San Antonio y el ‘factor Wembanyama’

Un gran número de supersticiones y teorías de la conspiración rodean a la celebración de la lotería del draft. Una narrativa que dio comienzo en 1985 en un sorteo tremendamente extraño que permitió a los New York Knicks el seleccionar a Patrick Ewing.

El sistema se ha ido remodelando desde entonces, pero no ha evitado desplazar por completo las suspicacias de los aficionados. En 2008, los Chicago Bulls ganaron el sorteo con solo el 1,7% de posibilidades. El premio fue seleccionar a Derrick Rose y, con ello, recuperarse de la profunda depresión en la que se habían sumergido desde la retirada de Michael Jordan.

En 2012, los New Orleans Pelicans también recibieron el premio gordo bajo el nombre y apellido de Anthony Davis. Curiosamente, la franquicia había hallado comprador poco antes, en Tom Benson, y precisaba de una nueva estrella tras la partida de Chris Paul. Antes y después de ello, los Cleveland Cavaliers disfrutaron hasta de tres selecciones de primera ronda (2011, 2013 y 2014) tras la marcha de LeBron James rumbo a Miami.

La última de estas casualidades —o causalidades— señaló esta misma semana a San Antonio. En esta edición de 2023, la diosa fortuna sonrió a los Spurs, quienes partían con las mismas probabilidades que Detroit Pistons y Houston Rockets de recibir el primer puesto del draft.


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