DeMarre Carroll ha dejado Toronto Raptors, un equipo que lleva cuatro temporadas consecutivas en playoffs, para llegar a Brooklyn Nets, uno en el que la travesía por el desierto puede extenderse algunas temporadas más. ¿Está triste por ello? No.
Lejos de mostrar rechazo ante su salida de tierras canadienses, Carroll cree que es sin duda lo mejor para su carrera, ya que el papel que estaba teniendo en los Raptors distaba mucho del que imaginó cuando, allá por 2015, firmó un contrato de cuatro años y 60 millones de dólares.
«No estaba contento. Mi agente y yo pensamos que el movimiento de la bola iba a ser diferente, que iba a estar más orientado al equipo, pero seguía siendo más bien de uno contra uno, por lo que pensé en salir el año pasado, algo que no sucedió. Dicen que van a trabajar en hacer algo diferente y me encantaría verlo», expresa el alero a Toronto Sun antes de recalcar que le augura poco futuro al nuevo plan. «Cuando lleguen momentos adversos volverán al uno contra uno».
Cuestionado directamente por la pasada temporada, Carroll afirma que en el equipo no existía el mejor ambiente posible justo a consecuencia del estilo de juego, ya que se palpaba falta de confianza entre los propios jugadores.
«Lo más difícil de construir es la confianza en un plan. Se trata de que cada uno confíe en el otro. Este año sentí que muchos chicos no confiaban en los otros, y muchos sentían que no podían producir para el equipo ni tener la oportunidad de ello. Había falta de confianza en nuestro equipo y justo eso nos impidió avanzar».
Un pasado diferente
A nadie escapa que en los últimos años el balón ha pertenecido a Kyle Lowry y DeMar Derozan, quienes en un alto porcentaje optaban por jugársela en acciones individuales con el resto del equipo abierto. Ahora, desde la gerencia de Masai Ujiri, desean cambiar a ese juego colectivo que tanto enamoró en los Atlanta Hawks de la 2014-15, esos en los que Carrollo era un jugador esencial. Ahora espera recuperar su valía en tierras neoyorquinas.