Es un debate clásico en la NBA. Un jugador puede ser talentoso y realmente bueno por sí mismo, pero la valoración de éste va mucho más allá de sus propios números. ¿Es justo? Cade Cunningham dice ‘sí’.
Pese a estar teniendo muy buenas actuaciones y moverse en un promedio de 22,2 puntos y 7,4 asistencias, el número 1 del draft de 2021 tiene claro que su despegue como estrella depende plenamente de que su baloncesto se traduzca en victorias para los Detroit Pistons; y claro, llevar ocho triunfos a estas alturas del curso 2023-24 no ayuda lo más mínimo.
«Tal como es la liga, premiamos ganar. La gente va a decir que todo lo que hago es vacío y sin sentido hasta que gane partidos. Eso es lo que planeo hacer. No hago comparaciones con otros jugadores. Sé que tengo nivel parar ser All-Star, pero no he ganado suficientes partidos. Lo respeto. Sé que una vez que haga eso, todas las demás cosas vendrán con ello», comenta a James Edwards III de The Athletic.
No le falta razón a Cunningham. Los resultados de los de Michigan han sido malísimos, pero al menos él ha demostrado tener amor propio y ser un líder para el equipo, ya que cuando peor estaban –han batido el récord de derrotas consecutivas en la NBA–, nunca dudó a la hora de dar la cara y mandar un mensaje contundente para que sus compañeros no agachasen la cabeza.
Respecto a su futuro, lo más normal es que en verano los Pistons le pongan por delante una extensión máxima a escala novato. Pese a las lesiones sufridas por el camino, Cunningham ha demostrado ser esa pieza en la que el futuro de Detroit debe apoyarse para florecer. Sí, en estos momentos parece imposible, pero más lo será si no está él.
(Fotografía de Christian Petersen/Getty Images))