Karl-Anthony Towns pudo vivir el regreso soñado a Minnesota. Ya de por sí, el pívot es conocido por su energía hasta cierto punto infantil, pero ayer en el Target Center parecía un niño esperando los regalos de Santa Claus. No se le desdibujó la sonrisa, amplia como una media luna, en toda la previa del partido. Y, una vez empezó, exhibición individual, coral y paliza. Lo cual hace que en Minny las cosas no fuesen tan felices.
Los Timberwolves naufragaron totalmente en ataque a partir del inicio del segundo cuarto y Anthony Edwards llegó a vestuarios tras el partido con muchas ganas de rajar. Fue seguramente en ese momento cuando se acordó de la multa que le había caído recientemente por hablar positivamente de sus compañeros. «No tenemos una mierda en ataque. No tenemos identidad. Diría más cosas pero a algunos no les va a gustar lo que diga», iniciaba el escolta.
Anthony Edwards on the Wolves' offensive identity
— Dane Moore (@DaneMooreNBA) December 20, 2024
"We don't have shit on offense. We don't have no identity. We know I'm gonna shoot a bunch of shots, we know Ju gonna shoot a bunch of shots, and that's all we know." https://t.co/Lh3W8sFRtL pic.twitter.com/HR6udkJlr7
«Sabemos que yo voy a lanzar muchos tiros. Que Ju [Julius Randle] va a lanzar muchos tiros. Y eso es todo lo que sabemos. No sabemos realmente nada más. Y no es culpa de los entrenadores. Va en nosotros. Somos nosotros los que estamos ahí fuera jugando, dijo ya más serio la estrella de los Wolves.
Minnesota se quedó en apenas 107 puntos maquillados en los minutos de la basura del último cuarto después de que Tom Thibodeau rotase yendo ya 30 arriba a falta de diez minutos. El propio Edwrds solo logró 17 puntos en 16 tiros, Randle firmó un gran inicio y terminó con 24, pero Anunoby le forzó a cometer 5 pérdidas. El resto del quinteto titular sumó 14 puntos. Cifras insostenibles en un equipo que ha empezado a encajar las piezas defensivas y ve cómo el ataque le empieza a fallar.
(Fotografía de portada de Bruce Kluckhohn-Imagn Images)