El linaje baloncestístico invita a la expectación y a cierta dosis de nostalgia sobre aquellos nuevos jugadores que aterrizan en la NBA bajo el cobijo de un apellido que ha sido sinónimo de éxito en el pasado. De forma inmediata, todos se afanan en buscar similitudes y sacar conclusiones precipitadas sobre qué esperar y cuánto se parecerá el nuevo chaval a su más inmediato predecesor.
Como jugador que conquistó tres anillos de campeón con los Chicago Bulls de Michael Jordan y que sumó otros dos junto a Shaquille O’Neal y Kobe Bryant en Los Angeles, Ron Harper emerge como un nombre que los aficionados a la liga difícilmente olvidarán.
Su retoño, Harper Jr., no vivió de primera mano dichos éxitos pues solo contaba con catorce meses de vida cuando Ron padre colgó las zapatillas en 2001 tras completar su repóquer de anillos. El gusanillo del baloncesto siguió en él varios años más, lo que llevó a formar parte del cuerpo técnico de Flip Saunders en Detroit entre 2005 y 2007.
Así, la educación deportiva de Harper Jr. recayó sobre su madre, curtida también en los vastos menesteres del baloncesto. María Harper jugó baloncesto universitario en la División I de la NCAA en New Orleans. Posteriormente se desempeñó como entrenadora en DePaul Catholic High School y fundó su propio programa AUU, Ring City, el cual daría cobijo al pequeño Ron.
“Mi madre asumió el papel de enseñarme a jugar al baloncesto”, afirmó Harper Jr. en una reciente entrevista para el medio The Athletic. “Mi padre abrazó esa decisión. Quizá estuvo dentro del juego lo suficiente y solo quiso dar un paso atrás y ver cómo me desarrollaba. Sabía que estaba en buenas manos con mi madre.”