La carrera por ser el nuevo Shams Charania

La primera temporada de Charania monopolizando la información NBA deja conclusiones preocupantes y poca sombra a su dominio.

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Por David Sánchez

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Eran las tres y media del mediodía del 6 de febrero en los estudios de ESPN en Connecticut. Todavía quedaban flecos que despachar, pero todo lo mollar del último día del mercado de invierno más frenético que se recuerda estaba ya contado. Exhausto, Shams Charania se permitió un pequeño respiro apoyando sus codos en lo alto del respaldo de una de las butacas que conforman el plató de la filial de Disney, donde poco después seguiría ofreciendo los detalles de los traspasos que antes había reportado. En esos momentos su teléfono registraba 20 horas de uso de pantalla de las 24 precedentes. 

La cifra puede sorprender y catalogarse como enfermiza. Sin embargo, no supone ninguna rareza para el actual rey de los scoops. En octubre de 2023 Charania concedió una entrevista reportajeada a la revista Intelligence en la que admitía pasar 18 horas de media diarias delante de la pantalla. “Baja a 14, 13 o 12 en vacaciones. Creo que es un logro”, decía entonces. Por aquel entonces aún era el príncipe del chisme NBA, pues Woj era su gran monarca. 

La carrera por ser el nuevo Shams Charania

Regresa aquí la instantánea que le dedicó ESPN en sus redes sociales en claro guiño al gesto de Jimmy Butler durante las Finales de 2020. La comparación resulta paradójica porque la imagen del entonces jugador de los Miami Heat simbolizaba una lucha hasta la extenuación contra el destino. Un “mientras haya vida, hay esperanza” fruto de más de 47 minutos llevando al límite a un equipo claramente superior que, en el siguiente partido, cerraría la serie y el título. Charania, por contra, no competía contra ‘nadie’. 

Puesto sobre blanco, la labor del periodista es un absurdo. Interminables jornadas laborales pegadas al teléfono con un salario que se estipula por encima de los 10 millones de dólares anuales por publicar una noticia 10 minutos (o 3 o 30 o los que sea) antes de que sea oficial. No hay fenómeno que explique la obsesión con la inmediatez mejor que este. Obviamente, no es esa la tarea por la que se retribuye a Shams, aunque sí sea la fuente de su prestigio y del que antes cultivó Adrian Wojnarowski. Shams está donde está a nivel laboral por ser el portavoz oficioso de la liga. Ese al que acudir cuando se quiere dar una información interesada porque se ha ganado la confianza de todo el mundo a través de un poder que la propia NBA y sus titiriteros le han querido dar. 

Lo curioso es que a la NBA tampoco le termina de interesar este monopolio. No solo porque la batalla entre Charania y Wojnarowski era un espectáculo en sí mismo, sino porque la falta de competencia acaba generando sospecha. Sobre el papel, el cambio de cromos a los mandos del reporterismo en ESPN era inocuo. Pero tiene matices. 

Adrian Wojnarowski, como la mayoría en ESPN, está representado por CAA, la agencia de representación líder en lo que a NBA se refiere. Shams, sin embargo, forma parte de Klutch Sports, perseguidora inmediata que dirige el amiguísimo de LeBron James, Rich Paul. Esto implica que la liga, que utiliza a estas figuras como nexo con el gran público para modular la opinión pública, ha perdido amplitud a la hora de cubrir intereses. El flujo de información sigue siendo igual, pero no está en poder de figuras a las que se atribuye la voz de la verdad como sucedía cuando Woj y Shams se repartían (de forma desigual) la mayoría de grandes exclusivas. Porque el rumor tiene muchos padres, pero las noticias de gran calado viven ahora bajo el lecho de una familia monoparental.

Esta sensación es notoria atendiendo al actual panorama de periodistas que buscan llenar ese hueco que Wojnarowski dejó el pasado septiembre y que ahora pasa por ser el del ‘nuevo Shams’. La NBA siempre ha contado con periodistas que tienen información privilegiada por debajo de los proclamados popes. Marc Stein, Brian Windhorst, David Aldridge y otros de índole más dudosa como Sam Amick. Son periodistas que cuentan con lazos e información real dentro de la liga. Ahora, ninguno ha querido acercarse nunca al mundo de los scoops, quizás el trabajo más extenuante dentro de la comunicación deportiva. Al fin y al cabo, no es un perfil con el que la vieja escuela creciese. 

Pupilos de las Woj bombs

Ahora hay una generación de jóvenes (y no tan jóvenes) periodistas que se ha formado y crecido bajo el reinado de Woj y que ven esa como la parte más atractiva del oficio. Esta escuela, la de querer ser antes fuente de información que periodista, tiene ya muchos aspirantes cuyas prácticas son más o menos legítimas. 

De entre todos estos pupilos hay uno en concreto cuya ambición por alcanzar ese estatus y posición se ve a leguas sin que su red de contactos y olfato estén cerca de situarle ahí. Ya en su biografía de X se puede leer “activar las notificaciones es muy recomendable”, lo cual habla a las claras de sus ansias por ser una fuente en sí misma. Evan Sidery comenzó en esto del periodismo NBA (al menos de forma seria) en Bright Side of the Sun, la parte de SB Nation dedicada a cubrir a los Phoenix Suns. El periodista de 28 años terminó sus estudios en Arizona State entre 2016 y 2017. Y desde entonces ha escrito sobre todo en BasketballNews (2021-2023), Swarm & Sting (2024) y para la revista Forbes (2019-actualidad) como reportero ‘general’ de la liga. 


Extraña pues la escasez de enlaces y menciones a medios en los que colabora entre sus publicaciones en X. A Forbes lo utiliza como mera etiqueta de prestigio. Pero su día a día está relacionado con tomar información ajena y apropiársela o hacer pasar pensamientos por noticias o rumores sin citar fuente alguna. El pasado diciembre, el beat writer de los Suns para PHNX Sports Gerald Bourguet le llamó la atención por reportar que Devin Booker no se había entrenado y que seguramente se perdería el partido del Día de Navidad ante Denver Nuggets. 

“Hermano, necesitas parar de hacer esto. No te vi en el entrenamiento de los Suns de hoy. Viste las informaciones que publicamos Duane [Rankin] y yo sobre [Devin Booker] y las presentantes como si fueran tuya sin darnos crédito. Que es todo a lo que te dedicas ahora. Si no es tu información, deja de pretender que lo es para ganar seguimiento.

Feliz Navidad”

En realidad, sí hay una fuente a la que cita mucho: Shams Charania. A quien claramente idolatra como ejemplo a seguir. Sin embargo, más allá de lo reprobable que haya sido la labor y ascenso del periodista de ESPN, lo innegable es que su salto desde enterarse de temas menores en la esfera de los Chicago Bulls a ser acogido por el propio Woj en Yahoo Sports se basaba en su pericia para estar siempre cerca del chivatazo. Sidery está caminando un sendero inverso en el que quiere ser primero un referente para que esto le permita en un futuro hablar desde su propia verdad. 

El joven periodista es solo el ejemplo más extremo de este fenómeno. Pero hay cientos de plumillas en Estados Unidos que basan sus escritos o perfiles en redes sociales en vomitar cada rumor con el que se cruzan por internet sin contrastar la información (las más de las veces no tienen ni los medios para hacerlo).

Periodismo hecho a sí mismo

La aparición del blogging a mediados de la primera década del siglo y la posterior irrupción de las redes sociales y YouTube ha derivado en que muchos periodistas vean los grandes medios como una limitación y prefieran ‘hacerse a sí mismos’. Recientemente se ha visto a Jovan Buha, hasta hace poco reportero de los Lakers para The Athletic, poner toda la carne en el asador con su canal de YouTube. Substack está plagado de ex escritores de ESPN como Tom Ziller (ahora en su propia web), Tom Haberstroh, Ethan Strauss, Henrry Abbott o el máximo ejemplo de selfmade insider: Marc Stein. 

The Stein Line, su columna en Substack, se considera la actual biblia del rumor NBA por la calidad de información y escritura que maneja el periodista. Este año, además, ha contado con la presencia de Jake Fischer, antes en Bleacher Report y Yahoo, el nombre más pujante de la nueva camada en esto de la rumorología NBA. Los contactos que maneja este dúo les hace cubrir mucho de lo que sucede entre bambalinas en la liga, pero no les da para dar la noticia final, algo de lo que ellos mismos seguramente se desvinculen. 

Con el perfil de Stein se cubre prácticamente toda tipología de informadores de la liga fuera del circuito mediático que cubren las grandes cabeceras. Y ninguno de ellos parece amenazar u oponerse al reinado de Shams en el arte del scoop. Sobre todo porque ese segundo escalón solo tiene un aspirante: Chris Haynes. 

Heredero a medias

El camino de Haynes tiene un poco de todo, teniendo esa vena de periodista independiente ya desde sus inicios. Comenzó en esto del periodismo cubriendo la actualidad de los Portland Trail Blazers por cuenta propia y sin ingresos mientras lo compaginaba con un trabajo de guardia de seguridad. Cobertura que le llevó a fichar por NBC Sports Northwest para informar sobre los Blazers ya de forma profesional. Desde entonces, Haynes ha rebotado por ESPN, TNT, Yahoo, Bleacher Report, NBA TV… 

Sin embargo, lo que le hace una figura realmente relevante en el panorama NBA es su amistad con Damian Lillard y la agenda que ha ido generando a partir de ella. Desde hace cosa de un año, Haynes trabaja mayormente por su cuenta, presentando sus scoops al estilo ‘Woj Bombs’, tratando de vestir sus informaciones con una identidad propia con su canal de YouTube o sus pequeños vídeos para X grabados en su rinconcito del hogar en un claro prueba/error.

Así se ha convertido en el mayor competidor de Charania, aunque antes ya colaba alguna exclusiva que se adelantaba a él y Wojnarowski de vez en cuando. No obstante, siendo francos, no representa una contraposición cerca de asemejarse a la que Shams ejercía con Woj. Ni siquiera fue más rápido informando de la rescisión de contrato de su amigo Lillard, quien se enteró de la misma por el tweet del periodista de ESPN. Sí aportó algo de contexto destapando que a Giannis Antetokounmpo no le había hecho mucha gracia el movimiento. 

Esto redunda en los peligros de que Charania sea dueño y señor de la información en la NBA. Porque, poco se ha escrito, la flamante estrella de ESPN trabaja con mucha información sesgada y no tiene la mano e inteligencia para ponerle cortapisas a lo que le cuentan agentes y directivos que tenía Woj. Su afán de protagonismo le empuja a publicar cualquier cosa con tal de ser el primero. Charania es una marioneta del sistema y la falta de competencia real empobrece la comunicación hasta extremos preocupantes. De momento, a la NBA y su entorno mediático no parece importarle, pero al aficionado le urge la aparición de ese ‘nuevo Shams’ que no parece divisarse en el horizonte. 

(Fotografía de portada de Yahoo Sports)

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