San Antonio Spurs, ¿la reconstrucción es inminente?

Por primera vez en muchísimo tiempo, pintan bastos en los San Antonio Spurs; es más, la baraja no para de llorar. Después de 22 presencias consecutivas (locura) en los playoffs, cinco títulos por el camino, la organización que dirige Gregg Popovich tiene muy complicado clasificarse para las rondas por el título esta temporada.

Los Spurs son en estos momentos undécimos (10-15), a un partido de distancia del octavo lugar que ocupan los Thunder. La situación deportiva es triste, incierta y nubosa, pero no dramática puesto que la distancia con los ocho primeros no es aún insalvable. Podría San Antonio todavía arreglar su arrugado arranque 2019-20 y empezar a escalar sensaciones, no obstante la sensación que da el equipo es de haber agotado su duende existencial. Sencillamente, con el contenido actual de su plantilla no existe material para poder seguir entre los mejores.

Lo saben los fans y lo sabe, quién si no, el sabio Popovich, que se ha mantenido al frente del banquillo desde la temporada 1996-97. Cuentan con dos grandes jugadores, posiciones bien cubiertas (a medias, visto lo visto) y algún joven con cierta proyección, como Dejounte Murray, pero el crédito de la plantilla en conjunto es cada vez más bajo.

Lo es porque el actual núcleo, aun siendo una congregación decente, no está pudiendo sostener el ritmo de los últimos tiempos; ni siquiera el de los últimos dos años (caída en primera ronda de playoffs). Por el errático rumbo del equipo y la consciencia de que en la actual hornada no hay solución, San Antonio podría estar más cerca que nunca de una reestructuración importante. Como nunca la vivieron en las últimas dos décadas.

De hecho, en los últimos 20 años la perennidad de sus mejores jugadores (Tim Duncan, Tony Parker, Manu Ginóbili…) les permitió vivir de las rentas durante mucho, mucho tiempo; había cada año muy buenos ajustes, pero eran secundarios, quienes dirigían la embarcación eran los de siempre.

Ahora, con un DeMar DeRozan cada vez más criticado por su imposibilidad de invocar victorias de manera consistente, o un LaMarcus Aldridge cerca de su último contrato profesional, los Spurs podrían vivir cambios de lo más profundo.

No les queda otra

«Son días diferentes para la organización. Antes vivieron un universo separado, paralelo de la NBA por la continuidad que siempre tuvieron. Pero la reconstrucción está llegando a San Antonio», pudo declarar el periodista Adrian Wojnarowski en la cadena ESPN.

«Podrá ser en un traspaso antes del deadline o en verano, pero no hay forma de evitarlo. Va a ser un camino largo para ellos. No están listos para realizar cambios de manera muy rápida», añadía Woj.

O sea, que el periodista mejor informado de la NBA, el insider por excelencia, anuncia que los Spurs están ya mentalizados para accionar una reconstrucción profunda.

DeRozan y Aldridge

En dicho corrimiento de tierra, San Antonio tendrá que mover ficha con sus dos jugadores más destacados, DeRozan y Aldridge. El escolta tiene bastantes papeletas para acabar traspasado antes del límite de febrero (día 6), puesto que su contrato podría tener carácter caduco si el jugador rechaza su player option por 27 millones de dólares.

Vaya, que si deciden que el fin de DeRozan en la organización ha terminado, mejor hacerlo vía traspaso obteniendo algo a cambio que verle partir en verano a cambio de un «hasta ‘nunqui'».

Por encima de todo, con DeRozan predomina el mantra de que nunca podrá llevar al equipo al siguiente nivel. Es un gran anotador y jugador de ataque, pero su dominio no da para empoderar a todo el equipo con dirección a la cima de la Conferencia Oeste.

Con Aldridge ocurre una situación algo parecida. Puede que se le tenga algo más de fe que a DeRozan, pero su edad (34 años) y comienzo de declive también invitan a una despedida. El ala-pívot posee contrato en vigor también para la campaña que viene (sueldo de 24 millones) y si en Texas deciden dinamitar los cimientos de la actual edificación, Aldridge tiene también todas las opciones de marcharse.

Qué pasa con Popovich

Otro cantar es el caso de Popovich (en enero, 71 años). El técnico renovó sus votos la pasada campaña como líder del banquillo siendo además el entrenador mejor pagado de la NBA. Pops ampliaba su estancia por esta y dos temporadas más, sin embargo la decisión de continuar o no la emitirá al final de cada período. Es decir, que al terminar esta temporada Pops podría todavía determinar que su carrera se ha quedado sin gasolina. Sam Amick y John Hollinger (The Athletic) publicaban la semana pasada que en los Spurs no tienen noticias de si Popovich desea continuar el curso que viene. Seguramente sea muy temprano para esa decisión aún, más con el carrusel de malos resultados acaecidos hasta el momento.

Amick y Hollinger hundieron un poco más el bisturí comunicando que en caso de que Popovich decidiera dejarlo, el técnico de la Universidad de Kansas en la NCAA, Bill Self, tendría opciones sobre el banquillo texano. Self, en Kansas desde 2003 y máximo campeón colegial en 2008, mantendría una buena relación con R.C. Bufford, directivo supremo de los Spurs, desde sus días coincidentes en la universidad. Ambos compartieron además equipo como asistentes en el equipo de Kansas que entonces dirigía el ilustre Larry Brown, entre 1983 y 1988.

Así, se desconocen todavía los pormenores de cómo, cuánto y cuándo caerá la revolución en San Antonio, pero ya sí se sobreentiende como algo inevitable. La plantilla actual no da para pelear arriba y por eso los Spurs son conscientes de que tendrán que acometer la madre de todos los puntos y aparte; al menos de su exitosa historia reciente.

(Fotografía de portada: Hector Vivas/Getty Images)


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