Algunos de pequeños lo llamaban hacer un «fly». El caso es que la posesión se agotaba, y un último extra-pass obligó a Blake Griffin a precipitar el tiro. Recibir y tirar en un sólo fotograma; un alley-oop en el que Blake no se colgó del aro pero que le valió tres puntos y el asombro del público. ¿Hasta donde llegarán los recursos de este chico que cuando aterrizó de la Universidad sólo era un dunker?