Estando así, se convierte en casi imparable.
LaMarcus Aldridge fue la pieza clave en la victoria de los Blazers en Denver por 103-105, demostrando su potencial en la pintura y que sabe tirar del carro del equipo cuando éste le necesita.
“Sabíamos que no iba a ser sencillo, porque ellos estaban jugando su mejor baloncesto. Sabíamos que iba a ser mucho más difícil”, recalcaba el jugador tras acabar el encuentro.
Anotó su máximo de la temporada, con una cifra que asusta: 39 puntos. Pero no sólo se quedó ahí.
En los últimos segundos y con el marcador empatado a 103, Aldridge recibió el balón y en vez de afrontar él el tiro, decidió asistir a Robin López para que lograse la canasta de la victoria para Portland.
“Todo el mundo pensaba que dispararía si tocaba la bola”, señaló Aldridge. “Así que traté de dársela a López”.
No fue un pase sencillo y más cuando Aldridge admitió que apenas practica las asistencias en los entrenamientos: “Nunca, te lo juro, nunca lo hago”.