«Imparable», pronuncia Anthony Edwards con todo el dramatismo que le es posible en su charla reciente con The Athletic. «Todo lo que quiero oírles decir es que no pueden defenderme. No. Podemos. Defenderte». Lo interesante está en lo que implica desearlo para la estrella de los Minnesota Timberwolves.
Edwards es uno de esos jugadores a los que aún no se les conoce un paso atrás. Quizás sí momentos puntuales de dudas, como los inicios con Rudy Gobert como pívot y lo que suponía aquello para su juego interior, o el arranque de la pasada campaña, cuando se quejaba por recibir dobles marcas constantes.
Por mucho que al de los Wolves le persiga cierta mala fama extradeportiva, lo cierto es que lo que se ve en cancha es el resultado de un profesional insatisfecho a pesar de ser uno de los mejores jugadores del mundo. El curso pasado acabó demostrando su evolución en la lectura de esos esquemas que buscan quitarle el balón de las manos y, sobre todo, terminó como máximo triplista de la competición. Para la campaña entrante, se ha rumoreado que Ant ha estado trabajando en su juego al poste. Aspecto donde ya tenía recursos, pero al que quiere poder acudir más a menudo.
Anthony Edwards: «Llegaré a una altura donde sea imparable»
Hay momentos en los que Edwards se siente a sí mismo como el mejor jugador del mundo. Pero él mismo admite no ser del todo imparable como, por ejemplo, lo ha sido Shai Gilgeous-Alexander esta temporada. Ya que, a pesar de su nivel, sigue habiendo valles de rendimiento en su baloncesto que a veces llegan en los momentos más críticos. «No vamos a pisar las finales sin vencer a Luka [Doncic] o Shai. Voy a seguir mejorando».
Y dentro de todas estas ambiciones individuales, el verdadero objetivo: ganar un campeonato en Minnesota. «No os preocupéis por ello. Haré que suceda. Voy a llegar a una altura donde ellos no puedan pararme». Aquí sí, demostrando su infinita confianza.
(Fotografía de portada Brett Davis-Imagn Images)