El próximo jueves 10 de marzo los Brooklyn Nets se enfrentarán a los Philadelphia 76ers en el Wells Fargo Center. Lo harán con todo el morbo que se le presupone a un cruce entre los dos equipos protagonistas del gran traspaso del último mercado. Con el agravante de las situaciones en las que Simmons y Harden salieron de sus anteriores equipos. Por suerte o desgracia, Ben Simmons, aquejado de dolores en su espalda, no jugará el partido. Aunque sí viajará a Philly para animar a sus compañeros desde el banquillo.
Buscando que el morbo llegase hasta límites insospechados, hace unas semanas se rumoreaba que este sería el primer partido de Simmons con la camiseta de los Nets. Se creía que llegados a este punto el australiano ya habría superado sus dificultades anímicas lo suficiente como para volver a las canchas. Y, pese a dar la impresión de que ese tema ya está solucionado, la aparición de los problemas de espalda ha dado al traste con el drama que se había forjado. Simmons está totalmente descartado para este partido y aún no hay fecha marcada para su regreso.
Ahora bien, sentarse en el banquillo ya supone una exposición tremenda ante la que fue su afición durante muchos años. Una hinchada conocida por su vehemencia incluso con sus propios jugadores. Que Simmons se plante el jueves ante un pabellón enfurecido demuestra hasta cierto punto que cree haber dejado atrás parte de sus inseguridades. Sobre todo porque la última vez que se postró ante ellos fue la noche en la que se le arrojó a los leones.
(Fotografía de portada de Tim Nwachukwu/Getty Images)