Austin Rivers está realmente feliz de haberse ido a Los Angeles.
Ser entrenado por su padre es un acontecimiento novedoso en la NBA, pero el jugador ha preferido naturalizar la situación en sus primeras palabras como miembro de los Clippers.
«Lo primero que hice al saberlo fue llamar a mi madre», confesaba Rivers para ESPN. «Ella va a tener que lidiar con esto. Al final de todo, mi trabajo es jugar y competir, eso es todo. No es como jugarme el tiro en el último segundo. Sé cuál es mi papel aquí. Sé que Paul y Griffin son los líderes».
Austin nunca esperó haber jugado con su padre, viendo que es un hecho que nunca se había dado y que entraña muchas combinaciones a la hora de realizar traspasos.
«Él siempre se ha ocupado de sus cosas y yo de las mías», añadió Austin. «Y, para ser honestos, jamás pensé que sucedería. Me llamó y me preguntó si estaría interesado porque ellos me necesitaban. Cuando me lo dijo, era una de esas cosas que tenía que sopesar. Me tomé un día para pensar si podría funcionar, y lo acepté».