Trail Blazers, qué rama del árbol agitar; esa es la cuestión

La franquicia de Oregon afronta el cierre del mercado de traspasos con la necesidad imperiosa de moverse para corregir su flácida temporada

Se acerca el deadline de traspasos y un candidato a hiperactividad permanente en los despachos se encuentra en los Portland Trail Blazers. Su temporada está en las antípodas de lo que esperaban en Oregon después de haber tocado final de conferencia el pasado curso (cayendo 4-0 ante los Warriors). El desaguisado es tal que en el presente ejercicio no figuran ni en posición de playoffs; son undécimos (16-24) en el embotellado Oeste. Y lo peor es que no hay visos de mejora después de ocho derrotas en las últimas diez citas. Alarma y de las gordas en Portland. Toca actuar sin dilación.

Un despropósito detrás de otro en las primeras semanas (5-12) y la posterior tracción a remolque todo el curso anticipaban que algo no se había hecho a derechas durante el verano. Aun habiendo llegado tan lejos en 2019, las oficinas de Portland no vieron problema en deshacerse de hasta ocho jugadores de los 13 que más minutos disputaban la pasada campaña. Las bajas que más daño hicieron fueron quizá las de perfiles como Al-Farouq Aminu o Maurice Harkless; aleros altos, fuertes, móviles, versátiles y defensivos que aportaban toda la fuerza y equilibrio necesarios para que Damian Lillard y C.J. McCollum pudieran volar los fuegos artificiales.

Se la jugaron, mucho, el pasado verano los Blazers con contrataciones arriesgadas. Jugadores que no habían mostrado demasiado en los últimos años o que venían de temporadas ‘reguleras’: Kent Bazemore, Mario Hezonja, Anthony Tolliver o Hassan Whiteside. Y para colmo, les habían maltratado las lesiones, con Jusuf Nurkic, Rodney Hood o Zach Collins fuera de combate.

La cuestión es que los Blazers empezaron la temporada desangrándose atrás. La defensa era el origen de todos sus achaques, que luego continuaban por un ataque menos fluido y acertado que en el pasado ejercicio. La cosa no ha mejorado y el equipo de Terry Stotts sigue sin teclear el comando indicado: es el séptimo con peor defensa cada 100 posesiones (111,8).

La llegada de Carmelo Anthony no ha estado mal, para él sobre todo, pero tampoco ha servido para ahuyentar el mal endémico. Así, la situación actual de los Blazers les convierte en un arma potencialmente inflamable en el final del mercado de traspasos. Tienen que mover ficha(s) y seguramente lo hagan.

Whiteside y Bazemore

Una de las preguntas clave ahora mismo es qué rama del árbol agitar para intentar mejorar el resto. La única pieza innegociable parece Lillard, y el resto podrían tener mayor o menor valor en el escaparate; pero disponibles estarían todos los demás.

Dos respuestas fáciles resultan Hassan Whiteside y Kent Bazemore. El pívot viene rindiendo de manera acertada en las últimas fechas pero, como el del alero, posee un contrato que caduca en junio, expiring, y por ello altamente traspasable. Más si cabe dado que el experimento de esta temporada no ha funcionado en Portland y hay necesidad de mejoras urgentes para al menos salvar el año alcanzando los playoffs.

De ese modo, tanto Whiteside como Bazemore son los jugadores con los que más fácil sería apretar el gatillo. El periodista Chris Haynes (Yahoo! Sports) aseguró hace algunas semanas que le sorprendería si ambos acabasen la temporada en los Blazers. Y razón tiene; a día de hoy parecen carne de traspaso. Si no los dos, al menos uno de ellos. Pueden ser la moneda de cambio para que lleguen refuerzos adecuados, los que no lo hicieron en verano. Y para apuntar todavía más en esa dirección, son herramientas útiles en una negociación dado todo el dinero que liberan de cara a la temporada que viene. Franquicias en plena reconstrucción (como Cleveland o Detroit) matarían por adquirir un contrato así a cambio de las vacas sagradas de sus respectivos naufragios.

Apuntar a Kevin Love

Una de las incorporaciones que habían sonado como posibles es la de Kevin Love. El ala-pívot de los Cavaliers —nacido en Santa Mónica pero criado en Oregón— no posee cualidades naturales para arreglar el problema, aunque sí podría ser de utilidad toda vez que Jusuf Nurkic, a quien no se espera mínimo hasta febrero, volviera con sus aptitudes defensivas intactas.

Si Love interesa de veras, el contrato por el que adquirirle está claro: Hassan Whiteside (27 millones de salario) ha recuperado un cartel potable de reboteador y taponador y, dado su carácter de expiring, supondría un alivio económico fulgurante para las cuentas de Cleveland. Los Cavs aceptarían con los ojos cerrados; claro que no está tan claro que los Blazers fueran a morder el anzuelo con Love y sus todavía más de 90 millones pendientes en las siguientes tres temporadas. Podrían estar acordándose de esa extensión de contrato varios años en Ohio, todos los que no consiguieran traspasarle.

¿Y si la llave es McCollum?

Tampoco sería una locura —sí más difícil— que el elegido para salir y tunear el resto del roster fuera C.J. McCollum. El escolta no está completando una mala temporada (21,7 puntos, segunda mejor marca de su carrera) aunque supone una pieza de élite para conseguir otras que complementen mejor a Lillard. Él podría ser la llave. De hecho, McCollum estuvo siempre escoltado por la corriente de pensamiento de que tenía que ser el sacrificado para que Portland pasase al siguiente nivel. Aquel sambenito cesó con la final de conferencia del pasado curso pero podría reanudarse si la embarcación no termina despegando en el presente.

Poco o nada probable resultaría que el elegido fuera Nurkic, lesionado de larga duración desde comienzos del 2019 y que aportó un formidable resultado la pasada temporada.

La cuestión es que algo tienen que hacer los Portland Trail Blazers antes del 6 de febrero. Han de tocar algún cable para que la estructura pueda volver a coger electricidad suficiente. Si esos sacrificios fueran por medio de Whiteside o Bazemore (19 millones de sueldo), jugadores que aportan la ventaja de liberar mucho salario a corto plazo, el movimiento podría ser maestro. Si no, tocaría explorar alternativas menos deseables pero no por ello menos necesarias.

El pasado curso desveló que el perfil de alero de corte defensivo, con físico, centímetros y tiro de tres, le viene como un guante al líder de la manada, Lillard. Conociendo esa información, los perfiles a los que tendrían que apuntar los Blazers antes del deadline podrían estar más o menos definidos. Otra cosa sería que diesen con el movimiento adecuado. Se encuentran a tiempo de despertar una temporada difícil de mirar para ellos; pero tienen que actuar rápido. No en la cancha —que también— sino en los despachos. La cuestión en este caso está muy clara.

(Fotografía de portada: Steve Dykes/Getty Images)


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