En una noche aciaga en ataque para Anthony Edwards, por momentos pareció que Minnesota no tenía nada que hacer contra Denver. Sin embargo, Karl-Anthony Towns se negó a bajar los brazos. En el primer tiempo, cuando nada salía bien a los Timberwolves, el pívot mantuvo vivos a los suyos. En el segundo, cuando era remontar o caer eliminados, dio un paso al frente en la defensa ante Nikola Jokic. Su gran actuación fue clave en la victoria de los Wolves; tanto como para que su entrenador, Chris Finch, no escatime en elogios hacia él.
«Creo que puedes ver lo tranquilo y feliz que está ahora. Todos los jugadores jóvenes tienen un momento en el que piensan que pueden hacerlo todo por sí mismos, pero en esta liga nadie puede… No podría estar más feliz y orgulloso por él. Creo que a veces ha enfrentado muchas críticas injustas en lo que respecta a los playoffs», expresa.
Towns, elegido como número uno del draft en 2015, se fue en el Game 7 ante los Nuggets hasta los 23 puntos con 12 rebotes, 2 robos y 1 tapón. Estuvo realmente bien al igual que otros compañeros mientras Edwards se quedaba en un 6 de 24 en tiros de campo. El escolta atribuye todo el mérito del triunfo a sus compañeros.
«Fue difícil porque no pude encontrar mi ritmo esta noche, así que tuve que confiar en mis compañeros de equipo… Simplemente tuve que hacer las jugadas correctas durante el resto del partido. Así lo hice y mis compañeros de equipo acertaron los tiros. A reconocer lo que han hecho esos muchachos», sentencia.
(Fotografía de Matthew Stockman/Getty Images)