Chris Paul se adueña del último cuarto para dar a Phoenix el 2-0

Los Suns ya están a mitad de camino de las Finales del Oeste. El cuadro de Arizona se hizo con la segunda de las cuatro victorias necesarias tras derrotar a los Mavericks por 129-109, volviendo a exhibir su contundencia y a demostrar por qué ha habido 12 triunfos de diferencia entre unos y otros en temporada regular. Los de Monty Williams han cumplido por tanto en estos dos primeros partidos en casa, y viajan ahora a Dallas sabiendo que, de robar al menos un partido a domicilio, volverían al Footprint Center con la serie lista para sentencia.

Este segundo duelo fue en cierto sentido la antítesis del primero. Si en aquel Phoenix se hizo desde muy temprano con una amplia ventaja y gozó de una comodidad que no quedó reflejada en el marcador, en esta ocasión la amplia distancia final es quizás injusta con los Mavs, que aguantaron mejor de lo que dice el electrónico. Las diferencias fueron muy cortas durante los tres primeros cuartos, con los visitantes contando incluso con alguna ventaja en ellos, aunque sí es cierto que no tuvieron opción en cuanto los Suns se pusieron en modo trituradora en el tramo final.

Los de Kidd no pudieron hacer nada para contener a un Chris Paul en estado de gracia que volvió a hacer de las suyas en el cuarto periodo. CP3 anotó o asistió los primeros 19 puntos de los suyos en dicho cuarto, dando inicio a un parcial de 38-8 que convertiría un partido igualado en una verdadera masacre y llevaría la diferencia hasta los 27 tantos (124-97).

El base logró así terminar el duelo con 28 puntos y 8 asistencias, situándose como el mejor de los locales junto a Devin Booker y sus 30 tantos. El escolta supo ceder las riendas a Paul en el último cuarto y no fue tan protagonista en los minutos que rompieron el duelo, aunque sí fue el encargado de rematarlo con tres triples consecutivos que sirvieron de sentencia y que hicieron a Williams sentar a los titulares a falta de 4 minutos.

Phoenix terminó así con las esperanzas de unos Mavericks a los que, de nuevo, Luka Doncic se estaba encargando de mantener con vida. El esloveno fue el máximo anotador tras alcanzar los 35 puntos con un 59,1% de acierto (incluido un 5/10 en triples) y logró además repartir 7 asistencias, pero volvió a encontrarse muy solo a la hora de remolcar un vehículo que, al menos en esta eliminatoria, no parece capaz de correr por sí mismo. Muchas de las virtudes exhibidas por sus compañeros en la serie ante Utah desaparecieron por completo, impidiendo a los texanos competir de verdad cuando los locales pegaron el acelerón.

Jalen Brunsons, que brilló en la primera ronda, volvió a pasar muy desapercibido y se quedó en 9 tantos tras firmar un 3/12 en el tiro, mientras que Spencer Dinwiddie, llamado a aliviar la carga de balón de Luka, tampoco estuvo nada fino y no pudo pasar de los 11. Solo Reggie Bullock, que llegó a los 16 puntos gracias a su 4/8 en triples, respondió con cierta eficiencia, pero no fue ni mucho menos suficiente para penalizar a un equipo que te obliga a rozar la perfección para ganarle un partido.

El Game 3 se antoja ahora como una victoria obligatoria para Dallas, no ya para remontar la serie, lo cual sería una auténtica proeza dada la eficiencia de los Suns, sino para darle algo de vida y evitar un 0-3 que ponga a Phoenix la barrida en bandeja. Uno de los tópicos de los playoffs es que los hombres de rol suelen rendir mejor en casa, de modo que veremos si la llegada al American Airlines Center da vida a los Mavericks y nos encontramos un baloncesto más parejo en los próximos dos duelos.

(Fotografía de portada: Christian Petersen/Getty Images)


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