Los Milwaukee Bucks arruinaron la noche inaugural a Houston al imponerse por 111-117 en el primer encuentro de ambos equipos en la presente temporada. Los de Wisconsin comienzan el curso dando evidencias de seguir siendo un equipo de lo más competitivo, pues fueron capaces de sobreponerse a distintas complicaciones para acabar llevándose el triunfo de la cancha de uno de los claros aspirantes a todo.
La adversidad más obvia que afrontaron los de Budenholzer fueron los 16 puntos de desventaja con los que llegaron al descanso, fruto del gran trabajo los Rockets, guiados por el ímpetu de Russell Westbrook y los puntos de James Harden. El base trató de impresionar en su debut oficial con los texanos, y aprovechó su agresividad y su facilidad rompiendo defensas para sacar su versión más generosa e irse con 7 asistencias al descanso. Por su parte, Harden se fue con 15 puntos que daban a los suyos una cómoda ventaja con el 66-50, pero la situación no iba a durar mucho.
Vital pero no imprescindible
Giannis Antetokounmpo decidió entonces que había que ponerse el mono de trabajo y volver a las andadas. El vigente MVP quiso demostrar que, si bien en el Mundial estuvo lejos de ser él mismo, en la NBA se mueve como pez en el agua y resulta por momentos casi indefendible. El griego se hizo amo y señor del partido: aseguraba los rebotes en el propio aro, conducía las transiciones, anotaba desde fuera o desde la pintura, asistía tras generar ventajas…
Así, los números del heleno fueron creciendo y la ventaja fue disminuyendo hasta que Ilyasova, tras un rebote ofensivo, puso el 90-91 que daba a los Bucks su primera ventaja del partido. Esta duró poco, ya que los Rockets reaccionaron rápido, pero Milwaukee aguantó el golpe y, con un triple de Khris Middleton que significó el 95-96, tomó la delantera para ya no soltarla jamás.
La cosa marchaba muy bien para Budenholzer y los suyos cuando, con 95-101 y casi seis minutos por jugarse. Giannis cometió su sexta falta. El heleno tuvo que marcharse al banco con 30 puntos, 13 rebotes y 11 asistencias, pero aunque los locales amenazaron con recuperar el liderato sus compañeros supieron sellar el triunfo gracias al acierto de secundarios como Brook López o Wesley Matthews, que alcanzó los 14 tantos en su primer partido con el equipo.
Trabajo por delante
Mientras todo esto ocurría, James Harden vivía un apagón completamente inusual. Tras irse con 15 puntos al descanso, la Barba no volvió a anotar una canasta en juego en todo el encuentro, y de hecho terminó con datos tan pobres como son un 1/8 en triples y siete pérdidas de balón que le hicieron quedarse en 19 puntos. Aunque trató de compensar su falta de anotación con su capacidad para asistir (repartió 14 asistencias), los suyos echaron de menos sus canastas cuando los Bucks, ya sin Antetokounmpo, se aferraban al triunfo con todo lo que tenían.
Westbrook, por su parte, sacó su versión más anotadora en la segunda mitad, en la que, por contra, no repartió ninguna asistencia. El base acabó con 24 tantos, 16 rebotes y 7 pases de canasta, cifras notablemente mejores que las de su compañero de backcourt que, sin embargo, no sirvieron para debutar con victoria.
La compatibilidad de ambos jugadores generó dudas en el momento del traspaso, y tras este primer tropezón se preguntó a D’Antoni al respecto. Este, consciente de que hay mucho que ajustar pero también mucho tiempo por delante, ironizó al respecto: «Van a estar bien. Es triste decirlo, pero no vamos a conseguir ganar 82 partidos este año. Al menos aún podemos ganar 81».
Además del famoso dúo, destacaron en los locales P.J. Tucker y Clint Capela. El primero terminó con 17 puntos tras anotar 5 triples en ocho intentos, mientras que el pívot empezó el año con un doble-doble de 13 tantos y 12 rebotes.
(Fotografía de portada: Tim Warner/Getty Images)