La salida de Marcus Smart ha sido un duro golpe para muchos aficionados de Boston. El base era uno de los jugadores más queridos de la afición, y, sobre todo teniendo en cuenta que inicialmente se anunció que el hombre que se marcharía a cambio de Porzingis sería Malcolm Brodgon, verle poner rumbo a Memphis ha sido doloroso. El propio Brad Stevens, general manager de la franquicia, comparte este sentimiento, pero reconoció que son decisiones que a veces es necesario tomar.
«Lo dije al principio de verano: necesitábamos equilibrar nuestra plantilla e íbamos a buscar las mejores formas de hacerlo» comentó. «Y con eso me refería a que era probable que dejásemos salir a jugadores muy, muy buenos. Nos planteamos ‘¿cuál es nuestra mejor oportunidad para mejorar?’ Y para eso, a veces tienes que tomar decisiones muy duras».
«El mejor legado que puedes dejar es la sensación de que un lugar está que cuando llegaste, y creo que todos sentimos eso con él. Siempre será muy querido por muchas razones. Todo el mundo ama el tipo de jugadas que hace y lo duro que juega, pero también su trabajo en la comunidad. Todos le estamos muy agradecidos y es una pena verle marchar».
Este tipo de decisiones son siempre difíciles de tomar, pero a veces intentar mejorar requiere hacer este tipo de sacrificios emocionales. Algo similar ocurrió cuando DeMar DeRozan salió de Toronto para recibir a un Kawhi Leonard que llegaba generando muchas dudas tras pasarse una temporada sin jugar, pero el anillo conseguido un año después hizo que fuera más fácil de olvidar. ¿Podrá Boston decir lo mismo en 12 meses?
(Fotografía de portada: Michael Reaves/Getty Images)