Au revoir: cura de humildad

No tiene una duración exacta. No es biológico ni generacional, aunque se mueve en un espacio de tiempo bastante semejante. El ciclo de vida del Team USA se mide en títulos y siguiendo una línea continua. Una línea que avanza en pendiente, suave pero constante cuesta abajo… y a la mínima que se interrumpe vuelve a empezar. El ciclo de la imbatibilidad. Del orgullo yankee; en la tarde de hoy herido. Apaleado.

Por ello, acción-reacción… que tiemble Japón. Arrebato de barras y estrellas. No habrá ‘Team C’ en los JJ..OO., ya lo adelantamos.

Borrachos de victoria

No le convencía esta selección a Antoni Daimiel. Ni a él ni a nadie. Un vestuario configurado a base de renuncias y que ni la presencia a los mandos de una leyenda como Gregg Popovich y otro mito inminente en Steve Kerr, habían servido para espolear a muchos jugadores que prefirieron alargar sus vacaciones y disfrutar del Mundial en pantuflas y por la tele.

Oros olímpicos en 2012 y 2016. Campeones del mundo en 2010 y 2014. Vigentes defensores del FIBA Américas… la despensa a reventar de títulos. Ellos, ahítos y aburridos. Con lo excepcional nuevamente convertido en rutina, representar al tío Sam en las citas internacionales había perdido valor y gran parte del entusiasmo recuperado en la última década. Y hoy, ante una Francia colosal que merece el más gigantesco de los reconocimientos, pasó lo que sabíamos que perfectamente podía pasar. No cayó un Dream Team, pero sí el Team USA.

Avec classe

En exceso se había hablado de Serbia, bastante de Australia y demasiado poco del combinado francés. Quizás porque de entre sus NBA –que no le faltan en el quinteto– sólo Rudy Gobert parecía granjearse a estas alturas el respeto suficiente.

Pero en el Dongguan sucedió que sólo el pívot de los Jazz rindió a su habitual nivel NBA. Los demás, sus homólogos en la liga a la orden de Vincent Collet, no.

Hoy no hubo sobrepagados por Francia. No hubo busts del Draft ni engendros propios de la tercera unidad. Hoy, Frank Ntilikina, Evan Fournier, Nicolas Batum y Nando de Colo jugaron como un día se esperó que siempre lo hicieran cuando se escuchó, por vez primera, su nombre sobre la tarima de la Green Room. Y Gobert fue Gobert. El Jugador Defensivo del Año, el obelisco galo y el faro que ilumina el camino a las semifinales del Mundial y un tempranero regreso a casa de los (siempre) favoritos sobre las frías aguas del Pacífico.

También hoy en Salt Lake City, más allá del sufrimiento patrio, deben estar más que contentos. Pues su center en los Jazz, que hoy tenía en frente a su compañero de equipo Donovan Mitchell (y a quién le ha puesto un gorro descomunal y lapidario en el último minuto del partido), se ha ido hasta los 21 puntos, 16 rebotes, 3 tapones y 36 de valoración en una de las actuaciones más memorables de los últimos Mundiales.

Y el mismo Mitchell, primera espada anotadora en la franquicia, ha sido hoy el mejor de entre los norteamericanos, con 29 tantos, pero que en casi ningún momento se ha visto arropado por el resto del equipo, errático, anárquico y superado por el espectro FIBA, que les acerca el triple pero les aleja tremendamente del aro cuando, ida la regla de los 3 segundos defensivos, se te planta delante un muro de nombre Gobert.

Relevos y rebote

La defensa en zona planteada por Collet forzó a los de Pops a tirar de triple, que sólo cuando les entraron de manera consecutiva en el tercer cuarto (7/20) lograron colocarse momentáneamente por encima en el marcador.

No obstante, el encuentro se dirimió principalmente en el rebote, donde los galos fueron un ciclón. 44 rebotes totales, por los 28 de su oponente,… ¡13 de los cuales ofensivos! Con los porcentajes de acierto más o menos parejos, las segundas oportunidades fueron clave.

Por el Team USA, tan solo Kemba Walker y Marcus Smart, con 10 y 11 puntos respectivamente, lograron acompañar a Mitchell en dobles dígitos en anotación, mientras que por la selección de Francia, Gobert estuvo ofensivamente bien rodeado por Fournier (22), De Colo (18) y Ntilikina (11), a quien este partido (con dos grandes penetraciones en la segunda mitad) ha rehabilitado más que a ningún otro.

Fue Fournier, escolta de los Orlando Magic, a base de triples (4/8), quien mantuvo a su equipo a flote en la primera mitad, tomándole el relevo los mencionados De Colo y Ntilikina cuando a éste se le apagó la llama del mechero. Mientras, a cada minuto, crecía y crecía la sombra abrumadora de Gobert.

Primeras ‘semis’

Este triunfo (79-89), pues, significa dos grandes cosas: que, por el bando ganador, disfrutaremos de un apasionante Francia – Argentina en el primer cuadro de semifinales, y, por el del vencido, que estamos ante la primera derrota de la selección de Estados Unidos en 13 años. Se dice pronto.

Mucho que digerir pero no tanto que reflexionar. Es lo que tienen los miércoles. Resacas de Taco Tusday.

(Fotografía de portada de Lintao Zhang/Getty Images)


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