¿Qué ocurre en los Portland Trail Blazers?

Diferentes razones condenan al equipo a su peor arranque de los últimos años, con cuatro derrotas seguidas y ocho en los últimos diez partidos

San Antonio, Oklahoma, Portland y Golden State presentan cuatro de los cinco peores récords de la Conferencia Oeste en estos momentos. Whatt!! Resulta paradójico que todos ellos disputasen los playoffs el curso pasado y que dos hasta llegasen a las finales de conferencia. Un nuevo orden parece querer germinar en el lado pacífico del mapa y, con él, se ha llevado por delante (al menos por lo visto hasta la fecha) a conjuntos de espacio reservado entre los mejores.

Uno de esos caídos en momentánea desgracia son los Portland Trail Blazers. Cuatro derrotas seguidas, ocho en los últimos diez partidos y un nublado balance de 5-12 anclan al equipo de Terry Stotts en la penúltima posición del Oeste. ¿Qué les está ocurriendo para pasar de la final de conferencia ante los Warriors a un inicio tan tembloroso? Un par de infecciones letales.

Para empezar, las lesiones han construido colonia permanente en Oregon. Resulta una plaga de terrible consideración. Por ejemplo, Jusuf Nurkic tiene todavía meses por delante hasta volver a las pistas; el pívot bosnio se lesionó de gravedad en su pierna izquierda la pasada temporada, allá por el mes de marzo, y su vuelta todavía no figura en el horizonte. Además, su ausencia es más infecciosa de lo que parece.

Nurkic, una ausencia letal

Nurkic presentó un rating defensivo de 106,5 puntos el pasado curso, mejor que el de cada uno de sus compañeros de vestuario y, también, que la marca general de su equipo (109,5). El registro del balcánico resultó también bastante superior al que presentan los Blazers esta temporada (111,6, noveno peor de la NBA). Por ahí empiezan a explicarse los problemas del equipo de Stotts, por la ausencia de un perfil esencial en su juego, sobre todo en la armonía defensiva. Y no solo en defensa era Nurkic una figura sacra, su 117,0 en rating ofensivo habla maravillas de lo mucho que agradecía su equipo la presencia del bosnio en pista. Por comparar, el dato global de Portland esta temporada es de 108,4. No hay duda de que con Nurkic en pista los Blazers eran mejores.

Nurkic mejoraba en ambas partes de la cancha; superpoder que está aún por descubrirse en la figura de Hassan Whiteside, sustituto de lujo ante la ausencia del bosnio. El ex de Miami asoma números vistosos (14,9 puntos, 12,0 rebotes o 1,8 tapones, 58,7 en eFG% o 63,0 en true shooting), pero, yendo al detalle, no hay color con el bosnio. No es que su campaña esté siendo desastrosa, pero sí hay una (como poco) diferencia respecto a Nurkic: sobre todo, el poso defensivo. Aunque Whiteside ponga casi dos tapones por partido y tenga unos brazos más largos que un último cuarto con tiempos muertos, su silueta no colabora tantísimo en el orden defensivo como sí hacía la de Nurkic. Su rating defensivo es de 110,8, un dato que estaría entre los 10 peores de la liga si hiciéramos la comparación con las estadísticas avanzadas de los equipos.

Tapones y centímetros, sí, pero el bisturí avanzado descubre las carencias del juego defensivo de Whiteside. De ese modo, aunque el pívot titular de los Blazers pudiera parecer un recambio de lujo, su aportación está lejos de la de su camarada europeo.

Los antiguos secundarios

Y más bajas. Zach Collins tampoco jugará durante los próximos meses (ya algo menos de cuatro) debido a los reiterados problemas en su hombro. Damian Lillard ha arrastrado molestias en los últimos días, el citado Whiteside no anda del todo sano… Y a todos esos tránsitos a la enfermería, también hay que añadir la pérdida de secundarios clave en la última gran obra del equipo.

Porque las finales de conferencia del pasado curso fueron una obra maestra de Damian Lillard (su serie ante OKC…), de C.J. McCollum, pero también de algún que otro soldado raso. Los Trail Blazers perdieron este año los servicios de especialistas importantes, como Enes Kanter, Jake Layman, Meyers Leonard, Seth Curry, Evan Turner… además de Maurice Harkless y Al-Farouq Aminu (sobre todo él), dos jugadores de incalculable valor defensivo.

Aminu (108,2 en rating defensivo) y Harkless (106,8) replicaban una consistencia defensiva que no está encontrando Portland en los nuevos reclutas: Kent Bazemore (111,7), Rodney Hood (111,0), Anthony Tolliver (111,5), Anfernee Simons (112,7), Carmelo ANthony (114,5) o el novato Nassir Little (117,0). Solo el croata Mario Hezonja presenta valores (105,3) superiores a los que aportaban Aminu y Harkless, y no es que hablemos de un especialista detrás precisamente.

También en ataque

Ese empobrecimiento en defensa progresivo de los Blazers ha propiciado su 22º puesto en puntos encajados cada 100 posesiones; por debajo del 16º lugar (109,5) del curso pasado. No es que defendieran como la élite en el precedente 2018-19, pero sí tenían especialistas que elevaban el nivel general. Eso es parte de lo que se echa en falta este curso, además de una versión más acertada en ataque de todo el bloque; no en vano, en la campaña pasada los Blazers terminaron la temporada regular siendo el tercer mejor sistema ofensivo de la competición (113,7 tantos cada 100 posesiones) y en el presente ejercicio se encuentran lejos de esa azotea (108,4), con el duodécimo mejor valor de la liga.

Peor posición y también tino errático, pues Portland es el noveno peor equipo en porcentaje de tiro efectivo 51,2) de toda la NBA.

Lillard (28,3 puntos, tope de su carrera) y McCollum (22,2) están anotando como siempre, pero el problema llega por el notable bajón general provocado tras el cambio excesivo de cromos en la plantilla. Especialistas pasados como los citados Aminu, Harkless, Curry o Kanter dotaban a la segunda unidad de cierto poso, fiabilidad, en comparación con lo que se está viendo este año. Que haber brotes verdes, haylos, como la esperanzadora anotación del joven Simons (11,1 puntos). Sin embargo, la plantilla de la pasada temporada parecía bastante más preparada para competir en el embotellado Oeste.

O sea, que la baja de Nurkic y una escopeta de feria a la hora de reforzar la plantilla han condenado a los Blazers a su situación actual. No sería de extrañar que la organización propusiera algún traspaso de consideración si la mala dinámica insiste en acampar a sus puertas. Porque Lillard no puede permitirse un año en las cloacas de la liga, menos después de seis seguidos pisando la postemporada.

Ojo, que pueden (y deben) mejorar en lo que resta de ejercicio. Tienen material para ello, pero desde luego no ha de ser en la línea de juego demostrada hasta el momento.

(Fotografía de portada: Abbie Parr/Getty Images)


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