C.J. McCollum ha caído de pie en New Orleans. El escolta, traspasado hace dos meses desde Portland, se ha erigido como líder de los Pelicans ante la prolongada ausencia de Zion Williamson y los problemas físicos de Brandon Ingram en las últimas semanas. Es un papel que le gusta. Ya no se trata solo de ganar partidos, sino de ir formando una nueva mentalidad en el equipo, algo que cree que hacía falta.
«Necesitaban más liderazgo, más orientación, pero también necesitaban un tipo que realmente pudiese anotar con asiduidad. Pensé que podía encajar perfectamente… Fue una especie de bendición inesperada. Podía llegar a un lugar donde me necesitaran, pero también se trata de un lugar en el que podía mostrar todo lo que tengo por ofrecer», destaca.
No le falta razón. Más allá de los cambios que podamos ver a nivel de fortaleza mental, McCollum se ha mostrado como una pieza esencial para lo que ocurre sobre el parqué en cada encuentros; no en vano ha promediado 24,3 puntos, 5,8 asistencias y 4,5 rebotes en los 26 partidos de temporada regular que ha disputado con New Orleans. Pensando en el equipo, espera que tras su marcha éste sea mejor.
«Creo que mi papel va unido a cambiar la cultura aquí. Creo que todo el mundo ve en estos momentos a New Orleans de cierta manera, y cuando me vaya será diferente… Cuando se agote aquí mi tiempo y me vaya, la gente verá este lugar, y a mí personalmente, de manera diferente», sentencia.
El primer paso en esa dirección podría darlo esta noche. Los de Luisiana reciben en su cancha a San Antonio para dar el primer paso hacia playoffs en el torneo play-in. Si vencen, aún deberán superar a los Clippers en Los Ángeles para estar presentes en la postemporada como octavo cabeza de serie de la Conferencia Oeste.
(Fotografía de Justin Ford/Getty Images)