Bogut quiere echar raíces en Dallas

El año que viene es agente libre. Una tentación para ojear el mercado escasa a día de hoy par Andrew Bogut.

Entre el río de rumores de toda índole, hay uno que respira verdad. Cuando los Warriors cerraron el acuerdo con Kevin Durant y asumieron que debían traspasar su pívot titular, estos no se aprovecharon de la unilateralidad que les ofrece la ley de traspasos. Tuvieron absolutamente en cuenta la opinión del jugador. Y entre los que deseaban sus servicios, el australiano eligió Dallas.

Y a sus 32 años, no tiene ninguna necesidad de experimentar nuevas sensaciones con otras franquicias. No sólo porque el proyecto de los Mavericks resulta suficientemente atractivo, sino porque toda la gente de allí, y no sólo sus compañeros de plantilla, son una auténtica gozada de la que rodearse.

Enamorado de Texas

«Por lo que he visto hasta ahora me encanta», cuenta Bogut a NBA.com tras vivir sus primeras semanas en su nueva ciudad. «Encaja mucho mejor conmigo como persona. Me gusta California. Pero me quedo con Texas sólo por la mentalidad de su gente, que vive los días a un ritmo más tranquilo que en California, donde todo la vida discurre más atropelladamente. Aquí culturalmente son distintos, en el buen sentido».

Ha sido un flechazo. «Hay un montón de lugares a los que ir. Un montón de buenos restaurantes y buenas cafeterías, y muchísima gente agradable. La primera vez que llegué aquí no me podía creer lo encantador que era todo el mundo. La gente me decía ‘Hola. ¿Qué tal todo? ¿Cómo te va el día?’ cuando entraba en una tienda. Es algo que no ves ni escuchas en ningún otro lugar. Es la mentalidad de Texas. La gente es muy simpática conmigo. Si puedo quedarme aquí por mucho tiempo… sí, me encantaría».

Qué queréis que os diga. A mí también me encaja Bogut en Dallas. Ese aire tranquilo, propio de los grandes mamíferos que saben que no necesitan estar alerta porque no tienen ningún depredador que quiera devorarlos. Demasiado show en Oakland para el carácter sereno de Andrew.

Eso sí. En la cancha, no cabe duda, que los unos echarán de menos al otro y el otro a los unos. No obstante, estoy deseando que llegue el 25 de octubre, empiece el mambo, y ver que tal se compenetra en competición real con el otro paquidermo blanco de los Mavs, el bueno de Dirk.


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