Es el turno de publicar la previa NBA 2025-26 de los Minnesota Timberwolves. Datos, resultados de la temporada anterior, un vistazo a su plantilla y a sus futuros agentes libres, los objetivos del curso, el jugador a seguir y un pronóstico sobre la franquicia.
Minnesota Timberwolves 2025-26
Así encaran la temporada
Mercado de poco movimiento para los Minnesota Timberwolves en un momento que podría ser crítico. El experimento Julius Randle salió bien en lo deportivo y su tramo final de temporada y playoffs valieron una nueva presencia en finales de conferencia. En un principio, la idea no era renovarle, sino utilizar el hueco que dejase en la masa salarial para las renovaciones de Naz Reid, Nickeil Alexander-Walker y sumar algún contrato más que ayudase a dar profundidad al equipo. Sin embargo, el rendimiento de Randle anticipó una extensión que solo ha dejado dinero para él y Reid.
En estos últimos dos años los Wolves se han colocado como la alternativa constante a cualquier grieta que dejase abierta el Oeste. En una época sin grandes dominadores en la conferencia (a la espera de ver la historia que escriba Oklahoma City Thunder), la juventud y el físico que encarna Anthony Edwards les sitúa en un contexto ideal. Ahora bien, la idea pide una evolución que la gerencia no ha podido darle este verano.
Perder a Alexander-Walker es más grave de lo que parece teniendo en cuenta la temporada de Mike Conley y la dependencia que el equipo sigue teniendo en ciertos tramos de su dirección. El momento de proyecto pide aumentar la profundidad con jugadores contrastados, pero este año los Wolves tendrán que dejarse caer más en manos de algunos jóvenes que, ciertamente, funcionaron bien durante un segmento trascendental de la temporada. Aunque pedirle a Jaylen Clark, Terrence Shannon Jr. y Rob Dillingham que asuman esta responsabilidad, quizás sea demasiado.
Esperando por Rudy Gobert
A estas alturas, y más que el compromiso con Julius Randle y el lógico miedo de que vuelva a caminar senderos de juego díscolo, el proyecto de los Timberwolves pende de Rudy Gobert. Y, como siempre, de su contrato. El ascenso del techo salarial ha acolchado el impacto de los 36,6 millones de dólares de media que se embolsa el pívot francés al año. Aun así, este año ocupará el 22% del Cap, probablemente demasiado para un interior de 34 años de rol tan específico y sobre el que ya no gira tanto la defensa de los Wolves. A pesar de seguir siendo crucial a ese lado.
La evolución del conjunto de Minneapolis viene sobre todo de repensar la figura de su referencia interior, de la que Chris Finch ha prescindido bastante en aras de un baloncesto más dinámico y menos atragantado a media pista. Gobert jugó 33 minutos por encuentro en temporada regular, pero solo 27 durante los playoffs. Su impacto de un año para otro se ha visto mermado porque Finch, y seguramente la franquicia, piensen ya en poder prescindir de él para crecer por otros derroteros.
El problema está en que, para el verano que viene, el francés goza de una opción de jugador por 38 millones de dólares que probablemente tome. Por eso es prioritario para Tim Connelly convencer a Gobert de firmar a medio plazo (3 años) bajándose significativamente la ficha. Algo así como un 60×3 o similar. O, directamente, dejarle marchar o buscar un traspaso con él.
Pensando en el presente, lo normal sería valorar que el pívot perdiese peso en la rotación para dar rodaje a Reid como interior para dar vuelo a Randle y Edwards en las zonas cercanas al aro. Si esa configuración sobrevive defensivamente, los Wolves tendrán mucho terreno ganado para su presente y su futuro.
Jugador a seguir
Anthony Edwards es ya uno de los mejores jugadores del mundo. Aunque, claro, eso se podría decir de muchos jugadores en la NBA, dado 200 de los 250 mejores seguramente estén jugando allí. Lo que quiere decir la afirmación es que hay noches en las que nadie en el planeta puede decir ser mejor jugando al baloncesto que Ant. Y esto es una idea que él mismo percibe y se cree.
Lo que le separa de ese escalón solo reservado a la máxima excelencia es ser un robot. Tener la consistencia de los más grandes para que el suelo sea más alto que el techo de cualquier otro mortal. Edwards siempre ha sido un perfil que suma incluso en sus días malos por la lucha y carácter que le imprime a todo. Y el último año su evolución en la lectura del juego, el saber cuándo amarrar el partido y cuando dejarlo correr por otros derroteros, le han llevado a un nuevo nivel de madurez. Empezó el curso quejándose de recibir dobles marcas en cada posesión y acabó aprovechando estas para dejar florecer a Randle y al resto.
El escolta es ya una certeza que empuja a su equipo a competir por todo cada año. Pero sigue creciendo en su juego curso tras curso. Hasta el punto de que las flaquezas mentadas con la decadencia de Conley y la pérdida de profundidad, importen menos por su mera presencia.
Viene de un curso histórico desde el triple (320 anotados rozando el 40%) y quizás sea no caer tanto en ese tipo de lanzamientos el ajuste a aplicar de cara a la nueva campaña. Por lo que se cuenta a lo largo y ancho de la liga, su verano se ha centrado en trabajar su juego de espaldas a canasta hasta la extenuación devorando cintas de Michael Jordan y Kobe Bryant.
Previa NBA 2025-26 Minnesota Timberwolves, pronóstico
El curso pasado, a pesar de acabar en alto, fue demasiado irregular. La adaptación de Julius Randle costó, pero habiendo visto las piezas encajar, la expectativa para este curso debería de ser volver a verles pelear por factor cancha en el Oeste. Rozar las 50 victorias, cosa que ya hicieron el año pasado, debería de ser obligatorio. Y esto les debería dar para alcanzar como poco la quinta plaza. Como todo, depende de cómo se tomen la temporada regular Los Angeles Lakers y los Denver Nuggets. Viniendo de donde vienen y sabiendo cómo pueden cambiar las cosas durante la temporada, su techo no debe ser otro que el campeonato. Aunque sea muy exigente con respecto a su offseason.
(Fotografía de portada de Mark J. Rebilas-Imagn Images)