Comenzó la temporada por la circunvalación más trágica posible. Adiós a la temporada de Gordon Hayward y quién sabía si (¿para siempre?) al objetivo por el que ficharon al propio ex de Utah y a Kyrie Irving. Pero Boston Celtics muestra síntomas inequívocos de levantamiento.
Tras dos derrotas iniciales que situaban su frecuencia cardíaca en un peligroso 0-2 (derrotas ante Cleveland y Milwaukee) han llegado cinco victorias seguidas (Philadelphia, New York, Milwaukee, Miami y San Antonio).
Nadie conseguía tantas victorias tras haber encajado dos derrotas seguidas desde hacía quince años, como pudo hacerse eco NBA Stats. Y Boston debe gran parte de su éxito al gran empleo de la defensa que está ejecutando el conjunto de Brad Stevens.
Segundo conjunto que menos puntos encaja por partido (94,9) y el mejor rating defensivo —puntos cada 100 posesiones— (97,8) de toda la liga. Cerrojo interior con una enorme presencia de Al Horford, Aron Baynes y los jóvenes de la segunda unidad.
Paso adelante de Kyrie Irving, Al Horford, los dos jóvenes más importantes (Jaylen Brown, 15,4 puntos por noche, y Jayson Tatum, 14,) para haber derribado un hito inmaculado desde hace década y media. Los objetivos han cambiado en Boston tras el primer partido de la temporada, no obstante siguen siendo un gigante del Este. Sobre todo con la increíble gestión de crisis y lectura de situaciones de los sistemas de Brad Stevens.