Tras analizar al colista del Oeste, ¡vamos con el del Este! Previa de la temporada NBA 2025-26 de los Washington Wizards. Datos, resultados de la temporada anterior, un vistazo a su plantilla, los objetivos del curso, el jugador a seguir y un pronóstico sobre la franquicia.
Washington Wizards 2025-26
Así encaran la temporada
– Año 3.d.B (Bradley Beal).
Una de las falacias más peligrosas es la del cherry picking: la selección interesada de datos. Por ejemplo, con los Wizards, podríamos decir que vienen de una temporada positiva porque fueron mejor equipo que en la anterior. O que uno de sus novatos destacó claramente entre el resto porque formó parte del Mejor Quinteto de Rookies.
Estrictamente, no mentiríamos en ninguna de ambas.
- Los de la capital mejoraron su récord de la 24-25 respecto de la 23-24. El asunto es que pasaron de un balance de 15-67 a otro de 18-64. ¿Hasta quéc.j. punto no alcanzar las veinte victorias y quedar colista de Conferencia puede tildarse de progreso?
- Por otra parte, Alex Sarr (número 2 del Draft 2024) fue, de pleno derecho, uno de los cinco mejores novatos. Pero… ¿contra quién competía? ¿Quién se llevó el ROY? El pívot francés fue parte de una de las camadas más débiles de los últimos años; al menos en su campaña de iniciación. A Stephon Castle le dieron el ROY más por incomparecencia rival que por un primer año despampanante. Sarr, mientras, dejó destellos; y también porcentajes de acierto impropios para todo un número 2 que, además ocupa una posición cercana al aro, donde el acierto debe aumentar; pero Sarr ha registrado un 30% en triples y un horroroso 39,4% en tiros de campo: inconcebible para un pívot, por muy moderno y abierto que juegue.
En busca de un líder
Este año no es solo el tercero tras la necesaria salida de Bradley Beal. También la de otras dos que pintaban casi igual de tóxicas e improductivas.
Uno de los epígrafes de la previa de hace un año fue ‘Kuzma y Poole: algo hay que hacer’. Pues bien, ya no hay que hacer nada. Pasado agrio y presente dulce porque de ambos sólo queda ya su humeante historial. ¡Bravo ahí por la gerencia!
Kuzma se marchó a Milwaukee en la ventana de invierno a cambio de Khris Middleton y el novato A.J. Johnson, mientras que Poole, la gran apuesta fallida en cuanto riesgo-recompensa, ha puesto rumbo a NOLA este verano, recibiendo el contrato expiring de C.J. McCollum.
En resumen: menudo marronazo se ha quitado el entrenador Brian Keefe.
En los despachos han obrado un milagro que parecía imposible. Ni Kuzma ni Poole eran jugadores franquicia ni las bases sobre los que reconstruir una plantilla con pies de barro. A cambio, con Middleton y McCollum, suman dos veteranos contrastados que pudieron ser tres de haber mantenido a Marcus Smart. Pero pueden darse con un canto en los dientes.
Los mejores años de uno y otro quedan ya atrás; lesiones y edad han ido cobrándose la deuda de años de prime. Con 34 inviernos por barba, posiblemente no pasen de esta temporada en Washington, pero un año es suficiente para dejar el rumbo del barco enderezado si encaran estos seis próximos meses con la actitud y ambición de ejercer de buenos veteranos. Que es justo lo que allí necesitan: estabilidad, mentalidad y buenas raíces para crecer fuertes.
Toda una química por construir
El lavado de cara no acaba ahí ni mucho menos, siendo el de los Wizards uno de los vestuarios que más ha cambiado de un curso para otro. Repasemos el roster actual y su origen:
En la plantilla cuentan con cinco elecciones de primera ronda del Draft 2024 (Sarr, Carrington, A.J. Johnson, George, Jones), y dos primeras y una segunda ronda del Draft 2025 (Tre Johnson, Riley, Watkins).
En una lluvia de movimientos, han transformado a Avdija, Kuzma, Valanciunas, Baldwin, Butler, Bagley (a quien volvieron a firmar este verano), Davis, Poole, Bey y Peavy en Malcolm Brogdon (ahora en los Knicks), Middleton, Jackson (cortado), Len (ídem), Smart (Lakers), McCollum, Whitmore, Branham, Wesley (cortado), las elecciones que se convirtieron en Carrington, Riley y Watkins, además de primeras rondas en 2026, 2028 y 2029 y una segunda futura (trajeron nueve segundas futuras y enviaron ocho en sus distintos traspasos).
Todo un centrifugado que, no obstante, parece tener cierta dirección y sentido.
Pues quienes ahora manejan los hilos de las oficinas de los Wizards son Michael Winger (presidente de operaciones) y Will Dawkins (general manager), siete y quince años respectivamente formándose en los Oklahoma City Thunder y, por lo tanto, bebiendo y aprendiendo del estilo de Sam Presti.
Hoy por hoy, son una montaña de barro encima de un torno sobre el que se está aplicando el principio de cantidad y calidad; principio donde el orden es fundamental: primero está añadir talento: mucho, joven y barato, y seguir acumulando oportunidades para que la masa no deje de ensanchar.
A partir de ahí, proceso de cribado mientras se instaura una cultura, se vende lo que no se usa y se construye sobre lo mejor. Decirlo es, desde luego, más fácil que hacerlo (que se lo digan a los 76ers).
Sin suerte en el Draft 2025
Terminar con el segundo peor registro de la NBA no tuvo su premio correlativo: carecieron de la suerte de los dados, y la lotería del Draft los degradó hasta el sexto derecho de elección. Eso se tradujo inmediatamente en quedase sin Harper, sin Bailey, sin Edgecombe y por supuesto sin Cooper Flagg.
¿Qué han hecho con ese sexto pick? Arriesgar el todo por el todo. Tre Johnson y su bárbaro potencial para el puesto de escolta que analizaremos con más detenimiento en la sección de ‘El jugador a seguir’.
Más sombras que luces del Draft 2024
La temporada pasada los Wizards se hacían con tres novatos prometedores, picks 24º, 14º y 2º del Draft.
Kyshawn George, un combo guard frenético con potencial para convertirse en un fiable 3&D; Carlton «Bub» Carrington, base de casi dos metros de altura con enorme instinto anotador y pasador; y por último Alex Sarr, center contemporáneo, apabullante en defensa y con mucho margen para crecer en lo ofensivo.
Los tres, asumiendo las miserias de los Wizards, finalizaron el curso con aprobado raspado. Todos han acusado el mismo problema: una paupérrima eficiencia en sus estadísticas de tiro. Mala gestión de las posesiones, libertinaje, poca responsabilidad y ninguna consecuencia en forma de penalización desde el banquillo, ya que todo lo que fuera perder partidos sumaba para la causa.
Dudamos que Brian Keefe se permita otra temporada así, especialmente con un Sarr cuyo lado fuerte es –y será siempre– el defensivo. No hay que confundir capacidad con virtud: el francés tiene rango de tiro, pero no es Karl Anthony-Towns. Un 39,4% es inconcebible para un interior.
Middleton y McCollum deberían instaurar cierto orden y jerarquía en la gestión de la pizarra y el reparto de los tiros, favoreciéndose todo el conjunto de una mejor selección y gestación de oportunidades.
Pero, desde luego, si tienen trabajo en ataque –últimos en offensive rating, pero que la sola incorporación de McCollum y Tre Johnson debería corregir en parte– la verdadera tarea y reto se encuentra en la parcela defensiva, donde también terminaron casi a la cola de la clasificación: 27º, con 118 puntos recibidos para el peor net rating de la NBA (-12,2).
El jugador a seguir: Tre Johnson
Tre Johnson aterriza en la NBA con la etiqueta de ser, posiblemente, el anotador más natural de la camada. En su paso por Texas, y siendo un freshman, ya dejó claro que podía cargar con gran parte del peso ofensivo sin que ello afectara a su eficiencia: castigó defensas desde la larga distancia, el rango medio y también cerca del aro. Es pura atracción gravitacional para las defensas.
Su estilo se ajusta de lleno a lo que exige la liga actual: amenaza constante en el perímetro, variedad de recursos para fabricarse lanzamientos y un manejo de balón suficiente como para obligar a los rivales a no relajarse ni un segundo.
En el tiro tras recepción se mueve como pez en el agua: más del 40% de acierto en triples en estático y hasta un 45% cuando los defensores le enciman. Su mecánica, rápida y fluida, es de manual. Lo sorprendente es que su eficacia casi no varía cuando necesita botar: step-backs, pull-ups o triples en movimiento bajo presión, todo parece estar en su repertorio. Esa combinación le convierte en un verdadero quebradero de cabeza, sobre todo porque su rango de peligrosidad empieza a partir de media cancha, generando instantáneamente espacios para sus compañeros.
Claro que no todo es Jauja con Johnson. El jugador nacido en Texas todavía sufre cuando el contacto en la pintura se endurece: depende más de su técnica que de la fuerza, y si eso se notaba en la NCAA, habrá que cómo se adapta a la exigente NBA. Aunque pueda aparentar lo contrario, tampoco es un atleta híper explosivo; el curso pasado apenas firmó siete mates. Y, por ahora, y aunque su lectura del juego es notable, su mente se centra más en mirar al aro que en llevar el timón de ataque.
En cualquier caso, su impacto inmediato en la NBA está casi asegurado: actuará un espaciador de lujo, director secundario y presencia en el rebote defensivo. Si consigue añadir músculo, mejorar sus lecturas en el pick-and-roll y pulir su pull-up de media distancia, su techo es altísimo: hablamos de un anotador complementario de nivel All-Star.
Su llegada al número 6 del Draft puede terminar siendo, en realidad, una victoria inesperada para Washington. Muchos lo consideran entre los cuatro máximos talentos de 2025 y los Wizards aprovecharon la ventaja que no obtuvieron el día de la Lotería.
El pronóstico de nbamaniacs
¿Qué significa ser optimista con estos Wizards? ¿Basta con irse por encima de las 25 victorias o les exigimos más?
Si superan las treinta puede considerarse toda una hazaña, pero su destino parece estar, un año más, en la cola de la clasificación. Si Tre Johnson cae de pie, McCollum y Middleton se lo toman en serio y Sarr y algún sophomore más crece a buen ritmo, podrían soñar con alargar la lucha para el play-in hasta el All-Star Weekend para luego seguir ‘dejándose llevar’.
Anterior equipo: Utah Jazz. Próximo equipo: Charlotte Hornets
(Fotografía de portada de Brad Penner-Imagn Images)