¿Quién es el rival más débil?

Sobre Novak Djokovic: «Diría que es el mejor de la historia. Ha tenido un cuerpo mejor que el mío y eso también cuenta. Los números dicen que sí, que es el mejor y para mí, lo es».

Los más fanáticos de Federer harán un trapo de esta afirmación; incluso muchos nadalistas se mostrarán reacios a compartir el credo, aún viniendo de quien viene. Poca falacia de autoridad puede haber, pues esto salió de la boca del propio Rafael Nadal en una entrevista concedida a El objetivo el pasado mes de febrero, zanjando, al menos para algunos, un debate casi irresoluble.

El español aplicó su métrica. Una que, con sus fallos intrínsecos, es de las más objetivas y menos reprobables posibles. Datos. Hechos. Resultados. Sentencia por Grand Slams. Y Djokovic tiene más que nadie, 24.

Nadal recurre a esa cifra sin excusas. O mejor dicho, asumiendo cada una de ellas. Una larga lista donde las lesiones, el riesgo a correrlas y el modo de afrontarlas, son sólo un factor más y ante lo que no valen los ambages.

A lo que añadir un aspecto nada trivial: en el tenis se juega uno contra uno, por lo que no existe el concepto de ‘Plan B’. Ni de rotación, segunda unidad, ajustes, o lo profundo de una plantilla que, como head coach, has tenido seis meses y 82 encuentros para desarrollar y trabajar.

Un edición muy castigada

Esta temporada, como en cualquiera, las lesiones han reclamado su cuota de pantalla. Algunos equipos las han sufrido como un mazazo irreversible, mientras que otras veces golpean en un granizo incesante, con margen para parches temporales o maniobras de excepción.

El juicio duro al load management, no obstante, ha supuesto un reto para todos aquellos cuerpos técnicos que hacen de la RS virtud, gestionando sus jugadores franquicia a lo largo (y denso) del curso para que emboquen lo menos maltrechas posibles a playoffs. La ‘player participation policy‘, dirigida a las superestrellas y que tan felices nos tenía a todos hasta febrero, empezó a manifestar sus efectos secundarios tras el pit lane del All-Star Weekend.

El desgarro muscular como gran actor principal.

Partidos perdidos por jugadores All-Star

Mes2022-232023-24
Oct.14%11%
Nov.22%11%
Dec.22%19%
Jan.26%17%
Feb.18%21%
Mar.23%27%
Apr.37%33%
Fuente: ESPN

Los alardes de la ciencia médica aún no alcanzan a curar esguinces y dedos dislocados con un simple chasquido de dedos. La pisada blanda en el momento menos indicado puede dar al traste con la mejor de las planificaciones, por más sesiones de banda elástica que haya detrás.

Aún así, el factor riesgo arranca mucho antes de los partidos. La mesa de operaciones de la temporada baja y los fichajes que se acometen en ella, es el verdadero punto de partida.

El factor riesgo, como en cualquier contrato de seguros, va aparejado al perfil del activo en cuestión. Y Kawhi Leonard, en términos de certidumbre en pista (y lo sabían los Clippers antes de traerlo y renovarlo por una millonada), no es LeBron James.

Estrellas en activo de la NBA: playoffs
JugadorP.JugadosP.Perdidos por lesión% Disponibilidad
LeBron James2870100.0%
Jayson Tatum1000100.0%
Nikola Jokic750100.0%
DeMar DeRozan630100.0%
Anthony Davis60198.4%
James Harden166398.2%
Donovan Mitchell52198.1%
Paul George114595.8%
Damian Lillard65395.6%
Jimmy Butler119794.4%
Jaylen Brown111794.1%
Kevin Durant1701293.4%
Chris Paul1491292.5%
Stephen Curry1471292.5%
Luka Doncic35392.1%
Russell Westbrook1221390.4%
Joel Embiid59888.1%
Giannis Antetokounmpo791187.8%
Kawhi Leonard1392485.3%
Kyrie Irving812973.6%
365scores.com

Preparar una temporada va, o debería ir, más allá del modo en que bailoteas con el salary cap para atraer estrellas sin que tus finanzas tiemblen. Un roster meditado, versátil, compensado, ambicioso, saludable en términos de ego y capaz de dar un paso al frente en situaciones de necesidad. Casi todo lo que, hype a un lado por razón de nombres, no han sido los últimos Phoenix Suns.


Tras la planificación, el elemento riesgo vuelve a cobrar forma en su segunda fase: la de ejecución.

Esta fase se hace notar no sólo durante todo el periplo regular, sino también, y en especial, en los playoffs. Ya en primera ronda, por ejemplo, donde el número de bajas All-Star es de los más altos en veinte años, hemos visto cómo hasta 14 jugadores han promediado 40 o más minutos por partido, mientras que el año pasado la cifra fue de tan sólo cuatro.

Y 40 minutos no son lo mismo en regular season que en playoffs. El nivel de contacto (habido y permitido), de porfía y defensa (habida y permitida), de amplitud de espacios, de laxitud en la marca del triple y el step-back, de acumulación de cuerpos en la zona, nada tiene que ver en un escenario y en otro, y habría que preguntarse, de hecho, si lo aterciopelado de la RS no es contraproducente en cuanto al chaparrón, el upgrade físico y paliza corporal que exige cada emparejamiento de postemporada y para lo que los jugadores no llegan tan acostumbrados como hace tres décadas, cuando ‘el cuerpeo’ acompañaba a la temporada de principio a fin.

La célebre máxima de Thomas Reid, “Una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil», golpea con toda su fuerza en playoffs a cada percance que sufren los equipos monodependientes. Aquellos a los que se les ven las costuras tan pronto su aspecto menos cuidado sufre un revés. Puede ser el físico, el mental, el relativo al talento, la falta de una voz veterana, un entrenador sin reflejos en la trinchera o un vestuario incapaz de reaccionar a un par de bajas sensibles.

Así, como un caso entre cientos, ‘los Bucks sin Anteto de 2024’ no son los mismos que ‘los Bucks sin Anteto de 2021’, cuando una hiperextensión de rodilla le hizo perderse parte de las series, pero en un entramado más compacto como lo eran con Jrue Holiday en sus filas o un más joven Brook López, fueron capaces de capear la baja del griego hasta su regreso en las Finales. Algo que sólo con el fichaje de Dame Lillard e ignorando el decaimiento paralelo del resto del plantel, no ha sido suficiente ante el underdog del Este, los Indiana Pacers de Rick Carlisle.

Pretextos para todos

Nadie se libra. O casi nadie. Si nos ponemos a repasar, ninguna franquicia llega a abril todo lo estupenda que le gustaría. Aunque algunos proyectos sufren la mutilación mucho más atrás. ¿O ya nos hemos olvidado de los Grizzlies de Ja Morant, un valor fijo en postemporada hasta que se nos cayó el base?

Las lesiones de larga duración lo condicionan todo, pero hasta el traspiés más tonto en el momento clave, también. Mientras que los Knicks tuvieron semanas para trabajar la ausencia de Julius Randle, las sucesivas de Bojan Bogdanović, Mitchell Robinson, O.G. Anunoby y la postrera de Jalen Brunson en pleno Game 7, fueron demasiado para un Thibs que, eso sí y como siempre, apuró la rotación hasta que aparecieron las grietas, y sólo entonces dio paso a nombres válidos para la descongestión, como Alec Burks o Precious Achiuwa.

En primera ronda, Kawhi Leonard que venía de cuajar una RS prometedora, volvió a fallar en el momento clave: renqueante toda la serie y ausente en los Games 4 y 5. Diagnóstico similar el de Joel Embiid, un maniquí en defensa durante toda la eliminatoria ante NYK, y donde las infiltraciones sólo sirvieron para mandar el ataque de unos 76ers en los que, a pesar de los nombres (Maxey, Harris, Lowry), Nick Nurse no cumplió las expectativas, inútil en los ajustes sin la versión MVP del camerunés.

Por ser los favoritos del Este, olvidamos rápido que Miami Heat no contó con dos de sus piezas más vitales ante Boston Celtics, Jimmy Butler y Terry Rozier, mientras que estos demostraron la enorme plantilla que son, logrando que una baja tan sensible como la de Kristaps Porzingis pasase casi desapercibida ante unos Cavs que, eso sí, les hubiesen puesto en más apuros de contar con su martillo pilón en la pintura, Jarret Allen.

De la Conferencia Este nadie sale indemne, pues si bien cabría preguntarse por algunos que qué les pica a los Indiana Pacers, estos responderían que la baja de Bennedict Mathurin (su cuarto máximo anotador, con 14,5 ppp) o la de Jalen Smith como complemento interior, son tan sensibles o más en un equipo sin Hall of Fammers pero donde, precisamente, es en el engranaje –que funciona como un ‘todo’– donde reside el secreto de su fuerza (Orlando o Miami en la misma línea), y donde cada ‘segunda espada’ ocupa un rol esencial, ante lo difícil para sus estrellas (Haliburton, Siakam) de suplir ese espacio como, por talento arrollador, sí son capaces otros grandes de la Liga (Doncic, SGA, Mitchell, Jokic, Curry o Antetokounmpo).


El Oeste no es distinto. Junto a los ya mencionados (Leonard, Morant), a cada franquicia le da para sacar, al más puro estilo José Mourinho en rueda de prensa, un pergamino emborronado por una larga lista de excusas. Basta con clicar en el apartado de injuries de cualquier equipo en el portal Fox Sport para ver que palangana en la que llorar, todos tienen una.


La pérdida más llamativa, por el cuándo, ha sido la de Zion Williamson en los New Orleans Pelicans, cuyo rendimiento en el tramo inicial de primavera auguraba un huracán en playoffs, y sin duda una suerte distinta ante unos Thunder que, sin él, ganaron por barrida. Thunders que, por cierto, pueden presumir de ser el conjunto al que más han respetado las lesiones de los 16 clasificados por el título.

A los Lakers no les dió ante Denver, a pesar de sí contar con Anthony Davis y Lebron James, este último con pleno de apariciones en playoffs, otra razón más que explica por qué está entre los mejores de siempre. Porque no se puede ignorar. Regularidad, resiliencia y talento conforman un triángulo innegociable en cualquiera de sus tres vértices, si aspirar a lo más alto es lo que se pretende.

No sabemos cómo de mal, o de infiltrada o de ignorada está la rodilla de Luka Doncic. Lo que sí sabemos es el esloveno que lleva un 12 de 12 en apariciones en estos playoffs, y que sus Mavericks están en Finales de Conferencia dispuestos a todo ante unos Timberwolves con su elenco también al completo (sólo Rudy Gobert se ausentó una noche porque acababa de ser padre). Y es que entre estar o morir, la historia nos dice que las leyendas eligen lo primero. Probablemente por eso, también son leyendas.

Leyendas retiradas: apariciones en playoffs
Jugador P.jugadosP.perdidos%DisponibilidadJugador P.jugadosP.perdidos%Disponibilidad
John Stockton1820100.0%Dwyane Wade177298.9%
Michael Jordan1790100.0%Bill Russell165298.8%
Wilt Chamberlain1600100.0%Rick Barry74198.7%
Hakeem Olajuwon1450100.0%Allen Iverson71198.6%
Julius Erving1410100.0%Scottie Pippen208498.1%
Bob Cousy1090100.0%Tim Duncan251598.0%
Moses Malone940100.0%Dirk Nowitzki145398.0%
Bob Pettit880100.0%Steve Nash120397.6%
Oscar Robertson860100.0%Kobe Bryant220796.9%
George Mikan700100.0%Shaquille O’Neal216996.0%
Kareem Abdul-Jabbar237199.6%Larry Bird1641293.2%
Karl Malone193199.5%Elgin Baylor1341093.1%
Magic Johnson190199.5%Kevin Garnett1431590.5%
Paul Pierce170199.4%Jerry West1531889.5%
Clyde Drexler145199.3%Patrick Ewing1391888.5%
Charles Barkley123199.2%Bill Walton491774.2%

Además, si algo hace el polvo de la historia es tapar todo aquello que no sea el equipo campeón. En unos años nadie recordará las bajas que arrastraron los rivales de Indiana Pacers si logran alcanzar las Finales de la NBA. Al igual que nadie desacredita hoy el anillo de Toronto Raptors en 2019 a pesar de que los Warriors eran la mitad de temibles sin Klay Thompson ni Kevin Durant.

La justicia del campeón

Antes de ser la profesora Candela Blanco en Los Serrano, Nuria González saltó a la fama por presentar la versión española de El rival más débil. La mecánica era sencilla. Se trataba de responder a ocho rondas de preguntas de cultura general, donde la secuencia de premios era de 10, 30, 60, 120, 200, 325, 450, 600 y 800 euros. Equivocarse, implicaba volver a cero y empezar desde el principio, mientras que el temor a fallar te permitía ‘blindar’ las ganancias obtenidas hasta entonces, al grito de ‘¡banca!’, antes de escuchar tu pregunta.

El formato tenía un arma de doble filo: lados individual y colectivo. Hacer un grupo fuerte capaz de acumular cuanto más dinero mejor, antes de jugárselo todo en un ‘cara a cara’ final. Un trivial donde acumular más conocimientos que el adversario era insuficiente si, en el momento de la verdad y ante la pregunta definitiva, estos no bastaban para acertar en la respuesta.

La estadística y puntualidad en el acierto a menudo tienen un índice de correlación fatal. La inconsistencia —de cualquier clase— en los playoffs de la NBA, se paga a un precio muy alto, convirtiéndote, si el de enfrente aguanta el titubeo, en el rival más débil.

¡Ojo! Oportunidades para enmendar no faltan. Al mejor de siete, Finales incluidas.

Que se lo digan a Ancelotti el próximo 1 de junio en Wembley.

(Fotografía de portada de  Elsa/Getty Images)


EXTRA NBAMANIACS

Nuestro trabajo en nbamaniacs es apoyado por lectores como tú. Conviértete en suscriptor para acceder a beneficios exclusivos: artículos especiales, newsletter, podcast, toda la web sin publicidad y una COMUNIDAD exclusiva en Discord para redactores y suscriptores.