Tras semanas de cierto silencio alrededor del estado de salud de Chris Bosh, ha sido el propio jugador -mediante un comunicado- quien ha llevado el optimismo a los aficionados NBA al asegurar que no tiene coágulos de sangre activos, lo que le hace mantener la esperanza en regresar a las pistas esta temporada.
«Sé que ha habido preguntas alrededor de mi salud y sobre cuándo jugaré de nuevo. Mi situación este año nunca ha sido una amenaza para mi vida. Mi siento bien y en estos momentos no tengo trombosis venosa. Junto con Miami Heat, estoy trabajando con los doctores, explorando la opción más precavida de tratamiento y dando todos los pasos necesarios para asegurar mi salud, tanto por mí como por mi familia y el equipo. He estado trabajando y entrenando con el equipo, viendo vídeos de los partidos y siempre presente en los partidos de casa aunque no fuese visible para el público. Continuaré apoyando a mis compañeros todo lo que sea posible. Me mantengo positivo y espero que esto me permita regresar esta temporada. Verdaderamente aprecio todo el apoyo recibido», reza el comunicado facilitado por Jason Lieser de The Palm Beach Post.
La intención del jugador choca con las informaciones manejadas hasta hace dos semanas, cuando The Vertical informó de que el equipo estaba animando al jugador a permanecer alejado de las canchas lo que restaba de campaña.
Sea como fuere, lo cierto es que ninguno de los médicos consultados hasta el momento ha podido asegurar que Bosh está en disposición de regresar este año, por lo que yo me quedo, más allá del deseo del jugador, con que salga de él mismo la noticia de que su salud no corre peligro alguno.
En el apartado deportivo, la franquicia de Florida ha sabido manejarse bien sin su estrella, tanto es así que acumulan un 8-3 desde el All-Star, algo a lo que también ha ayudado la adquisición de Joe Johnson.
Pensando en la postemporada, claro está que la presencia de Bosh multiplicaría las opciones de los Heat, pero no es menos cierto que si existe el más mínimo riesgo, nunca merecerá la pena verle jugando.