hasta 21 años después.

Remontando sabe mejor

Los dos partidos en Los Ángeles habían inclinado la balanza en favor de los de oro y púrpura, pero la serie había empezado a revertirse con el cambio de escenario. Con una victoria en el tercer encuentro y un excelente inicio en el cuarto que les ha dado una ventaja de 16 puntos, los de K.C. Jones soñaban con un 2-2 que equilibre la balanza a sabiendas de que, con el Game 5 en casa, podían dar un mazazo a la serie. Pero los Lakers tenían aún mucho que decir.

La sequía ofensiva de los locales permitió a los de Pat Riley tomar la delantera a falta de 29 segundos (103-104), su primera ventaja desde el 4-5, pero Larry Bird contestó con un triple al que tal vez estaríamos dedicando este artículo de no ser por lo que ocurrió en los 12 segundos que restaban. En ellos, Kareem Abdul-Jabbar fue enviado a la línea de personal, anotó su primer intento y, aunque falló el segundo, el palmeo favoreció a los angelinos, que pusieron el balón en juego desde la línea de fondo.

Y así, volvemos al mencionad instante en el que Johnson recibe el balón con Boston ganando por 106-105 a siete segundos de poner el 2-2.

«Es el mayor momento de mi carrera» recuerda el base. «A domicilio, en el Boston Garden y contra mi archienemigo Larry Bird. No solo fue la canasta que nos dio esa victoria, sino que nos puso 3-1 arriba. Nos ayudó a ganar esa serie».

Tras el tiempo muerto, los Lakers diseñan una jugada para que Johnson reciba cerca de la línea de fondo, donde le defiende Kevin McHale. Magic Johnson da un bote, como calibrando qué hacer, pero McHale, más alto, se niega a darle espacio para lanzar. «Si lo hubiese intentando, podría haber taponado el tiro. Cuando te defiende un jugador más alto, tienes que atacar con el balón».

Y eso hizo Magic. Pero no para dejar una bandeja. Tampoco un floater. Y menos aún para buscar un lanzamiento de media distancia. Lo que hizo fue probar aquel movimiento que llevaba trabajando desde verano de 1986.

El relevo

Johnson llevaba varias temporadas siendo debatiblemente el mejor jugador de los Lakers, pero la sombra de Kareem era demasiado alargada como para asimilar tan fácilmente ese cambio de paradigma. El pívot seguía siendo la referencia anotadora del equipo, especialmente en una era en la que el ataque en estático aún pasaba mayormente por el juego en el poste, mientras que el base era el encargado de brillar como playmaker y arma en transición. Pero en 1986 la cosa cambió.

«Pat Riley me llamó y me dijo que quería hablar conmigo. Y cuando nos sentamos, me pidió que anotara más» recuerda Magic, que incluso en ese momento supo que una decisión así no dependía solo de ellos dos. «¿Se lo has dicho a Kareem?» preguntó.

Dentro de las Finales: El 'mini gancho' Magic

Riley había, en efecto, hablado con el seis veces MVP, que a sus 39 años estaba dispuesto a dar un paso a un lado. Y también estuvo dispuesto a lo que el nuevo líder del equipo le pidió a continuación: «Me acerqué y le dije que necesitaba que me enseñara a ejecutar el gancho. Así que me enseñó cómo hacerlo y pude añadir ese movimiento a mi juego».

Meses después, Magic tuvo la oportunidad de demostrar que aquellas clases particulares habían valido la pena. Tras dejar atrás a McHale y llegar al centro de la zona, emuló a su compañero sacando un gancho que su defensor no pudo hacer nada para taponar. Tampoco Robert Parish, que trató de forma estéril de llegar a la ayuda. Ese tiro, imposible de alcanzar para la defensa, llevaba destinado a acabar en el aro desde el momento en que Riley pidió a Johnson más agresividad.

«Magic estaba decidido a anotar esa canasta» recuerda Michael Cooper, que fue quien dio el balón al base desde el saque de banda. «Kareem estaba solo, podría habérsela dado. Pero desde que el balón salió de su mano sabía que iba dentro. Llevaba semanas practicando ese tiro y eligió el mejor momento posible para hacerlo».

El tiro, al que Magic se refirió años después como ‘mini gancho’ (sky-hook junior) representó por tanto no solo un hito en la carrera del jugador, sino la toma de testigo definitiva que terminó de consagrar a la cara de los Lakers del Showtime. Convertido por primera vez en MVP tras su paso adelante como anotador (23,9 puntos, el máximo de su carrera) y con el beneplácito de Kareem no solo para asumir la posesión sino su movimiento insignia, no podía fallar ese tiro.

Es de esos que tienen una historia demasiado perfecta detrás como para acabar mal.

Fin de una era

Con el 3-1 a favor, que con la excepción de 2016 ha sido siempre sinónimo de anillo en unas Finales, los Lakers no dejaron escapar la oportunidad y, pese a la derrota en el Game 5, acabaron coronándose como campeones en el sexto partido. Partido que, hasta 2008, era el último entre Lakers y Celtics en playoffs.

Incluso si se vieron las caras en las Finales menos veces de lo que mucha gente recuerda, esta fue indiscutiblemente la rivalidad que marcó la década de los 80. E incluso si siguió habiendo grandes duelos después (el propio Magic decidió sobre la bocina el siguiente encuentro en temporada regular), fueron las Finales de 1987 las que echaron de alguna manera el telón a la etapa más memorable y con más cosas en juego de este cara a cara.

Unas Finales que quedaron decididas en el instante en que Magic Johnson se vistió de Jabbar durante unos segundos.

(Fotografía de portada: MPS-Imagn Images)

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