Ayer Bradley Beal regresó a Phoenix después de una etapa bastante sombría jugando con los Suns. Beal fue la gota que colmó el vaso en la megalomanía de Matt Ishbia. Preocupado por construir un superequipo a toda costa, lo que terminó por descuidar los cimientos. Los aficionados tomaron al escolta como cabeza de turco y ayer, ya como jugador de los Clippers, se lo recordaron con abucheos durante toda la velada.
Su partido fue horrible, quedándose en 5 puntos, 1 asistencia, 2 pérdidas y 2/14 en tiros de campo sin James Harden ni Kawhi Leonard al lado. Su inicio de campaña con los Clippers tampoco está siendo mucho mejor, comenzando con restricción de minutos y promediando poco más de 7 puntos. Con todo y con ello, Beal tuvo fuerzas para reprochar cosas de su etapa en Arizona.
«Cuando me pides que ponga bloqueos y juegue en el dunker spot, no soy Brad Beal. Soy otra persona», le cuenta a The Athletic sobre el rol que tenía con Frank Vogel y Mike Budenholzer. «¿Cuándo fue la última vez que lancé 14 tiros en Phoenix?». Una pregunta retórica que aludía a su falta de importancia en el sistema, pero cuya respuesta es: en su penúltimo partido allí y en 52 de los 106 que allí jugó.
«Aquí, aunque estuviese fallando, me animan a seguir tirando y me insisten en ser yo mismo. Es algo que te motiva», zanja. De momento, por diferente que sea el tratamiento, el resultado no es muy allá.
(Fotografía de portada de Mark J. Rebilas-Imagn Images)
