Unos días después de coronarse como campeones de la Copa, los Milwaukee Bucks han sido devueltos a la realidad. Los Cleveland Cavaliers han recordado a los de Doc Rivers quién ha sido el verdadero rey de lo que llevamos de curso, aprovechando que llegaban con algo de resaca de la final four y con la ausencia de Damian Lillard para imponer su ley por un contundente 124-101 que sirve para mandar un mensaje muy unívoco: el equipo a batir sigue estando en Ohio.
Quedó claro desde muy pronto cuál iba a ser la tónica del encuentro, con los locales mucho más activos, centrados, y listos para desactivar a unos Bucks que vivieron exclusivamente de lo que pudo hacer Giannis Antetokounmpo. Pese a que el griego sufrió en los compases iniciales ante la presencia de Mobley y Allen en la pintura, logró ir tomándole el pulso al choque y terminar con 33 puntos y 14 rebotes, pero fue prácticamente el único en hacer acto de presencia para los suyos.
Con Middleton (14) y Brook Lopez (10) como únicos compañeros en dobles dígitos (también Beauchamp pero llegaron todos con el duelo decidido), nunca encontró apoyo para tratar de reducir una diferencia que crecía por minutos, y tuvo que acabar asumiendo que esta noche no iba a tener el mismo desenlace que la reciente final.
Da gusto verlos
En los Cavs, por el contrario, todo fluía como ha venido fluyendo desde la llegada de Kenny Atkinson. Agresividad con el bote, mucho movimiento sin balón y circulación rápida son los ingredientes perfectos para generar buenos tiros, y en un plantel con tan buenas muñecas es de esperar que muchos de esos lanzamientos abiertos vayan dentro. Y así ocurrió esta madrugada, en la que Cleveland anotó 20 de sus 43 triples intentados y encontró respuesta para cada mínimo amago de reacción de los Wisconsin, a los que no les quedó otra que desistir cuando se vieron casi 30 abajo al final del tercer cuarto.
Donovan Mitchell, con 27 puntos y 6 asistencias, fue como de costumbre el principal artífice ofensivo de los suyos, pero encontró apoyo en casi cada compañero que pisó el parqué en algún momento de la noche.
Con tres compañeros con al menos 15 tantos y otros dos por encima de los 10, el escolta hizo funcionar un ataque que lleva ya tres meses siendo una máquina perfectamente engrasada a la que muy pocos han sabido parar por ahora, y unos de ellos no fueron unos Bucks a los que, pese a su reciente éxito y quizás debido a él, les vino grande esta cita.
Cleveland consigue de esta manera escaparse algo más en su carrera por el primer puesto, aprovechando el tropiezo que sufrieron anoche los Celtics para conseguir 2,5 partidos de ventaja. De momento, parece que nadie puede seguirles el ritmo. Y noches como esta explican perfectamente por qué.