Utah Jazz y Minnesota Timberwolves protagonizaron este viernes uno de los traspasos más multitudinarios de los últimos tiempos. En un giro de los acontecimientos relativamente inesperado, la franquicia de Salt Lake City envió a su máximo referente defensivo, Rudy Gobert, a Minnesota a cambio de Jarred Vanderbilt, Malik Beasley, Patrick Beverley, Leandro Bolmaro y Walker Kessler. Además, los Jazz recibieron las tres primeras rondas sin protección de 2023, 2025 y 2027, un swap pick de 2026 y la primera ronda protegida top 5 de 2029.
En las oficinas de Minneapolis han sido conscientes en todo momento del gran riesgo que supone la operación y de las posibles ampollas que esta levantaría. De hecho, no solo han emergido aficionados que cuestionan el traspaso sino que diversos analistas de los medios más importantes han definido el mismo como un “importante robo” o “un win de manual” de los Jazz, reservando todas las dudas para el quehacer de los Timberwolves.
Sin embargo, este movimiento comprende una narrativa más profunda, pues incorpora numerosos entresijos a considerar. La casilla de salida corresponde a una simple pero importante pregunta: ¿qué esperan en Minnesota con este traspaso? Para responder a esta cuestión hay que hacer un balance de la trayectoria reciente del equipo.