«Hablaré con mis hijos, mi esposa, mi familia y mi círculo cercano para tomar perspectiva», comenzó diciendo Chris Paul cuando le preguntaron por su futuro inmediato. Escuchar estas palabras de un jugador que pronto cumplirá los 39 años puede llevar a conclusiones precipitadas. Sin embargo, el base apagó fuegos. «Pero este no es el final de mi carrera, eso lo sé seguro».
Lo que está menos clara es su continuidad en los Golden State Warriors. Paul llegó el verano pasado a San Francisco en el traspaso de Jordan Poole, con el que el equipo buscaba reducir masa salarial a largo plazo. Este curso el Point God ha percibido 30 millones de dólares, pero solo le queda un año de contrato que, además, no está garantizado. Lo que quiere decir que los Warriors podrían rescindirlo sin tener que pagar un solo dólar. Eso sí, tendrían que tomar la decisión antes del próximo 28 de junio.
Cortar su contrato supondría cerrar la puerta a firmarle uno nuevo. Así que las opciones son tres. O bien Golden State decide absorber el contrato y seguir contando con Paul o bien decide utilizar ese salario para trapasarlo o directamente renuncia al jugador y a esos 30 millones que le restarían por cobrar.
La opción lógica
Lo más probable dadas las recientes indicaciones del propietario Joe Lacob de evitar el segundo apron del impuesto de lujo o, preferiblemente, el propio luxury cap, es la tercera. Es decir, aliviar carga salarial fulminando su contrato. «Ni siquiera lo he pensado, estaba demasiado concentrado en la temporada y el partido de hoy. Cuando llegue el momento me sentaré a hablar con Mike Dunleavy y Steve Kerr y llegaremos a una conclusión», zanjaba Paul.
Si por Steve Kerr fuese, CP3 continuaría la temporada que viene en la Bahía. «Ha hecho un trabajo excepcional siendo nuestro base suplente», decía tras la eliminación en Sacramento. «Va a ser una offseason dura, pero ojalá Paul pueda seguir». Menos de un año después de que el mundo del baloncesto frunciese el ceño extrañado por la conjunción entre Chris y los Warriors, sus compañeros se deshacen en elogios. «Ha sido todo un honor que no hubiese pensado vivir en mil años», pronunció Draymond Green.
(Fotografía de portada de Ezra Shaw/Getty Images)