Pocos meses después de levantar su cuarto anillo en los últimos ocho años, Golden State ha comenzado con mal pie su defensa del campeonato. Pese al último festín ante los Spurs, los Warriors suman un récord de 6-8 en el que solo han ganado un partido fuera de casa. Exceptuando a Stephen Curry y algún jugador más, las dudas se propagan por todos los rincones de la Bahía de San Francisco. La confianza despositada en el núcleo joven aún no da frutos y Wiseman volverá a la G League. Poole ha refrendado su jugoso nuevo contrato con manifiesta irregularidad. Klay Thompson también pasa por malos momentos. Sin embargo, Draymond Green prefiere quitar hierro al asunto. «Sinceramente, no me quita el sueño ahora mismo» declara el jugador refiriéndose al momento que vive el equipo.
Su comentario no es naif ni pinta un escenario ideal. Evidentemente. «Las dificultades son reales. […] Hay un par de cosas que debemos corregir y que, honestamente, venimos corrigiendo en los últimos partidos» reconocía antes de enviar un mensaje de tranquilidad. «Acabaremos ganando partidos porque sabemos cómo hacerlo. Pero los partidos se ganan en los márgenes y tenemos que ser mejores en esos pequeños detalles». A pesar de llegar al inicio de curso con la sombra de su episodio violento con Jordan Poole acechando, Green es uno de los que mejor ha iniciado la temporada de los Warriors. Este es su último año de contrato y el equipo no ha querido extender el mismo ni planea en hacerlo en el corto plazo.
Esta misma noche los de Steve Kerr viajan a Phoenix para enfrentarse a los Suns. Comenzarán el partido fuera de puestos de play-in y la victoria no les asegura la plaza en el torneo previo a los playoffs.
(Fotografía de portada de Christian Petersen/Getty Images)